Capítulo 5

98 44 9
                                    

💌

Aerosol.

Cariño:

Prometí que no te escribiría de nuevo. Pero no hacerlo me es imposible, tomando en cuenta los últimos sucesos. Me haces mucha falta. Aún cuando no te perdía, al despedirnos cada mediodía o tarde, yo me erizaba con el frío que hacía allá fuera, sin vos, esperanzado de volver a encontrar tus ojos y el calor de tu mirada al amanecer de la próxima mañana. Pero hace días, el invierno y las estaciones dan vueltas, como alocadas, cómo si estuviese en varios sitios a la vez. No consumo ni la luz ni el tiempo y las nubes y el cielo se ven grises, cómo si te hubieras llevado todos los colores contigo.

Es extraño.
Las sensaciones, la tristeza, el vacío, la tormenta...

A veces quiero desaparecer, Cristina. Irme lejos, a otro lugar donde no puedan encontrarse. Me preocupa esto, cómo todo se ha desnivelado de un día a otro y nada parece tener equilibrio ni sentido en mi vida. Nuestra relación, si es que fue pasajera, mis bajones de ánimo, mi familia, las implicaciones de rendir más de lo que estoy rindiendo con los estudios y el tema de qué haré después, ¡por Dios, apenas empiezo esta larga etapa y me piden que diga el futuro! No puedo. Sencillamente no lo soporto. La tensión está en el aire y a veces, esos días que no me ves, en los que probablemente te deja de importar si aparezco o no, estoy perdido. Viajando de lugar en lugar, diferentes ambientes y buscando un sitio donde quedarme por fin. Pero no lo encuentro. Llaman, de parte del Instituto y mi familia, a veces, preguntando si estaré para la hora de cenar. No respondo, apago el móvil. El autobús sigue a toda velocidad por la autopista y yo, que me escondo tras una mentira, suspiro y empiezo a hacerme temblar la pierna, sin quererlo, mientras me pregunto el porqué y esto se une a una larga lista de cosas por las que me preocupo de más.

Te ves bien. Olvidé decírtelo el último día que nos vimos. Pero recordé que ya no hablamos. Pero sí nos vimos, tú sabes que sí. De lejitos, como quien no quiere la cosa, así, tú muy a tu desinterés, yo muy a mi anhelo. Estaba esperando que en algún punto vinieras a reclamarme todo lo que me dijiste por chat, pero creo que fuiste demasiado enfática cómo para dejar un tema al aire o que tuviésemos algo más para decir. Bueno, yo sí, por algo te estoy escribiendo en este rato que me quedó libre. Pero tú ya no quieres escucharme, así que voy de nuevo a imaginar que estás ahí y que lees cada párrafo que te escribo. O que te sientas a mi lado y preguntas cómo estoy o si me siento bien. No, no me siento bien. Gracias por preguntar, Cristina, eres la mejor.

Marzo y Abril se los ha comido el tiempo y parece que el tiempo nos devoró hasta los huesos. Ahora te siento distinta, te veo distinta. Finalmente pasó lo que esperaba que sucediera. No me siento mejor, porque sabía que esto pasaría, de todas formas. Todos los caminos conducían acá, yo los redirigí hacia este sitio. Ahora eres libre de dejar de sentir lo que sea que sintieras por mí, te abro las puertas.

Aunque no me agrade la idea, no te vayas.
Pero ya te has ido cuando estoy, aún, escribiendo esta carta, hace tantas horas... ¿entonces qué detengo ahora? Porque ni tu estela quedó en este caos.

Yo estaré bien. Siempre lo estoy. Y si luego me ves desmoronándome, que sepas que es simplemente el efecto de la gravedad y vuelvo a tierra. Caigo de las nubes de tu cielo y de tus ojos, directamente hacia la nada de la que provengo. Porque el pasado me da amnesia.

Besos,

Jonathan ❤️

PD: ¿Cómo le explico a mi gatita que ya no eres su mamá? Acabas de crearle un trauma infantil, irá a tu conciencia.

FINAL DE LA
SEGUNDA PARTE

FINAL DE LA SEGUNDA PARTE

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝑳𝒆𝒙𝒊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora