Capítulo 12

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『 °*• ❀ •*°』

El café amargo que ha comprado en un puesto cercano humea sobre el vaso descartable, al tiempo que se lo lleva a los labios, sin dejar de mirar con el ceño fruncido la entrada de aquél pequeño y abarrotado hospital. La calefacción trabaja en su máxima potencia luchando contra el frío de otoño, el cual se ha asentado en el reducido espacio de aquél coche de policía.

El pequeño gorro de lana que guardaba en la guantera cubre su cabello oscuro, y él no puede estar más agradecido con su paranoico compañero Kim, quién se había olvidado hace tiempo la pequeña prenda en el coche y hoy YoonGi la usaba para combatir el aire helado que enfría sus facciones. No sabe cuánto tiempo ha estado esperando a que JiMin salga de aquél lugar, pero si puede intuir que su paciencia no durará mucho. El pelinegro sospecha que el rubio le ha estado mintiendo, y no duda que fuera verídico, porque tonto no era y sabe que el chico no tiene a nadie quién le ayude o eso presiente.

En una parte de su cabeza estaba esa pequeña posibilidad de que fuera verdad, y ese tal amigo Jackson si viniera por Pink y tal vez, solo tal vez, él esté actuando como un maniático y acosador de primera, pero solo era eso, una posibilidad. Además, tiene un informe que llevar al comandante de la jefatura y no puede ir con las manos vacías. Aún a sabiendas de que esos datos puede conseguirlos fácilmente y modificarlos a su antojo y conveniencia en la computadora de la estación o pedírselo simplemente al agente Jung.

YoonGi bufa y sabe que no puede mentirse así mismo, ni autoconvencerse de qué lo que está haciendo no es más que un capricho por ver al chico de cabellos rubios sano y salvo. Asímismo, con un poco de sobreactuación y soberbia sarcástica, mintió a JiMin al decir que se iba sin reparo alguno y es por ello que, desconfiando y cauteloso, se instaló a un costado del asfaltado, escondiéndose, vigilando que el chico saliera por aquella entrada.

Aun cuando él se esta tomando más tiempo de la cuenta...

De pronto, tomándole por sorpresa, el sonido del tono de llamada se abre paso en el silencio que se ha instalado en el coche, y una hilera de maldiciones escapa de sus labios cuando un poco del café caliente se resbala del envase y cae en sus pantalones, quemándole. La irritación hace que sus movimientos sean bruscos cuando toma entre sus manos el aparato que no deja de sonar y vibrar sobre el asiento del copiloto, al tiempo que deja el envase sobre el portavasos. Tendrá que ser algo muy importante o esa persona conocerá la molestia de Min YoonGi de primera mano.

—Aquí, Min –responde, después de desbloquear la pantalla, sin verificar el remitente.

¿Dónde demonios te has metido, YoonGi? –brava la voz de NamJoon al otro lado de la línea, sin siquiera saludar.

—Estoy en un trabajo de investigación que me han asignado –habla el pelinegro, sin molestarse en saludar a su compañero como es debido, apretando el puente de su nariz entre sus dedos. Rogando poseer un poco de paciencia y así no ahorcar al castaño por llamar en ese preciso momento–. ¿Qué no te ha informado el comandante?

Sus manos toman la servilleta que viene con el envase y limpian el residuo de café que ha manchado su ropa, sosteniendo el teléfono entre su oreja y hombro, al tiempo que echa breves hojeadas hacia el hospital.

No me lo ha dicho... –dice NamJoon, y su comentario es tan irrelevante como escuchar la hora para YoonGi–. ¿Desde cuándo haces ese tipo de trabajo? ¿No decías que esos casos eran para agentes de menor rango? –cuestiona, de pronto, con duda en la voz el castaño.

—Desde hoy –responde simplemente el pelinegro, aburrido de toda esa conversación sin sentido–. Si no tienes nada importante que decir Kim, será mejor que cuelgues la llamada.

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⏰ Última actualización: Jul 28 ⏰

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RAIN IN HELL | YoonMin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora