Capítulo 7

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• ━━━━━━━━༺۵༻━━━━━━━━ •La vida no se trata de vivir, sino de resistir

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La vida no se trata de vivir,
sino de resistir.
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25/noviembre/2020 - 03:45 am. Seúl, Corea.

Había dormido en las calles, en el duro concreto de las baldosas desprolijas de los callejones más sucios y pestilentes. Había dormido en literas con un colchón tan menudo como una púa, en bancos de plazas que lastimaban su estrecha espalda, en sillones consumidos en chinches y ácaros, en alfombras descuidadas y con un olor tan fétido como la misma basura de los vertederos.

Park Jimin había dormido en las peores circunstancias, en los lugares más lamentables y funestos, bajo las más desagradables situaciones; pero nunca, jamás, ni una sola vez en su vida, había dormido en una cama como aquella y, mucho menos, con un hombre como lo era aquél agente de policía.

Podía sentir la sedosidad de las mantas contra su delgado cuerpo, el roce casi imperceptible de la calefacción soplando sobre su rostro, el terso y blando colchón debajo de él, y aquéllas manos –cálidas, duras y pálidas– sobre su fina cintura, rodeándolo y apretándole contra aquél sólido y firme torso.

No recordaba la última vez que había dormido en una cama, mucho menos en una como lo era aquella.

La suavidad del edredón se sentía como las nubes del idílico paraíso; liso, agradable y exquisito al tacto. Pero aquellas manos, Leviatán, aquél contacto era como las brasas del mismo inframundo. Consumiendo en fuego su anatomía, avivando su libido en combustión, convirtiendo su voluntad en cenizas. Un sinfín de contradicciones que se unían y colisionan, creando la perfecta fusión entre el cielo y el infierno.

El rubio no sabía en qué momento había perdido el hilo del sueño, despertándose con la usual pesadilla que revivía sus recuerdos, enredado entre mantas y con Yoongi a centímetros de su rostro, tomándole por sorpresa. En ese instante no le podía ver y, es que, el rostro del pelinegro se encontraba escondido entre la unión del cuello y hombros de Jimin;  no obstante, él podía escuchar su respiración –pesada y sonora– sobre él.

Podía sentir una fragancia a melocotón que se colaba a través de su olfato, atontando su razón, desconcertando a su aldosterona. Podía percibir el calor de sus cuerpos compartiendo el mismo espacio, como él mismo se encontraba con los brazos apoyados sobre los hombros del pelinegro, envolviéndolo en un abrazo estrecho y apretujado, en busca de más contacto, pese a las objeciones adversas que le enviaba su juicio.

La desemejanza entre el hombre de mirada –dura, inexpresiva e impenetrable–, mal olor y boca apetecible; y aquél chico de gestos condescendientes, escencia dulce, y de toque –torpe, férreo y desvergonzado– sobre su cintura, eran abismales. Como si fueran dos personas completamente distintas, sin la menor similitud.

RAIN IN HELL | YoonMin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora