Capítulo 10 "Azul y Morado"

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Eran las 8 y media de la mañana,y el sol ya se encontraba golpeando la pequeña Ciudad de Drinktown. Sus habitante ya se encontraban haciendo sus ocupaciones básicas. Los vendedores ya estaban en sus respectivas tiendas, vendiendo sus artículos. Los mayores acompañaban a sus hijos a la escuela, que no era una de las mejores, pero al menos era tranquila y pacifica. Y por último, aquellos que no tenían nada que hacer, se encontraban en el gran árbol, ubicada en todo el centro, disfrutando de la calidez de los rayos de luz solar.

Todo aparentaba que iba a ser una mañana normal, si no fuera, por un chiquillo de cabello negro y ojos azules que se encontraba actualmente persiguiendo a otro niño que parecía de la misma edad, digo parecía porque no se podía ver si era o no, un niño, la capa y capucha no ayudaban mucho que digamos.

Ellos se encontraban corriendo por distintos tipos de pasillos que había por toda la ciudad, desde las zonas más transcurridas, hasta los callejones más angostos. Una cosa que hay que aclarar, era que ambos poseían una enorme resistencia, sobre todo el niño que lograba esquivar los obstáculos que se posicionan en su camino, como ser; escaleras, cajas, piedras que se le eran arrojadas, etc. Algunos de los vendedores, que se encontraban vendiendo sus artilugios, se hallaban enfadados por que ellos irrumpía en sus tiendas, y salían por las ventanas de la misma.

Pero no fue hasta que en un aterrizaje, un mal movimiento llevó a la fractura del tobillo de nuestro encapuchado misterioso, que efectivamente calló al suelo, sosteniéndose el lugar donde se producía el dolor.

Él niño que estaba anteriormente pisándole los talones, ahora estaba a su lado, observándolo.

-¿te encuentras bien? - Pregunto mientras extiraba su mano para ayudarlo a levantarse, sin embargo, lo que recibió fue una mirada de miedo y un encogimiento. Al parecer, no quería su ayuda, pero él sabía que no podría caminar así, al menos no del todo bien. Esta fractura tanto como puede ser no tan grave, sin un tratamiento adecuado podría llegar a empeorar, y nadie quisiera eso, menos el niño.

Sin más remedio, soltando un suspiro se acercó al encapuchado, que ahora viéndolo mejor era casi de su tamaño, un poquito más pequeño si es posible, y le agarro el brazo izquierdo apoyándolo contra su nuca, y luego le ayudo a levantarse.

-Hay un médico cerca de la plaza, estoy seguro de que él te ayudará - Justo cuando había terminado la oración, su acompañante había intentado soltarse, negándose a aceptar su ayuda. El pelinegro, que por poco se cae por su intento de escapar, le miro fijamente a los ojos, pudiendo distinguir que eran de un hermoso color morado. Ganándose un pequeño sonrojo, rápidamente sacudió su cabeza en un intento de quitarse esos sentimientos. Lograndolo volvió a su mirada seria y habló muy claramente - Escucha, si no tratamos esa herida rápidamente, podría empeorar y, no creo que quieras seguir aguantando ese dolor. Así que haz silencio y obedece.

Y tal y como dijo, él o ella, se quedó callada o callado, y dejó que el niño le guiara. Ambos caminaron hasta donde se encontraba el médico, que tampoco era tan lejos, ya que no corrieron tanto por que lo único que hicieron fue dar vueltas en círculo.

Tras siete minutos de caminata, al fin llegaron a una pequeña casa de un solo piso. Tenia un jardín de igual tamaño que la casa, pero eso no le permitía no tener plantas, todo lo contrario, poseia una gran, gran y, gran variedad de estas, desde jades ubicadas en macetas anaranjadas oscuras, hasta cissus rhombifolia colgadas en las paredes de la mismísima casa. Y estos solo eran una cuantas de las 10 más que existían ahí, algunas para te y, otras para medicamentos, incluso si solo eran de decoración, sus colores prácticamente te dejaban paralizado. Esos tan, extravagantes colores de las celosías o las tagetes anaranjadas, rozando lo amarillo. Eran simplemente hermosas.

Buscando Redimirme (Remilia x Oc) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora