Capítulo 2: Ten o el payaso del sifón, ¡Tú decides!

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Chittaphon miró enfadado a Haseul, que lo empujaba en el pasillo para que su amigo se acercara a la taquilla de Chaeyong donde estaba ella metiendo y sacando libros.

Con tanto empujón, Ten acabó dándose de bruces con la puerta de la taquilla, haciendo que una Chaeyong preocupada se girase en su dirección. Haseul, al ver el desastre, corrió para camuflarse entre el resto de los estudiantes algo más lejos pues, quería ver como se desenvolvía su amigo con la chica.

—¡Oh dios! ¿Te has hecho daño? —Preguntó la castaña poniendo una mano sobre el hombro de Ten. El chico se puso nervioso y olvidó todas las palabras que había ensayado decirle en el cambio de clase.

—Eh... ¡Sí! O sea, ¡no, no! ¡estoy bien! —Chaeyong lo miró enternecida volviendo a reír como había hecho aquella misma mañana en la clase de biología, tenía las mejillas extremadamente sonrojadas. —E-Es que... se te ha caído esto antes en clase y... quería dártelo. —Ten extendió hacia la chica una mera goma de borrar llena de dibujos absurdos de ratones y florecillas. Lo había encontrado justo al lado de la mesa de Chaeyong, por lo que supuso que era suyo y quiso aprovechar la oportunidad. —Toma.

—¡Oh gracias! ¡Había perdido la goma hace unos días! —Chaeyong tomó el borrador con una sonrisa y lo examinó con detenimiento. Aquella goma partida, con agujeros de haber clavado el lápiz o el bolígrafo en ella y todos aquellos dibujos... —Oh, no es mía, has debido confundirte. —La castaña le sonrió mientras le tendía la goma de vuelta.

—B-Bueno... ¡es solo una goma de borrar! ¡puedes quedártela si quieres! —El chico se encogió de hombros mientras jugueteaba nerviosamente con el tirante de su mochila negra. —Al fin y al cabo, no creo que nadie la vaya a echar en falta, ¿no? —La sonrisa de Chaeyong no se desvanecía de su rostro, y eso a Ten le ablandaba el corazón.

—Si insistes, la guardaré hasta que su dueño o dueña la reclame. —Volvió a tomar el borrador de la palma de la mano de Ten y el mero roce de los delicados dedos de la chica lo estremeció.

Chaeyong miraba la goma de borrar y Ten la miraba a ella. Estuvieron así sin decir nada durante unos segundos algo incómodos, pero cuando quisieron hablar, se interrumpieron los dos mutuamente.

—Perdona, ¿qué querías decir? —Habló Ten.

—O-oh... Solo... Solo quería decirte que me gusta mucho cómo vas vestido hoy... Te queda muy bien. —Ten sintió que su ser entero explotaba ante el cumplido de su enamorada. ¡El plan de seguir el manual daba sus frutos!

—¡Tú también! —Dijo él torpemente. —E-es decir que... ¡gracias! Tú también vas siempre genial...—Chaeyong le miró sonriente. Ten le parecía extremadamente dulce y tierno. ¿Por qué no se había fijado más en él antes? Pensó.

—¡Gracias! ¡Aunque tú hoy vas más guapo! —Un ruidito agudo escapó de la garganta de Ten, avergonzándolo pues estaba claro que la chica había sido perfectamente capaz de oír aquello. —Bueno, voy a la cafetería. —Cerró la taquilla guardando la goma de borrar que Ten le había dado. —He quedado con unas amigas para almorzar, ¡pero ya nos veremos en clase!

—¡Sí! ¡Hasta luego! —Ten soltó el aire que había estado reteniendo y se despidió de la chica que ahora caminaba en dirección contraria. Se giró para marcharse de vuelta y encontrarse con Hayoung, Kun y Haseul, pero la voz aterciopelada de Lee Chaeyong lo hizo detenerse.

—¡Espera! —La notó a su lado y su respiración volvió a cortarse. —Pareceré una idiota preguntándote esto, pero... ¿Cómo te llamabas? ¡Es que nunca consigo acordarme de tu nombre porque es muy largo y...! —Chaeyong juntó las palmas de las manos ante su cara, había cerrado los ojos y aquella postura que tenía para disculparse le pareció lo más bonito que había visto aquel martes de lejos. Ni siquiera los cachorros que la perra de Haseul había tenido ayer por la noche eran más monos que Lee Chaeyong.

