𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐

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Los días no son más que eternos y tortuosos para mí, volver a casa después de largas horas de estudio, hacer un sin fin de tareas domésticas que son un caos y a la vez ser gritoneada por mis padres por cosas absurdas que se pueden evitar, pero es ...

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Los días no son más que eternos y tortuosos para mí, volver a casa después de largas horas de estudio, hacer un sin fin de tareas domésticas que son un caos y a la vez ser gritoneada por mis padres por cosas absurdas que se pueden evitar, pero es lo que tengo que soportar.

Estar en la escuela mantiene mi mente ocupada la mayor parte del tiempo, solo no lo logro concentrarme a estudiar por qué Young Jae no me deja tranquila, hablando sin parar sobre Jeno y Jaemin, este ultimo cada vez que me ve, normalmente es cuando estoy saliendo de mi salón y va por su amigo o nos encontramos en los corredores, me sonríe como si me conociera o fuéramos viejos amigos que se recuerdan con gratitud, pero yo, no hago nada más que esconder mi mirada avergonzada y caminando rápido lejos de él.

Es fin de semana y lo que menos quiero es estar en casa mirando el techo de la habitación, porque no tengo ninguna tarea que hacer para mantenerme ocupada, así que acepto la invitación de Young Jae de ir al centro comercial por algunas horas.
Mientras me visto nada me hace sentir cómoda, mi ropa es vieja y esta desgastada, mis padres no me dan dinero, así que tengo que arreglármelas por mi propia cuenta sin algún trabajo y el dinero que mi abuela me había dejado antes de marcharse, esta por acabarse.

Mi viejo celular suena sobre la cama y me miro por última vez en el espejo, los jeans me quedan cortos porque he crecido un poco más y la sudadera verde musgo es cómoda al menos, pero no me hace ver siquiera bien, puedo imaginar a Young Jae llevando algo bonito y nuevo que se acomode con toda su belleza.

Guardo mis auriculares y el poco dinero que tengo en mis bolsillos saliendo de la habitación intentando no emitir sonido para que mis padres me detengan.

— ¿A donde crees que vas MinYing? — Me detiene el hombre detrás del televisor y me giro hacía él con lentitud.

— Solo.. saldré por un momento. — Me siento siempre pequeña ante la mirada furiosa de mi padre. — Iré a comprar algunas cosas, no tardare, pero hay comida por si tiene hambre.

— No vuelvas. — Dice y luego ríe.

Se gira volviendo su atención a su periódico y a la televisión ruidosa que me provoca dolor de cabeza, suspiro en silencio avanzando otra vez.
Me pongo los zapatos y salgo rápido, dejando todo el ambiente desagradable ahí en esa pequeña y para nada acogedora casa.
Mientras camino después de bajarme del autobús, busco a Young Jae con la mirada, donde se suponía que no se contrariamos y me detengo en una tienda de conveniencia por qué el vidrio me refleja. No estoy vestida como me gustaría para un día de salir con mi amiga, desearía usar algo más cálido o lucir más linda, ademas mi rostro luce melancólico, estoy a punto de llorar.

— ¿Te encuentras bien, MinYing?

La puerta un poco más al lado de mi, se ha abierto sin que me haya dado cuenta y él chico está ahí mirándome detenidamente.
Con su cabello alborotado, con los labios abiertos curvándose en una pequeña sonrisa simple y luciendo muy diferente sin el uniforme escolar, más simple y atractivo, no lleva una gorra cubriendo su cabello castaño casi rubio, le queda increíble.

  𝘍𝘦𝘦𝘭 𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭    ||     N. JaeminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora