capítulo 10 "despedida"

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- por favor, ayúdame a volver

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- por favor, ayúdame a volver.- el rubio no soltó al animal, aún de rodillas frente al caballo marrón.- no podré volver a casa sin el.-

Al moreno le dio tanta lastima ver al rubio tan roto, que con gran esfuerzo levantaron al pesado animal y a paso del mismo, caminaron a la luz de la luna.

- lamento preguntar asta ahora pero...- rasco su nuca nervioso.- ¿cuál es tu nombre? -

El otro río ante el comentario tan torpe, se notaba a leguas que el rubio era igual a uno de esos animales parlanchines y le incomodaba el silencio.

- me llamo Corvus. - se detuvo al ver al caballo tambalear. - ¿Como te llamas tu?- una ves acostaron al animal dejándolo descansar, se sentaron junto a el mismo.

- soy Soren. - se apuntó con orgullo.- una ves vuelva a Katolis seré guardia de la corona y traeré honor a mi... madre...- se recargo en el estómago de caballo y el animal se acercó a consolar lo.

El moreno se sorprendió ante el repentino silencio, el rubio se veía animado hace sólo unos segundos, y el animal parecía aún más deprimido que cuando el rubio le hablaba de ser un guardia.

- ¿tu quieres ser un guardia de la corona?- el rubio lo miro.- de eso estabas hablando hace un momento, es ¿algún tipo de sueño?- el rubio río enternecido, el moreno parecía alguien amigable.

- si...- miro al moreno con una sonrisa.- madre me contó de una historia especial, pero papá era el que la sabía completa. - soltó una carcajada al recordar como su padre fue regañado por no contarle la dichosa historia. - esa historia es la que me inspiró a ser un guardia real.-

- y... el tema de tu madre...- caraspeo un poco al ver la sonrisa de Soren desvanecerse.- si no quieres... esta bien no debes contarme lo...- debía admitir que la curiosidad lo comía vivo pero era mejor no ser un chismoso.- después de todo soy un extraño, debe ser un tema delicado.-

- si...- se encogió de hombros, no quería darle mucha importancia.- mi...mi mamá está en Neolandia, se fue cuando mi papá se empezó a poner agresivo con ella.- negó con la cabeza al recordar como Viren la golpeaba cuando la cena no salía bien (o eso creía el). - madre decidió viajar con la tía Ami, dijo que iría a vivir con ella, incluso me pregunto a mi hermana y a mi si queríamos ir con ella, pero la tía Ami no vivía en ningún reino, significaba que no podría ser un guardia de la corona. - acaricio con cariño su caballo.

- ¿ella te regalo tu potrillo?- pregunto al ver que Soren le tenía un gran aprecio al marrón animal.

- no... mi maestro me lo dio cuando tuve mi primer duelo con un guardia de la corona, se supone que sería mi examen final.- río un poco al recordar lo nervioso que estaba Y como su maestro hizo cosas tontas para calmarlo, como manchar de dulce su cara con un pastel, pastel que hizo de agradecimiento.- cuando gane el aquel duelo, mi maestro me miro con orgullo y me dijo, "Soren, eres mi estudiante más joven, y como nuevo guardia de la corona quiero darte el primer Portillo de mi yegua." El tenía una hermosa yegua negra, le era fiel sólo a el, mi maestro la montó en guerras y desfiles, era la yegua de su difunta esposa, el la cuido todos los dias, cuando ella regreso herida de un ataque de lobos. - acaricio al Portillo de su pata herida, la sangre ya no estaba saliendo tan aprisa como cuando estaban en la cabaña.

- ¿Eres un guardia de la corona? - habló sorprendido, pero cuando Soren negó se confundió mucho.

- Opelli dice que soy muy joven para cuidar del rey, que no Nesesitan un niñato aficionado.- mordió el interior de su mejilla intentando callar sus lastimeros gemidos. - fui rechazado delante de todos por ser el menor de todos, Opelli dijo que mientras yo jugaba a ser el héroe, miles de guardias morían defendiendo el Reino y que nunca llegaría a ser uno de ellos, que aunque mi padre fuera el consejero y mago del rey, yo no tenía derecho de avanzar sólo por eso.- un gruñido salió de su garganta, pero respiro ondo aún mirando al suelo. - mi maestro me abrazo ese día, porque ni mi padre ni mi hermana fueron a verme en mi examen, normalmente, mi maestro es el que estaba en mis presentaciones junto a Kasef...- sacudió la cabeza y seco las lágrimas que amenazaban por caer.- demonios, mirame... Opelli tiene razón, desde que me rechazó en la guardia no he echo más que llorar y quejarme, yo nunca podría ser el guardia de la corona...-

El silencio reino por unos minutos, pero el rubio sólo se acuruco a un costado del animal, estaba cansado y fastidiado de el mismo, no tenía sentido seguir lamentándose, el sabía que era el mejor Y eso bastaba para el.

- yo creo que con lo que has echo con tu compañero animal es suficiente para demostrar que serás el mejor guardia real de todos.- vio al rubio levantarse y sentarse.- el no abandonar a este animal herido a su suerte dice mucho de tu lealtad, no Nesesitas que Opelli te diga que si, tu puedes proteger a la gente si así lo deseas.- se levantó y junto algunas ramas secas que tenían a su alrededor.- ¿quieres contarme la historia? Quiero saber la razón de tu sueño de ser un guardia real.-

El rubio vio como aquel moreno armaba una fogata , con mucho esfuerzo logró comenzar un fuego y se sentó a la izquierda del rubio, untando algo de la pasta verde en la pata del animal.

- claro...- no podía estar más feliz, compartiría aquel relato que siempre guardo con recelo, lo que era sólo para el sería la fascinación de alguien mas.- todo comenzó en el mágico Xadia, cuando una elfo muy extraña paseaba entre los oscuros bosques...-

El caballo más tranquilo se acomodo su cabeza cerca de las piernas de Soren y durmió tranquilamente, recibiendo caricias de parte de su dueño, quien emocionado contaba su historia favorita.
Lástima que no se dio cuanta cuando aquel animal dejo su último suspiro para mirarlo y en un relincho decir...

Adiós pequeño Soren...

Adiós pequeño Soren

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El cuento favorito de SorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora