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Lunes otra vez y camino por los corredores apresurada o es lo que intento después del golpe en el tobillo que me di al tropezar con algunos escalones ayer por la tarde cerca de mi casa por ir corriendo, pero es que necesitaba ir urgente al baño y parecía que donde estaba tan apresurada, el autobús me había dejado más lejos de lo habitual.
Se que Jaemin me saludará apenas me vea, como siempre, sobre todo después del sábado y me siento aún avergonzada de cómo reaccione después de que me entregara el falso conejo rosado, pero es que sentía vergüenza y la timidez no me deja ser valiente, ni siquiera para agradecerle. Solo le sonríe débilmente y lo tomé entre mis manos completamente sonrojada, lo dejé sobre mis piernas para segundos después hacerme la dormida de solo timidez y no hablarle por el resto del camino, si quiera apenas me despide cuando tuvo que bajar en su parada, se que esperaba que dijera algo, pero no pude y incluso yo me quede con las palabras atascadas en mi garganta.
Pero no pude dejar de pensar en su sonrisa durante todo el resto del de semana, en la linda forma cómo me miraba mientras me entregaba el falso conejo. Él estaba muy cerca por el poco espacio de los asientos y no me hizo sentir invadida ni incomoda como antes, sonreía como si esa vez si se sintiera tímido por lo que hacía.
— ¡Minying!
Me detengo por su cálida voz al llamarme, él viene por delante de mi, como si hubiese estado esperándome afuera de mi salón de clases, pero obviamente esta ahí por Jeno como todas las otras veces.
— Hola. – Lo saludó mientras siento el calor subir hasta mis mejillas y volverlas rojizas. — ¿Co-como estas?
— ¡Oh nana-hyung!
El levanta la vista de mi cuando un muchacho llega a mi lado llamándolo por su apodo, lo reconozco como el chico que lo obligó a sentarse con él en el autobús, no recuerdo cómo es que era su nombre. Pero aprovechó el momento, cómo mi oportunidad de que está mirándolo para escapar de ahí con el corazón acelerado por su mirada.
Llego al salón en segundos y algunos compañeros están ahí, Jeno lo está también y me saluda emocionado moviendo su mano, él me agrada como nadie, le devuelvo el gesto con suavidad caminando hasta mi mesa y me siento rápidamente en mi lugar suspirando más relajada. Debajo de mi mesa en la rejilla del escritorio, siempre dejo mis libros que usamos en las clases porque son muy pesados para llevarlos a casa y tenerlos en mi casillero no es una opción. Meto la mano ahí para sacar el que necesito para la clase que viene, pero toco algo que no reconozco y rápidamente saco las manos con algo de miedo.
— Minying, ¿porque no me esperaste en la entrada? — Young Jae se sienta a mi lado dejando su mochila sobre la mesa y suspira. — Ni siquiera respondiste mis mensajes estos días, ¿estás molesta por que no te dije que los había invitado? Si es así, realmente lo siento, creí que sería agradable para ti conocerlos y tener más amigos.
— Mi celular ya no funciona Young Jae y no estoy molesta, me divertí, así que gracias, pero aún así debiste advertírmelo. – Susurro metiendo las manos lentamente debajo de la mesa y intentando averiguar qué hay sin sacarlo.
— ¿Que sucedió? — Pregunta.
— ¿Qué?
— Estoy hablando de tu celular sobre cómo es que ya no funciona más. — Dice y me mira. — ¿Te encuentra bien?, estás actuando algo diferente.
— Estoy bien, solo pensaba sobre unos ejercicios que no logré entender. – Sonrió sin mostrarle mis dientes. – Se rompió porque tropecé en las escaleras ayer y cayó algunos escalones hacía abajo y no encendió más, ya tenía muchos años, así que en algún momento sucedería.
– Ah, correcto.
Centra su atención en su celular mientras yo muevo las manos bajo la mesa, se ríe de algo que ve y luego hace un sonido como si estuviera viendo lo más lindo del mundo, me inclino un poco hasta su lado solo de curiosa para saber que es lo que ve tan enamorada y está viendo videos de Monsta X.
