Capítulo 19: Romanticismo sin apenas romance.

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Ten sintió que le movían el hombro y abrió los ojos lentamente. Le dolía todo y recordó que tenía a Haseul dormida encima en aquellas incómodas sillas de plástico del hospital. Vio a la madre de Haseul delante suyo, despertándole.

—Hola Ten, —Susurró la señora. —Muchas gracias por venir y acompañar a Haseul... Estaba un poco nerviosa. —Ten le hizo un gesto con la mano dándole a entender que no había sido molestia. —Acaban de trasladar a Jaemin a una habitación. Aún no se despierta y no nos dejan verlo hasta dentro de dos horas. —Explicó. Ten la escuchó con atención sin moverse, no quería despertar a Haseul. —Jaesung y yo descansaremos en la cafetería mientras tomamos algo, si queréis venir ya sabéis dónde encontrarnos. —Ten asintió y se despidió en voz baja de la señora.

Miró la hora en su teléfono móvil, eran las 6 de la mañana y sólo había dormido dos horas. Dejó descansar a Haseul mientras le daba caricias a lo largo de su espalda, pero duró poco. Haseul se despertó y miró a ten, somnolienta, que intentó tranquilizarla con una sonrisa.

—Jaemin está bien. —Anunció. La morena se irguió complacida. —Está en una habitación, pero no podemos ir a verle aún, sigue dormido. —Haseul asintió mirando a Ten y dejó escapar un suspiro de alivio antes de volver a enterrar el rostro en el pecho de Ten.

—Menos mal, dios... —Cerró los ojos escuchando la respiración del chico, que la rodeó con sus brazos.

A los minutos, los dos se marcharon a desayunar algo con sus padres en la cafetería del hospital. A todos se le notaba la falta de sueño, sobre todo a los padres de Haseul y Jaemin, a los que las ojeras les llegaban hasta el suelo.

Ni Ten ni Haseul había terminado de desayunar cuando recibieron la llamada de uno de los enfermeros indicándoles que ya podían ir a ver al paciente. Los padres de la morena se adelantaron mientras el par de amigos desayunaba.

—¿Estás bien, Hal? —Preguntó Ten al verla mover la pierna nerviosa mientras mojaba su cruasán en un vaso de chocolate caliente.

—Sí, creo. —Se pasó las manos por el pelo y soltó un largo suspiro. —Ahora tengo la certeza de que Jaemin está bien pero... No puedo dejar de darle vueltas a una cosa. —Él la miró frunciendo el ceño, confuso.

—¿Todo lo de los Lee? —Preguntó. Haseul negó y Ten acabó aún más confundido. ¿Qué rondaba con tanto ímpetu por la cabeza de la chica?

—Hay una cosa que no te he dicho. —Jugueteó con su desayuno. —Y no sé por qué me cuesta tanto, o sea... ¡puedo hacerlo! ¡Puedo decirlo! Siempre ha habido esa concepción misógina de que tengo que esperar a que el maravilloso hombre del que me enamore me confiese que me quiere para ser feliz y ya sabes... todo ese rollo machista de que tengo que callarme la boca hasta que un chico me pida salir y...

—¿Qué? ¿Qué? ¿Qué? —Repitió el tailandés interrumpiéndola. —¿De qué hablas? Entiendo tu análisis, me lo has explicado antes pero... ¿es por Changkyun? ¿Es eso? —Ten se tocó los pendientes que colgaban de su oreja un tanto impaciente por escuchar a su amiga. —Si te gusta Changkyun pues... ¡m-me parece maravilloso! —Haseul le miró divertida.

—No es nada de Changkyun estúpido. —Explicó. —Sí, hay un chico que me gusta; y... soy más que suficiente para hacerle frente, ¿sabes? No busco una relación como las de las películas llena de romanticismo tóxico en la que desviva mi ser entero por alguien, y menos por un hombre. —Ten se rio. —Solo quiero hacerle saber que le aprecio, que le quiero aun que no más que a mí y... que todo siga igual.

—¿Qué problema hay? —Dijo Ten. —Tu misma lo has dicho, eres más que capaz. Envíale un mensaje ahora mismo y listo.

—¿No debería decírselo en persona? —Preguntó. —¿No sería mejor? —Ten se encogió de hombros.

Manual de Lee Chaeyong |Ten; NCT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora