No conozco a nadie para poder pedirle la contraseña de su wi-fi y tampoco me sé el número de Mia de memoria. Aunque... tal vez sí conozca a alguien en el edificio.
Me cambio de ropa, no quiero mostrar mi pijama de unicornio lleno de colores. Bastante con que es muy vergonzoso hacer esto. Tomo la laptop y me dijiro a la puerta vecina a la mía y la golpeo no muy fuerte, no quiero despertar a todos. Al poco tiempo la abren.ㅡHola ㅡdigo antes de que terminen de abrir la puerta.
ㅡHola. ¿Sucede algo? ㅡpregunta el flamante... ¡Ay! ¿Qué digo? Christian, quién aún está vestido con su pijama color gris.
ㅡNecesito un favor... No sé por qué no tengo internet, se supone que ya lo pagué. Llamé a la empresa y nadie se dignó en contestarme. Necesito enviar unos planos antes del mediodía a mi asistente, si no lo hago, de verdad, estaré muerta y te quería preguntar si por favor...
ㅡ¿Quieres que te dé la contraseña del internet? ㅡSe adelanta a lo que estaba diciendo.
ㅡBásicamente sí. Por favor ㅡrespondo dándome cuenta de que estuvo un poco de más la anécdota.
ㅡ¿No era más fácil empezar por ahí? ㅡRíeㅡ. Claro, pasa.
Entro y de a poco voy observando todo, lo disimulo bastante bien. Está todo muy bien acomodado. Veo una de las fotos que hay, algunas son, al parecer, de la actualidad. Y otras son con una mujer, la niña era una bebé. Supongo que es su esposa, era muy bonita.
La adolescente se acerca y me mira de arriba abajo, Christian escribe la clave en un papel y me lo da para que la utilice en mi portátil. Me siento en una de las sillas del living, es precioso y grande.
ㅡ¡Gracias! ㅡRealmente, me salvó.
ㅡNo tienes por qué pedir las gracias. ㅡSonríe.
La hija, que definitivamente es el clon de Chris en versión mujer. Se acerca y me sigue mirando.
ㅡ¿Cómo te llamas? ㅡpregunta mientras parece analizarme.
ㅡSofía. ¿El tuyo?
ㅡLarissa. Eres bonita ㅡdice sonriendo sin mostrar los dientes.
ㅡ¡Tu también, Larissa! Eres muy parecida a tu padre ㅡrespondo a su cumplido.
ㅡGracias.
Termino de enviar el archivo, pensé que iba a tardar más, pero mejor así.
Saco un billete de mi bolsillo y se lo intento dar.ㅡNo es necesario Sofía, en estos tiempos el internet no se le puede negar a nadie.
Reímos los tres.
Tiene razón pero es necesario. No me voy a sentir bien si no lo hago.
ㅡToma Larissa, guardalo en tus ahorros. ㅡLe dejo el billete en la mano.
ㅡ¿De verdad?
ㅡYa que tu padre no lo acepta. Ponlo en tu cerdito.
Me acerco a él. Está preparando el desayuno.
ㅡGracias, de nuevo. Me salvaste del despido seguro ㅡbromeo.
ㅡPor nada. Si la necesitas de nuevo o algo, llama a la puerta para lo que necesites. No tengas vergüenza.
Me despido de ellos y me dirijo a casa. No estoy acostumbrada a la soledad, tendré que buscar algo que hacer si no quiero estar todo el día mirando al techo.
Debería ir a comprar un teléfono, no quiero estar incomunicada y tampoco que me pase esto de nuevo.
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¡Él es el ideal!
RomanceDespués de descubrir que su prometido le estaba siendo infiel, a un mes de la boda, Sofía decide darle un giro radical a su vida aceptando el puesto de trabajo que le ofreció su jefa. Nueva ciudad, nuevo apartamento y nuevos amigos. ¿Alguien le har...