No asisto a clases por una semana y no tengo ganas tampoco de ir más, pero quedarme en casa tampoco quiero.
Durante esos días no hago nada más que ser una cenicienta para mis padres, la peor versión, por qué mi padre no estuvo conforme con todo lo que hice, me golpeó en varias ocasiones con su bastón, mi labio está roto en una esquina y mis piernas llenas de moretones al igual que mis brazos por los tironeos inconformes de mi madre.Así que me levanto más temprano de lo normal, esperanzada de no escuchar sus gritos, sus maltratos y sus exigencias, me pongo el uniforme escolar rápido y aún que pareciera que hará calor, me pongo medias largas para cubrir mis piernas moreteadas.
En silencio salgo de la casa sin siquiera desayunar y desaparezco del lugar que ya no se siente como mi casa, solo un desagradable lugar que cada vez es peor para vivir.
Desde que mi abuela falleció, todo cayó contra mi terriblemente, ella me defendía en el pasado, ella me quería, ella me escuchaba y me consolaba cuando me gritoneaban, por años evito el maltrato hacía mi, pero cuando enfermo todo volvió y su corazón no soporto el daño, pero me ayudo a ser valiente.
Ojalá mi abuela estuviera aquí, me defendiera como antes, me cuidara y sobre todo me alimentara, su comida era lejos la mejor que he probado.Yo no fui deseada, mi mamá fue una madre joven con un gran futuro por delante pero por mi culpa -como ella dice siempre, tuvo que dejar todo lo que más quería y quedarse con alguien que no era el amor de su vida, entre otras cosas que suelen decirme para turturarme y hacerme la vida más desagradable.
— Puntual otra vez muchacha.
— Buenos días, señor.
El anciano chofer me saluda y le hago una reverencia, el autobús está vacío y no quiero sentarme detrás de él como siempre, solo quiero estar sola, que nadie me mire y contener las lágrimas que estos últimos días han estado sobre mis ojos sin parar.
Camino hasta un asiento casi al final del autobús y me siento ahí escondida, apoyo mi cabeza contra la ventana y cierro los ojos deseando despertar a tiempo para bajarme, deseando poder escuchar algo de música para calmar mi mente.Pero no logro conciliar el sueño, el sol me golpea justo en el rostro mientras el autobús avanza y miro mis manos porque mi celular aún no quiere encender, había logrado que funcionar, pero deja de hacerlo luego sin encender más.
Tengo las uñas muy cortas y algunas heridas hechos por los cuchillos cuando cocino y también por tanto lavarlas los trastos sucios, para no verlas más las escondo con los puños de mi chaleco.Alguien se sienta a mi lado, ni siquiera levanto la vista para reconocerlo, porque el
hecho de estar mirando mis manos hace que vea sus pies, Jaemin siempre usa las mismas zapatillas blancas medias sucias, su perfume invade mi burbuja personal y se me escapa una pequeña sonrisa sin poder controlarla porque él está a mi lado.
Levantó un poco la vista, está mirando un libro entre sus delgados dedos, con los auriculares grandes rodeándole el cuello en vez de tenerlos en sus oídos y la blusa del uniforme escolar abierta dejando ver una camisa negra, su perfil delineado me recibe hasta que se gira y me mira de frente, avergonzada bajo la vista otra vez.— ¿Minying? – Pregunta impactado. — No te veía- des-desde aquel día Min, hace una semana.
Lo que más hice esta semana fue pensar en aquel día, en cómo me sentí a su lado y la forma en que me miro en algunas ocasiones, cómo si yo fuera algo especial y agradable, me hizo sentir increíble y sobre todo valiosa.
Su gran sonrisa adorna su rostro, sus ojos se vuelven pequeños como las maravillosas medias lunas que suele formar y todo dentro de mi se siente extrañamente maravillosos. Me contagia con ese gesto, sonrió y el labio me duele, él me mira y rápidamente me cubro con la mano.— ¿Que te paso? — Pregunta frunciendo las cejas. — ¿Estas bien?
— Si-si estoy bien. — Susurró. — Solo rompí mi labio, no es grave.
— Puedes confiar en mí Minying. – Susurra tomando de mi mano para que la quite de mis labios y la sujete entre la suya.