—¡No te preocupes! ¡Le pasa a todo el mundo! —Rio Ten. Se acordó entonces de cuando conoció a Haseul siendo más pequeños. En cuanto le dijo su nombre a la morena, esta lo repitió por lo menos cinco veces seguidas como si se tratara de un trabalenguas.

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—Mira que hay nombres y tus padres deciden llamarte así...—Habló Haseul mientras fijaba la vista en sus pies que se balanceaban en la silla de la consulta de espera del pediatra. —¡Chittaphon Leechaiyapornkul, Chittaphon Leechaiyapornkul, Chittaphon Leechaiyapornkul, Chittaphon Leechaiyapornkul, Chittaphon Leechaiyapornkul! —El chico miró a aquella niña tan rara sorprendido, nadie decía bien su nombre a la primera, y menos cinco veces. —¡A qué has flipao! ¡Es como Rumplestinski!

—¡Se dice "flipado"! —Corrigió Chittaphon. —¡Y no me digas Rumple...! ¡Eso! Qué rara eres! ¡eres coreana y hablas mal coreano!

—¡Eh! ¡Pues tú eres un payaso con un nombre demasiado largo! ¡Te llamaré Ten para que sea más corto! Como tenga que decir tu nombre entero otra vez ¡me atragantaré con mi propia lengua!

—¿Y por qué no me llamas solo Chittaphon? ¡No es tan difícil!

—Porque me acuerdo de un sifón cuando lo digo. ¿Sabes cuando los payasos llevan un sifón para echar agua al público? —Chittaphon asintió escuchando atentamente a Haseul. —¡Pues a eso me recuerda! ¡Chittaphon el payaso del sifón! ¡Poesía! —Ten se rio escuchando las sandeces que salían por la boca de Haseul.

—¡Pero qué dices! ¡No sabes nada de poesía! ¡Si tienes siete años!

—¡Ocho! ¡Que soy de enero y ya soy mayor!

—¡Pero eres más bajita! —Se defendió Chittaphon.

—Bueno, bueno, tu decides, o Ten, o payaso del sifón...—La niña soltó el ultimátum para cambiar de tema. ¡Ni que él fuese mucho más alto! —¡Vamos que no tengo todo el día y me van a llamar para la revisión!

—Pues... ¡Ten! ¿Pero "Ten" por qué? —Preguntó curioso.

—¿No se dice así lo de la dinamita? —Haseul frunció el ceño. —Eso que pone en las cajas de explosivos de los dibujos, ¡lo que sale en el coyote y el correcaminos!

—¡Se dice TNT, no Ten! —Volvió a corregirle el chico. —¡Ten significa diez en inglés, tonta!

—¡Bueno, pero es parecido y Ten me gusta más! Además, ¡los apodos hasta el nueve ya estaban pillados! ¡Y tu pelo parece una explosión de dibujos animados! —Haseul señaló el peinado estrambótico del chico, con mechas rojas y una increíble cresta engominada hacia arriba. —¡Así que te quedas con Ten! —El chico suspiro y justo entonces, llamaron a Haseul para entrar a la consulta del pediatra.

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—¡Me llamo Chittaphon! —Chaeyong se golpeó la frente recordando ahora su nombre. —Pero puedes llamarme Ten, todos mis amigos me llaman Ten. —Se encogió de hombros ante la sonrisa de la chica.

—¡Genial, Ten! —Chaeyong jugueteó con su pelo. —Qué apodo tan curioso... ¿cómo decidiste que te llamasen así? ¡Chittaphon es un nombre bonito! —Ten soltó una leve risa.

—Una amiga de toda la vida me lo puso... ¡y los apodos hasta el nueve ya estaban pillados! —Bromeó. Chaeyong se rio y se despidió del chico.

—Llego tarde, pero ya nos veremos Ten, ¡adiós! —Chaeyong volvió a retomar su camino en dirección contraria, y lo mismo hizo Ten con una sonrisa que adornaba su rostro.

Caminó hacia la entrada del instituto, siempre salían a comer a las mesas de picnic de fuera los cuatro, pero en el camino, un brazo que le era familiar le rodeó el cuello y se giró sorprendido. Era Haseul.

—¡Pero mira esa sonrisa de galán! —Dijo la morena alborotándole el pelo. —¿Te ha ido bien con Chaeyong? —Ten asintió mirando feliz a su amiga.

—¡Sí! ¡Mañana pondremos en marcha el segundo punto del Manual de Lee Chaeyong! —Ten pasó el brazo por los hombros de su amiga y caminaron los dos juntos para encontrarse con Kun y Hayoung.

¡Primer día superado con creces!

Manual de Lee Chaeyong |Ten; NCT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora