capítulo 25 " temerosa llegada"

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Dos días pasaron volando, igual de rápido que las alas del águila revoloteando cerca de su amo, la emoción era tanta que las travesuras del ave no fueron detenidas, robaba espadas, comida, ropa, todo lo que sus garras pudieran tomar con tal de hac...

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Dos días pasaron volando, igual de rápido que las alas del águila revoloteando cerca de su amo, la emoción era tanta que las travesuras del ave no fueron detenidas, robaba espadas, comida, ropa, todo lo que sus garras pudieran tomar con tal de hacerlos avanzar.

- mi señor.- a lado del pura sangre negro llegó un corcel marrón.- el asesino de su padre mi señor, ¡no es normal! - dejo al animal avanzar mientras trataba de explicar su punto.- nuestras espadas lo atravesaban y ni siquiera tenían la luna llena, era como...- trato de concentrarse, invisible no era, tenía la piel de un negro azulado, pero no era difícil ver lo con una buena iluminación como la tenía el cuarto del rey.- ¡humo! Esa cosa era humo.-

- lo sé Lían, yo lo vi.- su mirada oliva paro al ver un caballo blanco sin control alguno.- Lían, ve por ese animal, va a causar un accidente.- su guardia siguió su orden, cuando estuvo apunto de tomar la armadura del animal, un enojado rubio se puso delante de el.

- ¿¡que intentas hacer?! ¡¿eres secuestrador de caballos?!- abrazo el cuello del animal y miro indignado a su contrincante.

- no señor se equivoca.- con calma tomó su caballo y le hizo mostrar su costado donde tenía una marca.- vengo por órdenes de mi señor, venimos de Neo...-

- ¡LÍAN! ¿PORQUE TARDAS TANTO?- cuando llegaron a la entrada del reino se cansó de esperar, necesitaba hablar con el nuevo rey ahora.

- mi señor, el animal tiene dueño y es un guardia de Katolis, el avisará de nuestra llegada.- el caballo blanco se puso a un lado del marrón.

- oye chico dragón, unas carreras a la entrada del castillo - sin esperar respuesta el caballo blanco voló cual águila siendo seguido por un curioso guardia.

- reconoce a Lían, pero... ¿a mi no?- necesitaba aclarar las cosas con el rubio, ya que más que nunca necesitaba un soporte. Los guardias le siguieron el paso tranquilo, los otros dos menores se perdieron de su vista hace tiempo y cuando llegó a las puertas del castillo los vio sentados en la entrada.

- are lo que pueda.- el castaño se levantó, tendiendo la mano para ofrecerle ayuda al rubio.- Lían yo...-

- ¡Soren!- un grito se escuchó de adentro del castillo.- ¡necesito tu ayuda!-

- ¡Ezran!- se levantó cual rayo y entró. Un carraspeo saco de sus pensamientos al guardia de Neolandia.

- m...mi señor, me disculpo por ser tan impulsivo, el chico Soren...- la mirada inquisisiva de su príncipe lo hizo callar.

- ¿de que estaban hablando Lían? - vio como su guardia jugaba con el mango de su espada.- Dímelo ahora Lían.-

- l...lo ciento mi señor, hice una promesa de guardia y mis labios estas sellados.- eso no lo mantuvo contento.

- hiciste un juramento frente a mi pueblo, le serás fiel a tu rey Lían, yo soy tu rey.- su voz gruesa y demandante, hizo temblar al hombre frente a el.

El cuento favorito de SorenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora