𝒅𝒐𝒄𝒆

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TWICE - feel special.

— ¡Minying, espérame!

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— ¡Minying, espérame!

Mientras me acomodó las zapatillas para abandonar la escuela en las escaleras de estas, Jaemin se detiene a mi lado y automáticamente lo miro, él tiene esa linda sonrisa suya que me hace sentir relajada y cautivada.
Las ganas de ir a mi casa a descansar se desvanecen mientras él me mira fijamente de la misma forma que lo hace siempre, como si yo fuera algo especial en este mundo, alguien que aprecia.

— ¿Ya te vas a casa? — Pregunta.

Asiento mientras termino de ponerme las zapatillas y me agacho luego para atarlas mientras hablo con la mochila pesándome sobre los hombros delicados que cada vez se sienten más cansados, él se queda en silencio a mi lado.

— Si-la enfermera..quiero decir tu madre, ella-. — Se agacha frente a mi, eleva una ceja divertido y me arrepiento de nombrarla volviendo la vista a mis zapatos. — Ella me envió a casa, necesito descansar y alimentarme, pero ya me encuentro mejor, no tienes de qué preocuparte.

Se ríe un poco sacándome una sonrisa torpe que no ve por mi cabello cruzándose en todo mi rostro sonrojado.

— Lo se. —Dice con obviedad y derrepente se pone de pie, lo hago también porque he terminado de atarme. — Yo-Yo estuve esperando todas estas horas por ti afuera de la habitación, no asiste a mis clases preocupado por ti y cuando decidí ir al baño por solo un segundo, desapareciste como- como si-

Mientras hablaba cada vez su tono de voz disminuye más y me inclino para intentar oírlo mejor pero calla, su rostro se inclina sobre el mío y me aferro con fuerza a los tirantes de mi mochila.

— ¿Como sí que? — Es él quién esta vez mira hacía sus pies, por eso me atrevo a hablar. — ¿Jaemin?

— Como si estuvieras esperando que me distrajera para escapar de mí. — Se me escapa una risa sonsa y levanta la vista, sus ojos melancólicos me callan.

Sus dedos fríos se acercan a los míos en un suave rose que acepto para tomarlo, sus dedos se enredan con los míos, su mano fría acaricia la mía pequeña y herida, su cercanía me envuelve en una burbuja en la que todo está bien, en la que yo no soy una pobre chica que no sabe lo que es tener atención.

— No sabía que estabas esperando por mi afuera, se suponía que la enfermera te mando a tus clases y además jamas escaparía de ti Jaemin. — Mis dedos acarician los suyos y la adrenalina se apodera de todo mi ser, esa adrenalina que me hace hablar que me hace ser valiente solo por unos segundos cuando estoy con él. — Me haces sentir especial Jaemin y estoy muy agradecida contigo como para alejarme.

— Lo eres. – Vuelve a sonreír, con su gran sonrisa, con su felicidad y su belleza. — Eres muy especial para mí Minying, estoy agradecido de haberte conocido.

Nos quedamos en silencio, yo con mi corazón acelerado latiendo fuerte sintiéndolo en cada extremo de mi cuerpo y la adrenalina sigue por mi cuerpo causando que quiera abrazarlo o simplemente tocarlo, pero no lo hago, solo le sonrío muy agradecida de tenerlo y que sea tan increíble conmigo.

— Deberías volver a clases y yo debería ir a descansar. — Asiente. – Así que, hasta luego Jaemin.

Asiente otra vez y le hago una pequeña reverencia antes de girarme, pero cuando otra vez estoy avanzando me detiene y me doy cuenta que nuestras manos siguen aferradas.

— ¿No vas a desaparece otra vez? — Susurra. — Estaba muy preocupado por ti la semana pasada, así que no lo hagas otra vez, por favor.

— No volveré a desaparecer, lo prometo.

Me suelta sonriendo y se gira, sube las escaleras y se adentra en el edificio, suelto un gran suspiro que no sabía que estaba conteniendo y tomó mi mano entre la otra sintiendo los fríos dedos de Jaemin aún.

El autobús se demora más de lo debido y lo agradezco, porque había olvidado lo que es llegar temprano a casa, eso quiere decir que estaré más tiempo con mis padres y que tendré que hacer un montón de cosas sin parar, también exigirán saber porque estoy en casa antes y no tendré la valentía de decirle que me he desmayado por la mala vida que estoy llevando.

— Hasta mañana muchacha.

El chofer de siempre se despide y le hago una reverencia, me bajo y camino hasta la casa lentamente sintiendo el sol agradable sobre mí hasta que llego al edificio, todo se siente peor en dos segundos, siento las ganas de escapar otra vez, inhalo y exhalo antes de entrar.

El silencio me invade, me quito los zapatos y los dejo ordenados a un lado, ni siquiera tengo sandalias para usar, así que solo entro con mis medias intentando no resbalar por el piso limpio.
Camino pasando por la sala y mi padre está ahí dormido como siempre, llego hasta la cocina donde siento un poco de ruido y mi madre está lavando los trastos sucios que ellos han utilizado, me siente y se gira.

En su mirada veo el odio por mi y el desprecio que me tiene, aprieta los labios unos segundos, deja la cosas y se gira completamente.

— Tuve que volver antes.

— Lo se, me llamaron de la escuela. —Se limpia las manos y trago duro apegándome a la pared mientras ella se me acerca. — Me dijeron que estás enferma y que tienes las piernas lastimadas.

— Solo es porque me he caído en la escuela.

— ¿Crees que soy tonta o que ellos lo son? — Comienza a elevar la voz y me encojo en mi lugar deseando temerosa que su voz chillona no despierte a mi padre. — ¿Eh, Minying?

Niego.

— Ellos creen que nosotros te golpeamos y están equivocados, no es nuestra culpa que siempre estés cayéndote por ser tan torpe. — Dice y termina de acercarse, agacho la mirada, encojo mis hombros como si pudiera esconderme entre ellos con el corazón acelerado de solo pánico. —Que esto no vuelva a suceder y que no vuelvan a llamar aquí, no tenemos por qué recibir esas ridículas llamadas de la escuela. – Pareciera que va a golpearme pero no lo hace, se agacha un poco hasta mi y susurra. — Tu padre no sabe y si se entera te irá mal, así que no digas nada y escóndete en tu habitación hasta más tarde.

Su mano se levanta puedo verla de reojo, me preparo para recibir su golpe, contengo el aliento y aprieto los puños a mis lados, pero jamás llega su golpe, lo único que hace es correrme un mechón de cabello del rostro y a la vez lo acaricia mientras lo corre, la miro automáticamente asombrada  y ella se queda tan impactada como yo, así que rápido pasa por mi lado arrepintiéndose seguro de su acción tan tierna hacía mi por primera vez desde siempre.

— Termina eso.

Asiento con el susto desapareciendo de mi cuerpo y sintiéndome un poco mejor, sigo con lo que ella estaba haciendo, deseando no haber vuelto a casa temprano y haberme quedado con Young Jae y Jaemin por sobre todo haciéndome sentir tan única y especial.

Su sonrisa impregnada en mi mente me hace sonreír hacía los trastes sucios y sus palabras de hoy por sobre todo.
Jamás alguien me había hecho sentir especial, nadie aparte de mi abuela quien decía que yo era un sol que brillaba cada día más. Pero la diferencia a que él me lo diga, es que no tenemos ningún tipo de lazo familiar y que tampoco me conoce debidamente. Pero mientras sonríe diciéndomelo y tomando de mi mano a la vez, lo hace mucho más diferente.

  𝘍𝘦𝘦𝘭 𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭    ||     N. JaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora