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—¡Zach! ¡Tu vuelo sale en dos horas! —gritó una de sus asociadas, mientras el pelirrojo recorría rápidamente su escritorio en busca los últimos planos que debía guardar.

—¡Que te calles Greetje! —respondió este haciendo que la mujer se riera. —Ya estoy bastante estresado con todo esto...

—Pues te desestresas ahora mismo, nos representaras en España por un motivo; eres nuestra arma secreta, y si queremos ese proyecto debemos usarte. —respondió la mujer alta de cabellera rubia y rasgos finos, dándole una palmada en el hombro.

Zachary tenía treinta y dos años, pero no lo aparentaba por su gran estado físico; sesiones de más de una hora sin falta todos los días en el gimnasio. Su cabello rojizo, ahora largo y atado con una coleta de estilo hípster con algunos mechones que se escapaban de la coleta cayendo por su nuca y detrás de sus orejas seguían intensos al igual que su personalidad, aunque esta última ahora un poco mas domable por algunas personas, personas de confianza por supuesto. Usaba anteojos de marcos metálicos, y se había dejado crecer solo un poco la barba, la cual mantenía muy bien cuidada y que como era de esperarse, también era colorina. Su gusto por las camisas de un solo color aumentó gracias a su trabajo, y ahora las usaba diariamente. Pertenecía a una pequeña agencia de arquitectos ubicada en el centro de Rotterdam, dicha agencia solo tenia seis trabajadores contando a Zach, quien vivía solo en su departamento, a unas cuantas cuadras.

Hoy debía volar a España para presentar su propuesta como agencia a una significativa compañía encargada de la construcción de importantes centros comerciales en Hong Kong. Habían sido seleccionados en los descartes preliminares para pasar a la última reunión, donde deberían mostrar hasta el último detalle del diseño que ellos proponían a la compañía. Una importante tarea que había caído en manos del pelirrojo.

Antes de salir de la oficina todos le desearon suerte, este tomó un taxi al aeropuerto y luego el vuelo a Barcelona.

—¿Algo para beber señor? —preguntó la azafata mientras Zach leía unos apuntes en su tablet y repasaba los planos 3D.

—Si, un poco de jugo y ¿pudieran traerme un sándwich de mermelada de mora?

—¿Mermelada de mora? —preguntó la mujer ante la especifica solicitud del hombre.

Zachary asintió sin mirar a la azafata quien extrañada dijo que vería si tenían de aquello.

El pelirrojo viajaba en primera clase, era por ello que la agencia solo había enviado a una persona a Barcelona, las empresas tomaban decisiones extrañas, porque si querían ahorrar pues podrían haberlo mandado en clase económica, pero los empresarios más importantes solían viajar en primera clase, y era el lugar perfecto donde Zach podría toparse con alguno y hacer contactos aun sobre el avión, cosa que el pelirrojo no haría, porque en eso no había cambiado, no iba a estresarse mas de la cuenta, menos ahora que tenía otras cosas en mente.

—Su jugo y su sándwich, señor. —dijo la azafata con una sonrisa victoriosa al poder satisfacer a su cliente.

Zach agradeció con energía y dio un gran mordisco a su sándwich. Era su cábala, su cábala desde siempre...

—¿Adicto al queso? —preguntó Zach a Aarón mientras tomaban desayuno arriba del muro hace unos diez años.

—¿Y tú a la mermelada? —contra preguntó el chico de ojos verdes.

—Es mi droga. —respondió sarcástico el colorín.

—"...abrochen sus cinturones, estamos por entrar a la pista de aterrizaje. Muchas gracias."

Zach salió de su recuerdo e hizo lo que la voz en aquel parlante le decía.

La reunión era a las tres de la tarde, y recién eran las doce cuando tocó suelo español. Se movió a su dormitorio en el Hotel Barcelona 1882. Al llegar, las habitaciones lucían como nuevas, y el olor a limpieza y fragancia leve de lavanda era exquisita. Dejó su pequeña maleta con ropa; ya que estaría dos días ahí, y su maletín marrón en el escritorio, donde llevaba su laptop y su tablet.

De la A a la Z leería tus grietas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora