Convivencia

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Me desperté bastante contracturada. Estaba demasiado malacostumbrada al sommnier tamaño king que compartía con mi novio, esa bolsa de dormir era una tortura china. Me senté y mi cabello se expandió hacia todos lados, con un gruñido intenté acomodarlo; las chicas seguían durmiendo, me fijé en el reloj: Las ocho de la mañana.

Estiré mis brazo y, tomé la campera impermeable que Kentin me había regalado antes de que vengamos para acá; gateando me acerqué a mi bolso y busqué mi cepillo de dientes y mi pasta, un espejo y salí de la carpa. Mis tenis estaban afuera, me los coloqué y abrí el cierre de la tienda, estaba haciendo frío. Volví a cerrar la cremallera y me dirigí hacia el rio a lavarme los dientes

Me sorprendía que aún los muchachos siguieran durmiendo, Kentin era un entusiasta con asuntos como campamentos o de supervivencia así que el hecho que no esté reproduciendo la diana con su teléfono para despertar a todos era algo nuevo en él. Seguramente el golpe que le había dado ayer le había dejado un fuerte dolor de cabeza, razón por la cual ahora se encontraría durmiendo. Fruncí el ceño al recordar ese susto de muerte que ese grupo de imbéciles nos habían dado a las chicas y a mí.

El sonido del río me indicaba que iba por buen camino, bajé un pequeño desnivel y me acerqué al agua, tomé un poco con la mano. Ojala que el día mejore... sería buena idea meterse al agua ya que pronto íbamos a tener climas más otoñales. La temperatura estuvo de locos las últimas semanas, provocando congestión nasal y resfriados en casi todos los que conocía.

Terminé con mi aseo bucal y regresé al campamento. Castiel, Armin, Alexy, Nath y mi novio estaban hablando entre ellos y se los veía preocupados. Me acerqué mientras escuchaba lo que hablaban.

-¿Están seguros de que no lo vieron salir? -preguntó Castiel-. Me tiene preocupado, se puede perder, tiene una pésima orientación.

-Al menos yo no lo vi. Me acabo de levantar, además -dijo Nathaniel, se lo notaba cansado.

-Organicémonos y salgamos a buscarlo -propuso Kentin, estaba cruzado de brazos y con el ceño fruncido, me vio llegar y sus ojos demostraron asombro-. Annie, ¿dónde estabas?

-En el río, lavándome los dientes -indiqué con el pulgar de dónde venía-. ¿Pasó algo?

-Lysandro no está -respondió Alexy, abrí los ojos de par en par .

-¿Cómo que no está? -pregunté. Lysandro solo, en el bosque, sin brújula y con su orientación, era un peligro para él mismo.

-Cuando nos levantamos la bolsa de Lysandro estaba vacía -me comentó Castiel mientras Kentin miraba a todos lados como esperando encontrar a Lysandro escondido tras un árbol.

-Despertemos a las chicas y vamos a buscarlo -dijo Nathaniel dirigiéndose hacia la tienda que compartía con las muchachas, pero Kentin lo retuvo.

-No, aún están enojadas por lo de ayer y con justa razón -dijo mientras tomaba del hombro a Nathaniel-. Deja que duerman, nos encargaremos nosotros.

-Te recuerdo que el que tuvo esa patética idea fuiste tú -gruñó Nathaniel mientras se zafaba de la mano de mi novio-. Tú tuviste la genial y brillante idea de hacerles esa broma a las chicas.

-Yo no recuerdo que me hayas dicho que no -gruño Kentin frunciendo el ceño.

-Te dije que era una mala idea -le recordó-. Pero eres tan idiota que no escuchas cuando hablo.

-¿Quieres pelear, Nathaniel? -le preguntó Kentin mientras sonreía con saña-. Porque motivos para partirte la cabeza no me faltan.

-Cuando quieras, Ken -se burló el rubio. Kentin le enseñó los dientes y ambos se tomaron de la campera, listos para agarrarse a las piñas pero me metí en el medio, separándolos.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora