Luna de Miel con Gusto a Ramen

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El sonido del teléfono nos despertó a Kentin y a mí, yo me revolví en la cama del hotel mientras mi esposo se movía a mi lado. Lo escuché suspirar.

-¿Hola? -preguntó cuando atendió, yo abrí los ojos lentamente, la habitación estaba llena de luz por el Sol de la mañana-. Sí, muchas gracias.

Colgó el teléfono y luego se acercó a mí, abrazándome con esos brazos fuertes y macizos.

-Vida. Ya hay que levantarse, nos traerán el desayuno a la cama -dijo mientras me besaba en los cachetes.

-Sí, ya me levanto, ¿a qué hora tenemos el vuelo? -pregunté mientras me restregaba los ojos.

-A las seis de la tarde tenemos que hacer el preembarque. -Me respondió Kentin, nos besamos y salimos de la cama, me apetecía una ducha antes que nada; me dirigí hacia el baño para ducharme. Una vez que estuve lista, salí con unos shorts y una solera de Hatsune Miku, ya nos habían traído el desayuno y Kentin estaba esperándome, al verme reprimió una risa, yo lo miré extrañada.

-¿Qué sucede? -quise saber.

-Nada, es sólo que estás casada y aún te viste como niña -se burló, yo entorné los ojos mientras me cruzaba de brazos.

-No me jodas -le gruñí con una vena marcada en mi cabeza.

-Ven a desayunar, luego me ducharé -dijo con una sonrisa.

Luego del desayuno y que Kentin se higienizara, hicimos el check out del hotel y fuimos a comer a la casa de mis padres, dónde también estaban Gaeil, Thomas, Rick y Mae.

Nos mostraron las fotos que ellos nos habían sacado en nuestra boda y nos reíamos de las ocurrencias de Gaeil.

Luego de comer, ayudé a mamá a lavar los platos y fuimos a descansar a mi antiguo dormitorio, cerca de las cinco nos despertamos y mi padre nos llevó a Kentin y a mí al aeropuerto para tomar el avión hacia Dubái, dónde hacíamos conexión para Tokio.

-Cuídense mucho -dijo mi padre cuando estábamos a punto de embarcar, yo llevaba una mochila con una muda de ropa para ambos, Kentin me sostenía de la mano con una media sonrisa en los labios.

-Los extrañaremos mucho -susurró mi madre con lágrimas en los ojos.

-Kentin, saca muchas fotos -pidió Thomas mientras abrazaba a su hijo.

-Y cuida a mi hermanito, Annie -bromeó Gaeil divertido-. A las japonesas les encantan los occidentales.

Helena lo miró con los ojos entornados.

-¿Y vos cómo sabes eso? -quiso saber, Gaeil se puso blanco.

-E-Es un rumor que escuché por ahí -rio mientras se rascaba la cabeza.

-Ya es hora de irnos, nos vemos en un mes -dijo Kentin mientras las personas entraban a la sala de preembarque.

-¡Nos vemos, cuídense! -exclamaron todos, Kentin y yo nos despedimos con la mano y entramos a la sala.

Luego de los controles de regularidad, esperamos a que nos den luz verde para entrar.

Desde que había ido a Irlanda a conocer a los abuelos de Kentin que no había vuelto a viajar en avión, y menos en clase superior; aunque con Asagi habíamos viajado en clase ejecutiva, esta vez, en cambio era turista; pero con Fly Emirates todo parecía de primera clase.

Nos ubicamos en nuestros asientos y esperamos las indicaciones de las azafatas, Kentin sacó sus auriculares y se los colocó mientras se relajaba en el asiento. Yo tomé de mi mochila la guía turística de Japón que había comprado y me puse a estudiarla, adentro teníamos los Japan Rail Pass y la información de cada hotel dónde íbamos a estar, así también como números y frases en japonés.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora