Monster

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Castiel esperó a que todos se fueran para tomar a su novia del brazo y arrastrarla hacia la calle, en silencio se subieron a la motocicleta del pelirrojo y salieron a toda velocidad con rumbo hacia su departamento. Cuando llegaron, Castiel tomó su manojo de llaves, abrió la puerta y con un gesto de la cabeza le indicó que pasara, ella obediente entró y esperó a que su novio llegue al ascensor para subir hacia el último piso, en donde estaba el monoambiente del pelirrojo, el cual seguía tal cual Ámber lo recordaba: Ordenado y limpio, con clase y lleno de posters de bandas de rock. Demonio llegó moviendo la cola, amigable como siempre.

Se sentó en la cama de Castiel y esperó a que el monstruo descargue su ira.

-¿Acaso ya no te gusto, Ámber? -preguntó. Ámber abrió los ojos y parpadeó, ¿qué quería decir con eso?

Castiel la miraba con cierto dolor en su mirada.

-Respóndeme, por favor -susurró, Ámber seguía pasmada pero le respondió.

-Sí me gustas, pero ¿y esa inseguridad? -quiso saber la rubia mientras acariciaba su vientre, Castiel desvió la mirada.

-No es inseguridad, es sólo que yo nunca he sido infiel y a esto lo tomo como una infidelidad -respondió Castiel mientras se sentaba en la silla de la cocina.

-No fue una infidelidad, Cassy -le dijo Ámber, Castiel levantó la vista y la fulminó con sus ojos grises como un metal.

-No me digas así -le advirtió, Ámber sonrió tratando de tranquilizarlo-. Y si fue una infidelidad. El sólo hecho que hayas ido a ver otros hombres desnudos es una infidelidad. Te conozco demasiado bien, te gustan los abdominales y los pectorales inflados. -se puso de pie y se desabotonó su camisa negra para enseñarle su estado físico, el cual nada tenía que envidiarles a los bailarines que había visto la rubia- ¿Acaso no me mato lo suficiente en el gimnasio para estar así? ¿Esto no te basta?

-No fue una infidelidad porque no hice nada -le explicó la rubia con dulzura, pues si se alteraba iba a ser peor-. Para que exista una infidelidad tiene que haber roce, y no lo hubo.

-Hay distintos tipo de infidelidad, Ámber. No solamente tienes que cogerte a alguien para que cuente como cuernos -le dijo Castiel mientras volvía a abotonarse la camisa.

-Seguramente en la despedida de Leigh también hubo strippers, no sé por qué haces tanto escándalo -refunfuñó la rubia mientras se cruzaba de brazos.

Castiel levantó la vista y la miró. Sus ojos eran impasibles y no dejaban lugar a la duda.

-No las hubo. Kentin se encargó de todo y lo único exótico que hubo fuimos tu hermano, Kentin, los gemelos, Lysandro y yo bailando YMCA -aclaró el pelirrojo mientras fruncía el ceño, Ámber parecía sorprendida.

La rubia empezó a sentirse culpable, su novio no se había comportado como pensó que lo haría. Justamente por eso había decidido conseguir los freepass en un club de strippers: Porque estaba segura de que los muchachos iban a hacer lo mismo. Pero Castiel había demostrado una integridad digna de un caballero... Al contrario de ella había sido honesto y fiel a su noviazgo, incluso durante un evento como una despedida de soltero.

-Discúlpame, he sido una tonta, la verdad no estaba pensando -le susurró Ámber, sumamente arrepentida mientras se acercaba a él y loe abrazaba. Castiel pasó su brazo por sus hombros y la atrajo más hacia él.

-Está bien, pero por favor, se más responsable, recuerda que vamos a ser tres dentro de unos meses -suspiró el pelirrojo mientras acariciaba la barriga de Ámber, la cual crecía cada día más-. ¿Cuándo tienes la próxima ecografía?

-Dentro de una semana, luego de la boda de Rosa -le respondió Ámber-. Ah, por cierto, debemos ir a comprar los trajes para la boda y recuerda que el ensayo es mañana, será ensayo de ceremonia y cena, así que no almorzaremos.

Corazón de Melón con Chocolate (libro #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora