T R E I N T A

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Christian

Apoyo mi cabeza en la pared del hospital, aún estaba consciente en el momento en que la encontramos, esperemos que este bien, todavía no ha salido nadie.
No puedo creer todo lo que pasó en cuestión de horas.

Larissa corre hacia mi a abrazarme.

—Todo estará bien, ella es fuerte.

—Lo sé… 

—Hoy entro un poco más tarde a la escuela. Además ya hablé con la mamá de Akira, me viene a buscar hasta aquí.

—¿No quieres que te lleve?

—Tienes que estar aquí para cuando ella despierte. —Se sienta en uno de los sofás que hay en la sala de espera—. Pensé en que tal vez mientras cura su herida pudiese venir a casa a quedarse unos días con nosotros. Así no está sola.

—Me gusta tu propuesta —Sonrío—. Habrá que preguntarle a ella cuando despierte.

Llega Mia tomándote un té y otro vaso, que tiene café. —Ten, lo necesitas.

—Gracias.

Tomo algunos sorbos, veo que se acerca Timothy, el médico que atendió a Sofía ni bien llegamos. Dice su apellido y nosotros nos acercamos a él.

—Ya salió de su operación, no logró tocar ningún vaso ni el estómago, tuvo suerte. Está en la habitación 104, dentro de un rato se le irá el efecto de la anestesia y despertará. Pueden ir cuando quieran. Ah y ten, es su identificación, me la acaban de dar en recepción.

La tomo. —Muchas gracias Timothy —le digo al médico que la atendió, se me escapa una sonrisa.

Observo la fecha de nacimiento, así que su cumpleaños será en diez días…
Tomamos nuestras cosas del sofá.

—Ya me vinieron a buscar, mandale saludos a Sofía se despide apresurada Larissa.

—Cuidate, por favor avísame cuando llegues —respondo.

Si no me confundo, la habitación 104 es en el segundo piso, nos dirigimos al ascensor.

—¿Mía? —Una voz masculina que no me resulta muy conocida la nombra.

Nos damos vuelta y al ver la cara de Mia comprendí de quienes se trataba.
Me presento y les cuento todo lo que sabemos, quizás ella necesite hablar con su hermana. No puedo esperar a ver a Sofía.

Subo al ascensor y como lo supuse era en el segundo piso, luego de buscar su habitación abro la puerta lentamente.
Acomodo la silla que hay una esquina a su lado y me siento.
Tomo su mano, es tan suave. Sus uñas pintadas de rojo, le encanta cambiarselas de color todo el tiempo.
Le acomodo un poco su hermoso cabello.
No puedo olvidar la vez en la que intentamos andar a caballo, fue tan especial ese día, también la vez que recorrimos medio Nueva York en busca de un helado que había visto y cuando llegamos estaba cerrado.
Mi mente se ha llenado de recuerdos con ella.
Siento como si nunca hubiese amado a alguien tanto como lo hago con ella, me devolvió parte de la felicidad que ya no tenía. Me volví a sentir bien conmigo. Es como si hubiese llegado en el momento indicado. Estar a su lado es lo que necesito.

—Te amo tanto Sofía… —Sonrío y beso su mano.

—Yo también Chris… —responde un poco dormida, intenta acomodarse pero suelta un quejido.

—No te muevas, puede hacerte peor.

Toma mi mano haciendo que me acerque a ella, nos damos un abrazo.

—Me haces bien… Por favor, no me sueltes.

—Tú tampoco… 

Vuelvo a tomar su mano y apoyo mi cabeza sobre su mano en la cama, ella vuelve a quedarse dormida, es normal. Se merece algo realmente especial y creo saber qué es lo que puedo hacer que sea especial...
El sueño me vence, pero estoy tranquilo, estoy a su lado y está bien. Eso era lo que más necesité en todo el día y al fin lo tengo. No sé qué hubiese hecho si la perdía. Ni siquiera puedo pensarlo. Tengo poco tiempo para planear algo, pero sé que será bonito...

¡Él es el ideal!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora