Noche estrellada

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Después de comer los señores Mcolan me mostraron lo que sería mi habitación una semana, era maso menos como un cuarto de visita de años sin habitar pero lo que daba miedo es que en toda la casa había un aire a hogar y en este cuarto no, era más bien un aire sombrío.

- Puedes poner tus cosas donde quieras acomódate y siéntete como en tu casa- dijo la Sra. Mcolan.

- Gracias- dije lo más amable que pude, ella sonrió y se retiró yo mientras me instalaba poniendo una cosa por aquí y otra por allá.. Ahora que lo pienso no tenía tantas cosas que acomodar.

Estaba metiendo un par de camisetas al cajón cuando sentí una presencia detrás de mi.

- ¿Cuando hablaste con mi padre?- dije sin siquiera voltear, para que.

- No hace mucho- dijo Anthony quien estaba recargado en el umbral de la puerta.

- ¿ por qué?- dije volteándolo a ver esta vez.

- Es simple y tú lo sabes.

- No, no lo es, nunca te voy a creer el royo de que te importo así que dime porque me tienes aquí- le exigí, el por otra parte ni dejaba de mirarme.

- ¿ En serio quieres saberlo?

- SI- dije suplicando con la mirada.

- Quédate con la duda entonces- dijo y sin más se marchó de la habitación, lo fulmine con la mirada.

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- hora de cenar, bajen todos por favor- oí decir a la Sra. Mcolan desde abajo, me entretuve leyendo de Jake durante un rato estaba por poco a quedarme dormida. Me levanté y baje las escaleras, no sin antes toparme con la pequeña Juls y lía que traían una camiseta de Anthony una de ellas y la otra unos tacones de su mamá se veían bastante graciosas.

- Eh, que haces con eso?- dijo Anthony apareciendo de repente.

- Jugaba- dijo la pequeña Lía.

Anthony le acaricio el pelo y la dejo irse sin decir nada luego volteo a verme, yo me ruboricé estoy segura, nuestra conversación no estuvo del todo bien anteriormente.
Fui a donde estaba el comedor y me senté a lado de la pequeña Michel que me miraba con unos ojos grandes. Enfrente estaba el.

- Espero que te guste la pasta Jane porque está familia come demasiada- dijo entre risas la Sra. Mcolan.

- por supuesto me encanta- dije con una sonrisa y me serví un poco en el plato que contenía una rica ensalada, todos hicieron lo mismo y comenzaron a comer. Casi nadie hablo mucho, mucho menos el Sr. Mcolan quien estaba muy ocupado leyendo y comiendo al mismo tiempo, parecía ya acostumbrado.

- Dime Jane ¿ Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?- oí decir a la Sra. Mcolan interrumpiendo el pedazo de lechuga que me llevaba a la boca.

- Am..yo..me gusta leer casi todo el tiempo- dije sin más llevarme la lechuga a la boca.

- alguien con buen gusto al fin!- dijo el Sr. Mcolan de repente dejando unos papeles a un lado. La Sra. Mcolan rodeo los ojos- Dime que te gusta leer?- pregunto volteando me a ver.

- La verdad no tengo un gusto muy definido, me entretengo con cualquier cosa.

- vaya, eso suena bien ya veo porque la tienes de fondo de pantalla - dijo lanzándole una mirada picarona a su hijo quien casi se atraganta con el vaso de agua.

- ..Papá- dijo fulminado con la mirada al Sr. Mcolan.

Yo por otro lado no comprendía bien lo que pasaba simplemente fingí no escuchar y seguir con mi plato ( lo cual fue algo estúpido considerando que la voz del Sr. Mcolan se escucho hasta en los rincones de la casa).

Hola! New YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora