amnisía ; jordan parrish II

capítulo doce.

012: basium.

— ¿Estás muy seguro de esto?— preguntó Stiles. Habían olvidado cuántas veces habían dicho esa oración desde que todo el asunto de lo sobrenatural llegó a sus vidas.

Jordan lo volvió a ver, era la tercera vez que se lo preguntaba. Soltó un suspiro y se encogió de hombros.

— Es la única manera con la que puedo hacer que ella hable conmigo— respondió.

— ¿Y cómo sabes que ella está sola o cómo sabes que no irá Xavier con ella?— lo volvió a cuestionar el chico.

— Será cuestión de suerte— pausó el sabueso— respecto a que si Xavier va con ella... algo se me ocurrirá.

— Sé la desesperación que tienes Jordan, pero yo creo que...—

— Sólo llama, Stilinski— le dijo Parrish cansando.

Stiles soltó un suspiro y tomó la guía telefónica marcó unos cuantos números y espero.

El teléfono sonando por toda la casa sobresalto a Grace. Giró su mirada y se encontró con el teléfono de línea que estaba justo a su izquierda, lo escuchó sonar una vez más. Miró hacia todos lados ¿Dónde estaba Xavier? Ella no solía contestar las llamadas, sólo su padre y el brujo lo hacían, así que estaban en una dilema entre sí contestar o no.

Por unos segundos el ruido del teléfono se fue pero regresó volviendo a sobresaltar a la chica, movió sus manos con desesperación y sin pensarlo dos veces, tomó el aparato llevándoselo hasta su oreja.

— D-diga— habló desconfiada.

— ¿Habló con algún pariente del señor Nicholas?— una voz que no le pareció conocida se escuchó del otro lado.

— Yo soy su hija.

— Oh perfecto señorita, habló de Beacon Hills Memorial Hospital para decirle que su padre está internado, ha tenido un pequeño accidente y lo estamos atendiendo.

Grace frunció el ceño y se quedó en silencio. Su corazón latió un poco más de lo normal y comenzó a sudar de las manos. ¿Su papá en un accidente? Tenía que ir rápido al hospital, sólo había un pequeño problema... Grace no sabía dónde estaba el hospital.

— Umh, gracias por llamar. Iré en unos momentos— habló rápido y colgó la llamada sin siquiera dejar que la otra persona le dijera algo. Se levantó del sillón y secó el sudor de sus manos contra sus pantalones— ¡Xavier!— gritó esperando respuesta del chico, pero nada— ¡Xavier!— volvió a llamarlo desesperada.

Escuchó unos pasos rápidos bajar por las escaleras y un Xavier con pantalones cortos y una camisa sin mangas apareció, a juzgar por su aspecto parecería que estaba dormido.

— ¿Qué pasó?— preguntó él confundido.

— Papá está en el hospital, tenemos que ir— explicó rápido la chica.