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Tres meses de arresto domiciliario fue la decisión de la jueza al ver su caso. No era una medida extremadamente difícil de cumplir, pero para Aarón era el mismísimo infierno estar encerrado. Estaba estirado en su cuarto mientras jugaba con una pelota de tenis y la hacia rebotar en el muro frente a él. La cicatriz en su rostro ya había soltado las costras, pero ahora debía aplicarse una crema todos los días para evitar dejar alguna marca.

—¡Aarón! ¡Me voy a mi turno! ¡Hay comida en el refrigerador! ¡Y no olvides sacar las cosas del buzón!

—¡Okey!

Aarón había quedado solo en casa, solo con aquella tobillera que parpadeaba una luz roja. Ya había deducido los limites a los que podía alejarse, en el patio trasero de su casa no tenia problemas, pero solo podía cubrir dos tercios de su patio delantero, ya que ahí era donde la tobillera prendía una luz roja fija que no parpadeaba, lo que indicaba que debía devolverse al área permitida. Su madre había olvidado por completo que el buzón estaba en aquel lugar donde Aarón no podía pisar, pero la respuesta era obvia, no hacer lo que su madre pidió y esperar a que lo hicieran ellos mismos, pero recordó el importante pedido que había hecho por Amazon; un joystick para su consola, la cual no usaba hace mas de un año, y a raíz de la situación en la que estaba, había decidido volver a usar.

Tomó una polera de manga corta, y aun en boxers salió al patio delantero armado con una escoba para lograr llegar al buzón. Se estiró en el césped y comenzó a usar el palo hasta tocar el buzón , pero aun así no lograría abrirlo.

—Mierda... —gruñó.

Se sentó en el césped a indagar como lograr sacar las cosas de buzón, pero no se le ocurrió nada, hasta que vio como el "chico robot" salía de su casa a recibir a un camión de mudanza que venía con algunas cosas que quedaban por instalar en su nuevo hogar. Decidió llamarlo "chico robot" ya que no sabía su nombre y el chico hacia exactamente eso, se movía como un robot gracias al yeso de su pie. Dispuso varios nombres para él, "el desagradable vecino robot" "el estúpido del dedo medio" y "el cabeza oxidada" pero eran muy elaborados para él. Sobre todo, ahora que quería saber el nombre del chico.

Su primer encuentro con el vecino nuevo no había sido muy acertado, y era mas que obvio que espiarlo (cosa que no era del todo cierto) a través de la ventana daría una mala primera impresión. Pero Aarón no era de rendirse, lo intentaría de nuevo, aunque no sabía muy bien cómo, así que solo se lo quedó mirando unos minutos más mientras el pelirrojo les daba indicaciones a los trabajadores sobre donde dejar las cosas que iban sacando del camión. Entonces se perdió, el "chico robot" despareció entre los arbustos grandes de la entrada de su casa.

—¿Dónde...?

—¿Cuál es tu obsesión con tus vecinos? ¿Te masturbas mientras los ves o simplemente ideas una forma de asesinarlos?

Aarón cayó de espaldas al suelo al ver como el "chico robot" lo miraba desde el otro lado de los arbustos que servían de cerca delantera de su casa. Unos seis metros de arbustos que cumplían la misma función de los muros en la parte trasera, pero con menos efectividad ya que solo median un metro y medio de alto.

—¿Ah? —preguntó Aarón mientras se ponía de pie.

—Es temprano "amigo" para andar acosando a tus nuevos vecinos. —dijo Zachary con expresión seria.

—Si crees que eres el centro de universo este equivocado "amigo"

—Oh, lo siento debo estar loco al pensar que eras tu en la ventana viéndome en mi cuarto hace un par de días ¿no?

—Coincidencia, pero ya que estas acá ¿me pasarías los paquetes que eran dentro del buzón?

—Recógelos tú mismo.

El pelirrojo comenzó a devolverse a su casa apoyado en la férula de su pie la cual le ayudaba a moverse con mayor facilidad sin usar la muleta.

—¡No! ¡Hey! —alegó Aarón mientras lo seguía a pie desde su patio delantero. —Tengo esta cosa... —dijo apuntando su tobillera— y no me deja salirme de este perímetro. Vamos amigo, dame una ayuda, como el regalo de un nuevo vecino cuando llega al barrio.

—Entonces eres tú quien debería darme el regalo, genio.

—Pues si me haces este favor, te regalo algo, por como me llamo Aarón te regalare algo.

Zachary lo examinó fugaz de pies a cabeza. Pasó por sus pies descalzos, por sus piernas velludas, llegando a sus boxers rojos y ajustados, subiendo por la polera sin mangas amarilla y transitando por su cuello hasta llegar a su rostro con esa cicatriz cubierta con un poco de crema blanca. Fue una mirada rápida pero bastante atenta, en la que Aarón se sintió algo intimidado, pero mas que eso, intrigado por como el vecino nuevo lo miraba.

—Bien. —respondió Zachary.

—Eso fue rápido ¿Cuál es tu nombre?

—Zachary. —respondió el pelirrojo mientras se acercaba al buzón de Aarón y le tiraba las cosas al césped.

—Muchas gracias, Zachary.

—Si, como sea. Espero mi regalo.

—Te lo compro cuando pueda salir de acá, espérame unos tres meses —dijo Aarón soltando una risa victoriosa.

—Eres un idiota, no me sorprende que tengas eso en tu tobillo.

Al decir eso Zachary se alejó caminando dejando a Aarón solo. Quizás no había sido el mejor segundo encuentro, pero al menos Aarón ya podía dejar de llamarlo "chico robot", el pelirrojo ya tenia nombre, y a Aarón le gustó ese nombre, es más, al entrar a su casa subió hasta su cuarto rápidamente a mirar desde su ventana el cuarto de su vecino, y esperar que otra "coincidencia" le permitiera ahora a él observar detenidamente a Zachary.

De la A a la Z leería tus grietas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora