amnisía ; jordan parrish II

capítulo diez.

010: Dei et Daemonium

Jordan miró con una mueca el lugar donde se encontraba. Él y Demian caminaban por los túneles debajo de Beacon Hills, había charcos de agua por casi todo el suelo y el aroma que había no era del todo agradable. Sus pasos entre los charcos podían llegar a ser sonoros; uno porqué había eco y dos porque ninguno de los dos había hablado en los últimos cinco minutos.

— ¿Estás seguro que está aquí?— volvió a cuestionar el sabueso.

Demian yendo enfrente de él y asegurándose que no lo mirara, rodó los ojos.

— Es la quinta vez que preguntas y es la quinta vez que te digo que si, sí estoy seguro— murmuró el ángel.

Ambos chicos estaban ahí por una razón: se habían dado la tarea de buscar personalmente a Chaos y según Demian, después de salir del estado psíquico profundizado, el demonio se encontraba aquí.

— ¿Y qué tal si se ha ido?

— No, no lo haría— dijo Demian y Parrish preguntó el por qué— porqué él sabe que venimos a buscarlo.

Estaban dispuestos a hacer cualquier tipo de trato con Chaos con tal que les regresara a su novia y hermana. Sabían que si esperaban a que Demian encontrara algo que les ayudara en los últimos dos libros que le quedaban o a que esperaban a que la memoria de Grace regresara sola, tardarían mucho. Así que decidieron negociar con él y esperaban poder llegar a un acuerdo.

Los dos estaban cansados de la situación, Demian aún no se acostumbraba al barullo de la Tierra, debía admitir que era muy diferente al Cielo, todo era más desordenado, más despreocupado y aunque en cierto punto le desesperaba eso, por otro lado le agrada. Era algo raro que ni el sabía explicar. Y Jordan, pobre Jordan, se estaba sintiendo igual o peor que la primera vez que ella se había ido. No dormía tanto como solía hacerlo, se presionaba mucho intentando buscar una solución y por más vueltas que le diera, no encontraba una.

Aunque debía de admitir que la compañía del otro ángel le servía para no perder la cabeza y hacer cualquier estupidez.

— No está muy lejos— avisó Demian.

— El angelito tiene razón— murmuró una voz detrás de ellos.

Ambos se voltearon y se encontraron con la sonrisa perfecta y cínica de Chaos quien se balanceaba sobre sus pies mientras tenía sus manos dentro de sus bolsillos.

— Creo que ya sabes a que hemos venido— soltó el ángel mientras se acercaba a él.

— Sí, lo sé— respondió— y debería felicitarlos por su persistencia, quiero decir no han dejado nada de esto de lado. Es realmente impresionante— dijo burlón.

— Y me estoy cansando de toda esta mierda— comentó Jordan caminado peligrosamente a él.

— Uy, cuidado con el sabueso, no se vaya a encender.