Sintiendo algo duro y cuadrado en mis manos, sigo moviendo lo dedos y lentamente comienzo a sacarlo hasta que aparece en mi vista una pequeña caja de dulces. Sonrió involuntariamente cuando la veo, por qué son mis favoritos, no los comía hace meses, sus precios subieron excesivamente y no tenía de sobra para comprarlos.
— Chicas. – Jeno llega a nuestra mesa tomando una silla del lado y se sienta, devuelvo la caja a donde estaba y me centro en el muchacho. – ¿Vamos a almorzar juntos hoy?
— ¿Y con Jaemin? – Pregunto en susurró.
— Si. – Asiente él. – También con nuestros demás amigos, vamos a presentárselos. Ellos quieren conocerlas, sobre todo porque Jaemin ha hablado mucho sobre... — Se calla rápido. — Ustedes dos.
Su sonrisa y el recuerdo del autobus aparecen en mi mente otra vez, sonrojándome y a la vez haciéndome sentir extraña, quizás estoy emocionándome sin razón alguna, probablemente Jaemin solo quiso ser agradable y regalarme el conejo por que me desanime al no lograr sacarlo, quizás a él no le gustó y quiso deshacerse de el, no lo sabré jamás, por que no me atrevo a preguntarle por qué lo hizo, prefiero ignorarlo y dejarlo en el pasado, creer que fue un gesto agradable de su parte.
Las eternas horas de clases avanzan hasta que la hora de comer llega y estoy tan nerviosa de almorzar con ellos y con sus otros amigos, de conocerlos y no agradarles o estar con Jaemin otra vez, no es como si fuéramos a tener una cita o fuéramos a estar solos, pero quizás es el hecho de verlo otra vez y que sonría.
– Te buscaré luego, dejaré algo en mi casillero rápidamente.
Young Jae sale del salón y espero que todo el resto lo haga también, tomó mi mochila y la caja de dulces de debajo de la mesa, salgo del vacío salón y camino sujetándola entre mis dedos hasta el casillero viendo que tiene una pequeña nota en la parte de atrás, pero antes de siquiera poder leerla ya estoy frente a mi casillero rogándole para que se abra.
Ingreso la clave y lo jalo, pero no abre en absoluto, ni siquiera hace un sonido como otras veces, solo está ahí cerrado sin una pizca de compasión por mi.
— Déjame hacerlo. – La voz de Jaemin me provoca un escalofrío y me giro a mirarlo, sonríe como siempre.
— Está bien, yo puedo hacerlo Jaemin. — Susurró.
Vuelvo a intentarlo pero fracaso y se ríe detrás de mi. Se posiciona a mi lado por lo cual me alejo sintiendo su aroma, aprieto la caja entre mis dedos esperando mientras él intenta abrir el casillero, exitosamente lo logra a la primera vez con fuerza y me mira rápido triunfante.
— Gracias. — Sonrió un poco y comienzo a guardar mis cosas dentro.
— Minying. — Dejó de guardar para mirarlo. — ¿Te han gustado los dulces?
– ¿Qué? — Sonrió. — ¿Fuiste tu?
Se apoya contra los otros casilleros metiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones mientras asiente y me sonrojo tanto que incluso las manos me arden, mis mejillas rojas de seguro le causan ternura porque estira su mano después de sacarla del bolsillo y me acaricia el cabello como si fuéramos las personas más cercanas del mundo o como si tuviéramos algún tipo de relación para poder hacer ese gesto tan delicado.
— Oh linda y adorable MinYing. — Dice provocando que mi corazón vaya a explotar.
— Son- son mis favoritos. — Susurró temblorosa. — No debías, pero gracias.
— ¿Enserio son tus favoritos?– Asiento emocionada y él se acerca un paso. – Me alegra oírlo, son deliciosas y espero que los disfrutes mientras estudias, es para darte ánimo, bien, vayamos a almorzar con el resto.