—Lo se, pero no ha pasado nada, estoy bien. — Sonrió un poco. — ¿Como van tus clases?
— ¿Aún sigue en pie la oferta de enseñárme? Por que necesito que me ayudes urgente, estuve distraído intentando de pensar cómo contactarte y no logré estudiar ningún día. – Se ríe y recién suelta mi mano, cierra su libro y se acomoda en el asiento, mis mejillas se sonroja. – Te había extraño, me acostumbré a verte en los almuerzos y aquí en el autobús también.
Me quedo sin palabras con el corazón latiéndome contra el pecho y sonriendo como una lunática frente a él.
Más gente sube al autobús y con Jaemin nos ponemos de pie para dar asiento a una pareja de ancianos que nos agradecen sonriendo.
Un par de cuadras más allá nos bajamos y caminamos lentamente hacía la escuela, aún es temprano y hay pocos estudiantes alrededor, pero por instinto camino hacía mi salón con Jaemin a mi lado sin marcharse al suyo.— ¿Vas a almorzar con nosotros hoy? — Pregunta. — Todos han estado extrañándote y preguntándose por qué no han asistido.
Asiento mientras camino poniendo mi cabello detrás de mi oreja, me arde el labio después de haber sonreído tanto por su culpa, pero vale la pena, por Jaemin si lo vale por qué no deja de sonreír cuando yo lo hago también.
— Minying. – Me llama deteniéndose y me giro deteniéndome también.
— ¿Que sucede?
— Yo-
— ¡Nana! – Un chico llega por detrás de él y lo abraza por el hombro mientras le hace un tipo de presión en el cuello, Jaemin se queja alejándose y lo miro. — Jeno me dijo que sueles llegar temprano a clases, ¿desde cuando? Siempre has sido impuntual y irresponsable.
Jaemin me mira afligido metiendo las manos en sus bolsillos y su al parecer amigo me mira también. Jamás lo he visto, pero no me sorprende con suerte logré conocer a Jaemin y los demás, pero antes de eso no había visto a ninguno de mi escuela.
El chico me sonríe y hace una reverencia que rápido le devuelvo tímida.— Hola.
— ¿Renjun, qué haces aquí? — Pregunta Jaemin situándose a mi lado causando que el chico lo mire a él y no a mi, dejándome respirar.
— Volví. —Sonríe el chico y también tiene una sonrisa muy bonita pero más dulce que la de Jaemin. — Llegue hace unas semanas pero tuve problemas para inscribirme a la escuela, ¿Quien es ella?
— ¡Ah! – Jaemin pasa su brazo por mi hombro con una sonrisa acercándome a su costado y nerviosa me dejó rodear. – Ella es MinYing.
— Soy Renjun un viejo amigo de Jaemin, puedes decirme Injunnie también si gustas. — Me guiña un ojo y me sonrojo.
Jaemin me acerca más a su cuerpo, su cercanía me hace temblar de nervios, pero no puedo quitarle la vista de encima al chico frente a mi, su belleza es tan pura como su sonrisa y su mirada, pero la forma en que habla o se expresa tiene mucha confianza en sí mismo.
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𝘍𝘦𝘦𝘭 𝘴𝘱𝘦𝘤𝘪𝘢𝘭 || N. Jaemin
Fanfic𝘓𝘢 𝘦𝘯𝘭𝘰𝘲𝘶𝘦𝘤í𝘢 𝘭𝘢 𝘧𝘰𝘳𝘮𝘢 𝘱𝘦𝘳𝘧𝘦𝘤𝘵𝘢 𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘶𝘴 𝘰𝘫𝘰𝘴 𝘴𝘦 𝘷𝘰𝘭𝘷í𝘢𝘯 𝘮𝘦𝘥𝘪𝘢𝘴 𝘭𝘶𝘯𝘢𝘴 𝘤𝘶𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘭𝘦 𝘴𝘰𝘯𝘳𝘦í𝘢 𝘺 𝘭𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘯 𝘴𝘰𝘯𝘳𝘪𝘴𝘢 𝘢𝘱𝘢𝘳𝘦𝘤í𝘢, 𝘩𝘢𝘤𝘪é𝘯𝘥𝘰𝘭𝘢 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘪𝘳 𝘦𝘴𝘱...