❄ Día 5 ❄

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—¡Douglas! Ven aquí —me llama mi madre desde abajo. Me levanto con pereza de mi cama y me acerco a la escalera, donde encuentro a mi hermanita a punto de bajar el primer peldaño.

—¡Dana! —casi grito horrorizado— sabes que no puedes bajar las escaleras tú sola. Puedes caerte.

La agarro y bajo con ella cargada.
Cuando ya está en suelo seguro, la bajo y ella se va corriendo hasta la cocina. Igual que yo.

—¿Qué pasa mamá?

—Oh, bajaste. Necesito que vayas a comprar manzanas para el pie —me mira—. No puede hacerse un pie de manzana sin manzanas.

Mi madre ama hornear, hace galletas, pasteles, pies, y todo lo que puedas imaginar que se cocine en el horno y tenga que ver con harina. Es una increíble cocinera, pero a mi papá le salen mejor las carnes, siempre es él quien cocina la cena.

—Por supuesto, mamá.

Ella busca en un recipiente de la cocina y me extiende mucho dinero para comprar solo manzanas. Enarco una ceja. —¿Quieres que traiga algo más?

—Solo las manzanas —se queda pensativa un momento y dice de pronto—: Ah, y a Dana ya se le terminó su yogurt favorito, ¿podrías traer más?

Asiento y casi voy a salir cuando mi madre grita —:¡El abrigo, Douglas!

¡Dios! ¿por qué siempre lo olvido?
Una vez me pongo el abrigo, salgo de mi casa.

Doy una breve mirada a la casa de al lado y Grace está mirándome sonriente, me saluda con la mano. Le devuelvo la sonrisa levemente y sigo mi camino. Estoy avergonzado por lo ocurrido el día de ayer, siento que ya lo arruiné y que ya no tendré oportunidad con ella, ¡y fue en frente de su padre! O sea, doble vergüenza.

Cuando llego al centro comercial me encuentro con una fila de niños en el área de supermercado. Miro extrañado hacia el lugar.

—Está Santa Claus aquí hoy —me explica una chica rubia parándose a mi lado con una niña pequeña de la mano.

—Es solo un hombre disfrazado —añade la niña, incluso girando los ojos—. Santa es solo una leyenda que se creen los niños.

La chica gira sus ojos y me mira. —No le hagas caso, así es ella. Por cierto, mi nombre es Emelie.

Le sonrío, esta chica es algo rara. —Douglas —me presento.

—Mucho gusto. Bueno, adiós. Allá me esperan —señala un lugar a un lado y giro la cabeza para ver, hay unos chicos allí parados, uno de ellos lleva un bebé y todos miran hacia acá. Los saludo lentamente con la mano mientras la chica, Emelie, se aleja con la niña.

De acuerdo, eso sí que fue algo raro.

Una vez consigo lo que mi madre me mandó a comprar, y algo de dulces por supuesto, salgo de ahí de camino de vuelta a mi casa.

***

Ahora estamos disfrutando del delicioso pie de manzana que preparó mi madre.

Mi padre me está sonriendo algo sospechoso desde que nos sentamos.

—¿Qué? —le pregunto.

—No hables con la boca llena —reprocha mi mamá.

Mi papá toma de su vino. —Trajeron algo para tí mientras no estabas.

—¿El qué?

Mi papá señala la cocina. —Lo dejé allá, ve y búscalo.

Me levanto y voy hasta allá. En la isla hay una bolsa con una pequeña nota doblada. La tomo y vuelvo al comedor.

—¿Qué es, Dou? —pregunta mi hermanita, curiosa.

Quito la nota y la abro: "No te las terminaste ayer, pensé que te gustaría también compartirlas con tu familia.
Solo espero que no fueran las causante de que casi te ahogaras.

Déjame saber si te gustaron.

Grace.

Me dejó su número telefónico, ¡Me dió su número!. Sonrío y abro el sobre para encontrarme con unas diez galletas de jengibre.

—Uh, estás sonriendo —canturrea mi mamá—, ¿quién lo envió?

—Grace —respondo casi suspirando.

—¡Gras! —Dana aplaude haciéndonos reir.

Luego de terminarnos todo el pie de manzana, nos trasladamos a la sala de estar, en donde papá encendió la chimenea y donde nos sentamos a disfrutar de las ricas galletas de jengibre enviadas por Grace.

El día de ayer no estuvo tan mal después de todo...

Desafío Navidad [COMPLETA✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora