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Abro los ojos de golpe y la luz blanca del techo me ciega por unos segundos, hasta que logro acostumbrarme parpadeando reiteradas veces. Aún me siento mareada y más por las luces tan potentes que me enfocan por sobre mi. Reconozco el lugar automáticamente, la enfermera de la escuela me mira desde un costado de la cama, no hay nadie más que ella y no es la misma de siempre, no es la misma mujer que suelo ver en los corredores o la que solía atenderme cuando me sucedía esto otras veces, por qué recuerdo que sucedió, no es primera vez.
— ¿Que- que paso con la señora Song? – Susurro avergonzada. — ¿Ella no está aquí?
— Ella no estará por un tiempo, pero estaré yo para ayudarte. — Me dice y se acerca más a mi lado mirando su plantilla. — ¿Como te sientes ahora, puedes moverte MinYing?
Me acomodo en la cama hasta que quedo más sentada apoyando mi espalda sobre las almohadas semi blandas, ella me mira atenta mientras me muevo y luego a la plantilla otra vez, leyendo todo lo que está escrito, todo mi historial de desmayos, perdida de sangre en mi nariz y otras barbaridades, cómo quedarme dormida en el salón de clases. Años anteriores estuve más en enfermería que en clases, tuve más desmayos que buenas calificaciones y a mi siempre me ha ido bien, solo por la melancolía de la pérdida de mi abuela y cansancio, no fue mi mejor año dentro de mi triste vida.
– ¡MinYing!
Alguien entra rápidamente en la sala por la puerta corrediza haciendo un ruido fuerte y miro mareándome por hacerlo tan rápido, Jaemin llega a mi lado con el cabello alborotado y la frente sudada, con la respiración agitada también, con el rostro tenso en una expresión de preocupación.
— ¿Jaemin, qué haces aquí? — Le enfermera le habla pero él ni siquiera la mira, toma mi mano temblorosa y se acerca a mi rostro de forma invasora. — Oye, deberías estar en tu salón de clases ahora.
—¿Que sucedió, te sientes bien ahora? — Pregunta rápidamente sin siquiera dejarme responder vuelve a hablar.— Jeno me envió un mensaje diciendo que estabas aquí, estamos preocupados, vine aquí apenas la campanilla sonó, los demás están cambiándose pero estarán pronto aquí.
— ¿La conoces? — La mujer vuelve a preguntar pero él aún está muy concentrado y cerca de mi. — Jaemin.
Intento alejarme pero por las almohadas no puedo, Jaemin me suelta y aprieto mi puño avergonzada con las mejillas rojas ardiendo, espero que sea fiebre y no algo más, que note que me causa más que nervios. Los miro, primero a Jaemin y luego a la mujer, algo me parece familiar en ambos.
— Si mamá, ella es Minying mi amiga. — Me quedó sin palabras.
Había notado un pequeño parecido entre ambos pero él al llamarla así me confirma que es su familia, peor aún, su madre, quien me ha visto decaída, vulnerable y sobre todo que ya debe saber toda mi vida desagradable escrita en las hojas que sostiene sobre sus manos, ¿que pensará ahora que sabe que alguien como yo soy amiga de su lindo hijo? Alguien con problemas de salud y que esta demasiado dañada para siquiera pensar con claridad.
