amnisía ; jordan parrish II

capítulo dieciséis.

016: Inferno.

Grace abrió la puerta de la casa y cuando entró escuchó el Camaro de Derek arrancar y posteriormente retirarse. Su casa, o más bien la que creyó que era su casa estaba sola, justo como lo pensó.

Fue hasta la sala y se dejo caer sobre el sillón que adornaba la habitación. Quiso volver a llorar, ¿cómo había sido tan ingenua? Se echaba la culpa a sí misma por no haber caído en cuenta de todo lo que estaba pasando, pero no, no soltaría una lágrima más por aquello. Más bien, se pondría en acción.

No se lo había dicho a la manada porque sabía que no le iban a permitir hacerlo, menos Jordan, pero lo que ella quería hacer era hacerse más cercana a Nicholas y si lo requería también de Xavier. Quería pasar más tiempo con los dos para tratar de descubrir exactamente el plan que estaban ideando. Sabía que no era algo seguro, de eso estaba consiente, pero a este punto ya le daba lo mismo, lo único que quería era ayudar a los demás.

Tomó una gran bocanada de aire y cuando la dejo salir la puerta se volvió a abrir, se sobresaltó y se acomodó de mejor manera en el sofa. Xavier y Nicholas se asomaron a la sala y vieron a Grace un poco inquieta.

— ¿Qué pasa, hija?— preguntó Nicholas. Grace quiso levantarse enseguida e intentar darle un buen golpe en sus partes por llamarla así, pero se retuvo.

— Nada— respondió cortante— es sólo que me la paso todo el día encerrada ¡quiero salir! ¡Quiero saber que es lo que hacen y el porqué no puedo ir con ustedes!

Ambos se sorprendieron por el repentino tono de voz que Grace estaba usando. Nunca había levantado la voz o parecer estar molesta. Algo estaba pasando.

— Tranquila, Grace— habló Xavier caminando hacia ella— tu padre es el único que puede decidir sobre eso.

El ángel miró a Nicholas, sin expresión alguna. Todavía estaba molesta, seguía queriendo ir a golpearlo. Si no se calmaba nada bueno saldría de eso.

— ¿Por qué siempre sales y nunca me dices que es lo qué haces?— preguntó levantándose del sofá.

— Porque son cosas del trabajo, no lo entenderías— contestó Nicholas simple.

— ¡Pues hazme entender!— exclamó— hazme entender— bajo su tono de voz mientras caminó a él— no debería haber secretos entre la familia ¿no?— levantó una de sus cejas.

— ¿A que viene todo esto?— la cuestionó Nicholas curioso— no te habías interesado tanto acerca de que es lo que hago.

— Viene a que estoy cansada de que todos los días salgas y yo no sé a dónde vas o si quiera vas a regresar.

— Bien, si tanto quieres saber lo que hago— murmuró Nicholas mientras se daba in media vuelta para abandonar la sala— mañana a primera hora nos iremos.