Me voy, otra vez

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Mi padre ya había metido su maleta al auto y yo guardaba mis libros en una caja, me cargue mi bolsa en el hombro y le eche un último vistazo al apartamento , lo que me gustaba más de el era un sillón al lado de una ventana en donde la luz entraba perfectamente para que yo pudiera leer. Mi padre es Antropólogo y el le vendía sus investigaciones y hallazgos a museos de todo el mundo es por esa misma razón que nunca me quedo en un lugar lo suficiente, lo llaman para comunicarle que su investigación de- no- se - que le interesa al gran museo de-no- se- donde . Mis manos ya se habían acostumbrado a cargar con cosas pesadas y mis ojos a despedirse de lo más hermoso de un lugar.

En fin, se que como muchas otras personas pensaran que viajar es genial y si la verdad me gusta ya que he aprendido muchas cosas en las diferentes escuelas en donde he estado y lugares, pero lamentablemente nunca me quedo lo suficiente para hacer un amigo o amiga y eso es deprimente a mi edad, tengo 16 años y nunca he tenido un verdadero amigo. Mi padre es uno de esos hombres que si ven una oportunidad o si se le presenta no la desaprovecha por nada del mundo.

- Jane date prisa hay que estar ahí temprano- oí decir a mi padre que intentaba detener con sus manos y piernas el elevador para que no se serrarán las puertas.

Yo batallaba para que la caja de libros se metiera por la puerta, sólo llevaba eso y mi bolsa, es sorprendente como mi padre me ha enseñado a tener sólo lo que necesito en una bolsa y uno que otro gusto, en mi caso libros, en el de el un sombrero que le regaló mi madre antes de su muerte. Dice que me parezco a ella, pero en mi opinión no me parezco en nada ella era de piel suave y blanca, alta, y de pelo color caramelo, yo en cambio apenas puedo librarme de la espinilla que tengo en la barbilla.

Cuando por fin pude salir del apartamento y serrar la puerta me dirigí al elevador donde mi padre ya estaba rojo de tanto esfuerzo por sostener las puertas. Ese elevador tenía un problema que nunca arreglaron, por eso papá y yo siempre usábamos las escaleras, claro que en este momento había prisa.

Bajamos rápidamente y llegamos al auto, metí la caja de libros en la cochera, mi padre viendo mi cara que según el es la cara de desaprobación de mi madre me abraza y yo le correspondí el abrazo.

- Lo siento cariño, no pensé que nos fuéramos tan pronto de aquí- dijo acariciando me el cabello.

- Esta bien, va hacer lo mismo no?- dije tratando de convencerme a mi misma- es sólo uno más.

Mi padre asintió y nos subimos al auto, no lo vi muy convencido. "Es sólo una más, nada cambiará" pensé.

Hola! New YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora