19. Semáforo - myg

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Sexo duro

Yoongi no para de entrar y salir de mí a un ritmo constante. Tiene las manos apoyadas en la almohada, a ambos lados de mi cabeza, y de vez en cuando suelta gruñidos. Yo gimo muy de vez en cuando y, cuando sé que uno de sus movimientos va destinado precisamente a rematarme, gimo más alto, aunque no lo sienta.

Esto debe funcionar. Debería sentir algo, como lo hacía antes. Pero no puedo, no soy capaz. Por muchas veces que follemos, no puedo dejar de sentir que este frotamiento sin sentido no va a ninguna parte. Que ya ninguno de los dos siente lo mismo.

—Bésame —le pido. Yoongi no dice nada, solo lo hace. Muy despacio, casi sin ganas. Y yo intento concentrarme en sus labios, que siempre me han hecho sentir electricidad. Pero nada.

Ya no es lo mismo. Y me duele.

Sé que podríamos estar así horas, hasta que los dos estemos demasiado agotados o el primero de nosotros llegue al orgasmo. Pero cuando Yoongi se separa de mis labios siento que es suficiente. Que no puedo más. Hoy no. Así que finjo mi orgasmo, como las últimas veces que hemos follado. Y debo ser convincente, porque Yoongi se separa enseguida y empieza a masturbarse con fiereza. Yo solo cierro los ojos y muevo el pecho, fingiendo que me ha azotado tan fuerte el orgasmo que no puedo moverme. La verdad es que no quiero: no quiero ver cómo se libera, aunque lo sienta en mi pecho. Tampoco quiero ver cómo me da la espalda después de darme un beso en la frente, sin emitir ni un solo sonido. Porque quiero a Yoongi tanto que no puedo soportar ver cómo sus sentimientos por mí se han enfriado mientras los míos no hacen más que doler.



—Creo que Yoongi me engaña con otra — confieso, antes de beberme un chupito de soju de un trago. Cuando abro los ojos después de poner una mueca, mi amiga Myeong me mira con pena.

—No puede ser. Yoongi te quiere, Jae.

Me río, amarga, y Myeong pone una mirada todavía más triste.

—El amor no es suficiente, Mye —espeto—. De todos modos, está claro que ya no siente lo mismo.

—Sí que lo siente. Te mira con un brillo diferente, de enamorado. Nunca he dejado de vérselo.

Siempre enamorada del amor, Mye no es capaz de ver que la llama a veces se apaga y que, en muchas ocasiones, es más doloroso ver como todo acaba sin remedio que poder culpar a una causa tangible.

—A lo mejor lo que ves no es amor, sino culpa.

—Sé lo que veo, Jae. ¿Por qué vienes tan negativa? Voy a tener que quitarte la botella de soju.

Lo dice haciendo el amago de arrebatármela de verdad, así que yo le doy un manotazo y sirvo otros dos chupitos: uno para mí para olvidar y otro para ella para que vea la realidad.

—Porque llevo sin tener un orgasmo meses, Mye. Ya no me desea; lo noto. Creo que simplemente intenta acostarse conmigo para que no sospeche que hay otra ahí fuera que le da lo que yo no puedo.

Myeong suspira y se toma el chupito que le he servido antes de contestar.

—¿Y no sería más fácil cortar contigo? No sé, Yoongi siempre me ha parecido un chico con principios y mucho sentido del honor, no creo que te esté engañando con otra.

—A lo mejor eres tú y por eso le defiendes —otro chupito. Mye me mira con los ojos como platos.

—Por supuesto que no —espeta, indignada—. Antes de estar con él le hubiese dicho que te dejase. Es lo mínimo.

—Vaya, qué buena amiga.

—En el hipotético caso, Jae. Ya sabes que estoy prometida.

—Gracias por restregarme que mi vida amorosa es una mierda, Mye. Por eso te he llamado.

Love, Smut & Tears - BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora