AMANTES ( ZoSan)

Mundo Real

Ahora miraba lo que sucedía, Sanji era suyo y él era de Sanji.
Después de aquel beso ninguno sabía que decir, era asombroso ver cómo una persona podía bajarte la luna en pleno día.

- no sé que va a suceder - fue el rubio quien habló - solo sé que no quiero que me sueltes

Zoro le levantó el flequillo y le dio un beso en la frente - nunca

Estaban despiertos, pero parecían perdidos, perdidos en una vida de ensueño. Sus corazones estaban intoxicados con punzadas agridulces de amor, las que sentían claras y brillantes, los lugares a los que iban, ahora parecían más coloridos que antes y siempre, a través de las nubes grises que los seguían, se filtraba una suave luz.

¿En qué se habían convertido? Eran dos personas cursis que nunca antes habían sido, no sabían que estas cosas podían suceder, no sabían que estas cosas se podían sentir, no sabían que el amor los podía inundar así y no sabían que ese amor que se profesaban, podía hacer parecer que todos los demás vínculos, eran falsos.

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El tiempo juntos pasaba volando, como siempre.
Estaban locos, eran extraños, eran diferentes, muy diferentes... incompletos solos, pero tan completos juntos.
No caminaban sobre la tierra, de allí se habían resbalado hacía tiempo, estaban volando en el cielo, hablando con las nubes, no les importaba nadie, no les importaba el mundo, habían hecho su propio mundo, el mundo de Zoro y Sanji, el mundo de sus sueños.

En su departamento, el cocinero se preparaba para salir, sonriente y con una felicidad notoria tomó su abrigo, sus llaves, le dio una caricia a una flor y se dirigió a su encuentro con Zoro.
Antes de salir le echó una última mirada a la planta y rio por la ridiculez que había hecho antes.

Abrió la puerta al tiempo que se mordía los labios y su sonrisa despareció de golpe.
Vaiolet estaba ahí, parecía que iba a utilizar sus llaves para entrar pero Sanji le había ganado. No le dijo nada, solo lo miró fríamente y pasó por su lado, dándole un pequeño empujón.

Los sueños siempre terminan, cada uno se despierta y lo golpea su propia realidad.

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Zoro llevó el vaso que utilizó al lavamanos, lo estaba lavando cuando de pronto, su esposa apareció a su lado y tomó un plato de la alacena, el moreno decidió ayudarla, trató de llevar otro cuando ella se lo quitó.

- estoy bien, gracias

- solo quiero...

- estoy bien Zoro - lo miró fastidiada y le llevó el plato a Kuina, quien los observaba desde el comedor.
Tashigui había llegado hacía casi una hora del viaje que decidió hacer con su amiga y no habían sido muy amigables que digamos.

El peliverde suspiró, necesitaba ver a Sanji.

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Habían pasado unos días desde el regreso de las chicas. Realmente la habían pasado bien, su amistad se había fortalecido bastante y se dieron cuenta que ya era necesario un tiempo alejadas de sus respectivas parejas y pasar un tiempo juntas, un tiempo para ellas.
Casi no habían hablado de las discusiones que ambas habían tenido el día de sus aniversarios, decidieron no hacerlo, supusieron que un completo alejamiento de la toxicidad les caería aún mejor y no habían errado al respecto.
Sin embargo, al volver a su hogar, los problemas ya estaban ahí de nuevo.

- dos amigas, la misma situación

-¿Él tampoco a hecho nada? - la policía tomó del brazo a Vaiolet mientras caminaban.

- nada

- ¿Por qué de pronto estamos hablando de esto? Estábamos bien con los temas de los perritos