Capítulo 2 "Esperanza"

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-Alone, Alone

-Hmm. Cinco minutos mas.

-Nada de “Cinco minutos mas” tenemos que ir al pueblo a comprar las cosas que nos encargo ka-san.

-Esta bien... Dentro de dies minutos me le, ¡Haa! 

-Listo. Iré preparando las bolsas.

-Solo quiero que sepas que no hacia falta tirarme de la cama.

Y este seria, una mañana tranquila para nuestro protagonista de ojos azules, quien dio un ultimo bostezo antes de levantarse por completo y dirigirse hacia el armario, en donde se cambiaría la ropa.

Su nee-san, que habia ido a levantarlo, salio de la habitación que tenían. No era nada especial, solamente habia un futon, unos cajones y armarios, y nada mas. La sala casi que parecía carecente de algo entretenido o divertido, pero era eso mismo lo que le daba el toque de antigüedad.

En esta casa no se aceptaba nada moderno, él to-san de ambos jóvenes pensaba que eran cosas que destruían la civilización, y no era para menos. Una vez habían viajado a una de esas ciudades en donde habían enormes edificios y brillantes lamparas colgadas por las calles, no hace falta decir que quedaron bastante confundidos y mareados por el exceso de brillez del lugar.

Es por esa misma razón, que decidieron quedarse aquí, alejados de todos y todas. En una pequeña casa japonesa antigua en donde estaban rodeado de arboles, ya que la misma se encontraba en medio de un bosque y encima de una colina. Aqui si que se podía sentir la verdadera paz, rodeado de la naturaleza y sin preocuparse por nada. Lo mejor llegaba en invierno, cuando la nieve lo cubría todo y dejaba ver una hermosa aurora boreal en lo alto. Sus colores hipnotizantes atraían a todas las personas y por eso eran incitadas a subir este enorme sitio para apreciarlas. Acto que solamente lograban unos pocos, pues no era sencillo subir, y ni siquiera hablemos de la bajada.

Los animales tambien eran una parte fundamental, los zorros que me rodeaban por el bosque, a veces caían en esta casa a resguardarse del frío. No es que su pelaje no sirviera, si no que el manto y afecto que recibían por parte de la familia acomodada allí, era algo que disfrutaban bastante. En especial una pequeña zorrita que siempre venia a buscar a cierto chico de ojos azules, a quien la recibia con los brazos abiertos y acariciaba sus suaves orejas puntiagudas.

-¿Me pregunto si vendrán mas tarde?

Aunque suene raro decirlo. Esa pequeña criatura era por así decirlo, la persona a quien mas cariño y confianza tenia. Él siempre le contaba lo que habia pasado en estos meses y de como intentaba mejorar cada dia, incluso le acompañaba a ver sus practicas en el kendo. Aunque al principio Alone pensaba que no lo entendía y que era una perdida de tiempo intentar hacerla comprender lo que decía, se habia convencido el mismo dia que la conoció, despues de haber estado hablando por un rato ella solo asintió a todo lo que decía. Pero cuando le contó sobre como vivía, de como sus padres preferían mas a su nee-san y de como ella siempre era el centro de atención. Noto que la pequeña se habia acercado a olvidar había colocado en su regazo, levantándose con las patas traseras y apoyando sus delanteras en su pecho, y por ultimo levantando su cabeza para lamerle la cara.

Era un momento que nunca iba a olvidar, nunca...

-¡Alone! ¡SE NOS HACE TARDE!

-Si, si, no hace falta que grites.

Abriendo la puerta, salio de su casa y camino hacia el porche de madera en donde le estaban esperando. Pero lo que no se espero, era la cara de su hermana que tenia una expresión de confusión.

-¿Tengo algo en la cara? - Pregunto, mientras veía como su nee-san comenzaba a acercarsele y levantaba su mano derecha hasta llegar a su mejilla.

Buscando Redimirme (Remilia x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora