7.

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El más bajo no paraba de sonreír y mover sus manos.

El Profesor hablaba y hablaba explicando con una enorme tranquilidad el tema. Jungkook por primera vez se sintió cohibido, la forma de trabajar de Jimin era como su actitud, había un reguero de plumones y colores en su mesa, había echado un vistazo a los apuntes del peli rubio y su sorpresa fue enorme al ver la tan bonita caligrafía de este.

Tampoco se quedaba atrás con sus conocimientos, pues los ejercicios dados los contestó en menos de  diez minutos.

— Jimin — habló el castaño.

— Dime — este ni siquiera disimuló la felicidad desbordando por sus mejillas al ser llamado por su castaño.

— ¿Por qué te cambiaron de clase? — preguntó sereno, tratando de sonar tan normal como siempre, después de todo Jimin era como cualquiera en la Universidad que le hablara, ¿cierto?

— Oh... Sobre eso — Park comenzó a juntar las cosas de la mesa tratando de distraerse — bueno, no es algo taaaan importante —.

Jungkook entrecerró los ojos.

— Ok —.

Y el sonrojo de Jimin se esfumó.

¿Cómo le iba a decir a Jungkook que lo molestaban, que le hacían comentarios como el mastodonte de hace un rato y les pateó las pelotas para ponerlos en su lugar?

Definitivamente Jimin no quería quedar como un desquiciado.






— ¡PARK JIMIN! — gritó su madre desde el jardín de los Jeon.

Jimin exhausto volteó y sonrió al notar como la pequeña Aile corría a sus brazos.
El peli rubio la cargo llevándola hasta con las mejores amigas.

— Hola, buenas tardes — dijo con educación — hola mami —.

— Chim — dijo Aile — vamos a cocinar galletas, ¿siiiiiii? — puchereo tierna.

— Justo hoy le daré permiso de meterse a la cocina — soltó la Señora Jeon — hace mucho que no te tenemos en casa Jiminie — habló de nuevo — te extrañamos por aquí —.

— Y yo los extraño también pero...

— Pero desde que te vas a quien sabe dónde con Jin ya no pasas tiempo con nosotros — dijo su madre fingiendo estar dolida — anda ve con Aile —.

— Está bien — dijo el menor.

— ¡SIII! — gritó la niña — ven, en la mañana pedí que te compraran un mandil con las mismas figuritas que las mías y así pudiéramos cocinar juntos —.

Jimin tomo de la mano a la chiquita y se adentraron a la cocina. No pasó demasiado para que ambos estuvieran estallando en risas con harina por toda la cara y con sus panzas atiborradas de masa... cruda.

No era su culpa, realmente sabía rica.

Aile se sentó frente a la ventanilla del horno, moviendo sus piecitos mientras las galletas se cocinaban.

— Ven ChimChim — la pequeña palmeó el suelo, que también tenía harina.

El peli rubio se acercó y acato la orden de la chiquita.

— Me divertí cocinando con usted — Jimin se quitó su gorro de chef y se lo puso a la hermana de Jungkook.

— Y yo también — esta lo abrazó quedando su cabecita en las piernas del mayor. Tras dos bostezos quedó dormida.

Las galletas habían quedado perfectamente pero decidió no despertar a Aile. La levantó con cuidado y como la confianza entre familias era tanta él llevó a la pequeña a su habitación, con una toalla mojada limpio su carita soltando risitas, era muy traviesa y demasiado amorosa.

Jungkook iba pasando por ahí, sin dudar se quedó parado en el marco de la puerta viendo a Jimin arropando a su hermana.

— Hola Jungkook — saludó el peli rubio.

— Ah, hola, yo solo pasaba por el pasillo pero te vi y decidí quedar... Ya sabes — al hablar incoherencias optó por no decir ni una palabra más.

— Entiendo — murmuró él más bajo — Aile y yo hicimos galletas, ¿quieres probarlas? — preguntó con un deje de esperanza.

— Paso — contestó — tengo que dormir temprano, será a la próxima pero gracias —.

— Oh, claro — Jimin salió de la habitación y sin saber el motivo hizo una reverencia frente al castaño antes de bajar por sus cosas e irse.

Le dijo a su mamá que la esperaba en casa.

Jungkook vio por su ventana como Park entraba a su hogar.
Sin más, bajó a la cocina en la cual había gente limpiando.

— ¿Y las galletas que acaba de hornear mi hermana? — preguntó el castaño a una de las señoras que barría.

— Buenas noches joven — contestó — están en una charola, pero se las acaban de llevar a su mamá —.

— Bueno, gracias — sonrió y salió al jardín donde estaban aquellas Señoras chismeando seguramente.

— Que bonito es verte — dijo la mamá de Jimin — con eso de que los hijos crecen ya son más alejados.

El castaño se rascó la nunca sonriendo otra vez, pero bueno, a él le caía bien Rose.

— Solo venía a despedirme de las dos y desearles una linda noche — habló Jungkook dejando a ambas perplejas.

— Awww cariño, ve a descansar anda — dijo su madre dándole palmaditas en su espalda.

Jungkook visualizo la charola llena de galletas y cantando victoria se acercó y tomó dos.

— Me llevo esto — dijo y se marchó a su cuarto probando las galletas, ricas y demasiado dulces.

Tan dulces como Jimin en persona.

Tenía que ser él, pensó Jungkook.


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Lxs amo.
Gracias por leer.
2/2.❄

¡𝗖𝗼𝗿𝗿𝗲, 𝗝𝗲𝗼𝗻! º 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗠𝗶𝗻Where stories live. Discover now