Capítulo 13: Diamante en bruto.

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Aquel día volvió a casa solo con Jaemin sin despedirse de sus amigos. Había pasado la mañana en el aula de castigo escribiendo una carta de 3000 palabras en las que se disculpase por su comportamiento, y sabía que al llegar a casa solo le esperaba más castigo; pues el instituto había llamado a su madre para reprocharles el mal comportamiento de Haseul.

Lanzó la mochila al llegar, por suerte para ella, sus padres aun tardarían un poco en llegar; o eso pensaba, porque tal como su hermano cerró la puerta, se escucharon los gritos histéricos de su madre desde el salón.

—¡Na Haseul! —Se enfrentó a su reprimenda con la cabeza bien alta. Aunque se hubiese lamentado en la carta escrita, la verdad es que no se arrepentía de nada de lo que había dicho. Se sentó en el sillón y Jaemin se quedó a escuchar. Le explicó a su madre todo lo que había acontecido en los últimos días sabiendo que ella le entendería. —Cariño... Entiendo que te enfade todo pero... No puedes ir por ahí pegando gritos o faltándole el respeto a tus amigos con la profesora delante. No te exigimos que llegues a casa con un diez, pero compórtate, ¿quieres? —Haseul asintió agradecida de que su madre no fuera tan estricta como las otras. Lo mínimo que podía hacer, era comportarse para no decepcionarla.

—Sí, perdona... Pero es que Ten... ¡Me pone de los nervios!

—¿Y lo de esa chica...? La hija de los Lee, ¿se lo has dicho a los profesores? —Preguntó su madre.

—Sí, y espero que ellos no se pongan de su parte tampoco. —Se quejó. —Los Lee parecen que han comprado el instituto... Son gente rara.

Pasó la tarde en su habitación, utilizando el móvil únicamente para ver vídeos o leer, prefería pasar de todos sus compañeros. El timbre sonó y Haseul le gritó a su hermano que fuera a abrir la puerta; su vídeo de cómo delinearse el ojo como una famosa de Hollywood requería de su atención al completo.

—Noona, es para ti. Yo he quedado con Renjun y Jeno y ya llego tarde. —Avisó Jaemin. Haseul cerró su portátil y fue hacia la entrada. —No sé si vendré a cenar, díselo a mamá.

—Ten cuidado Nana. —Dijo Haseul.

—Sí, sí. Tranquila. —Jaemin se marchó y dejó pasar a su invitado. Haseul se asomó con miedo. No quería verles la cara a algunas personas; y aunque sabía que había pocas -por no decir nulas- posibilidades de que Ten la esperase en el salón, tenía una pequeña esperanza de que él fuera su visita.

—¡Oh, eres tú! —Caminó hacia donde estaba Changkyun. —Gracias al cielo. ¿Me acompañas a pasear a Money y charlamos? —El chico asintió y ambos salieron de casa con la perra. Caminaron hasta un parque mientras charlaban de lo sucedido.

—¿Cómo estás? —Preguntó Changkyun con las manos en el bolsillo de su sudadera gris.

—Bueno, no queriendo hablar del tema mucho. —Jugueteó con la correa de Money entre sus dedos.

—Perdón... Pero has desaparecido toda la mañana y... Kun y Hayoung estaban preocupados. —Le gustaba como sonaba la vos grave de Changkyun. Le tranquilizaba.

—¿Solo Kun y Hayoung? —Preguntó divertida. Sabía que Changkyun también se preocupaba y aquello le enternecía.

—Bueno... ¡ya entiendes! —Haseul le sostuvo por la muñeca y los dos se pararon, mirándose. Changkyun estaba empezando a tener la manía de apartarle el pelo de la cara, porque cada vez que tenía su rostro enfrente, no podía evitar buscar una excusa para acariciarle la piel. —¿Qué haces? —Su voz grave de por sí, se volvió aún más grave.

—¿Cómo me olvido de Ten? —Preguntó Haseul. —Quiero pasármelo bien contigo, con Hayoung y Kun... no quiero estar todo el día pensando en Ten y Chaeyong esto o Ten y Chaeyong lo otro. —Changkyun se rio y sostuvo el rostro de Haseul con sus dos manos.

Manual de Lee Chaeyong |Ten; NCT|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora