3.

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El salón estaba hermosamente arreglado.

Era la típica reunión de gente rica.

La música sonaba de fondo mientras que algunas personas felicitaban a los Señores Park, otras tomaban algún trago que los meseros ofrecían y varias más se hallaban sentados en las mesas que les fueron apartadas. Jungkook era uno de esos, sentado hasta el lugar más esquinado posible, mensajeando con su amigo Taehyung sobre su entrenamiento.

— Hermano — habló la pequeña — ¿y Jiminie?

El castaño giró su cabeza para encontrarse con su hermanita.

— No lo sé, seguramente debe andar por ahí — contestó despreocupado.

— Hmm — la chiquita hizo un mohín con su boca mientras jugaba con la servilleta blanca y los cubiertos puestos en su mesa.

La comida-cena que estaban ofreciendo esa noche había empezado.
Todos estaban en sus respectivos lugares disfrutando el delicioso menú.

— ¿Jimin no vendrá querida? — preguntó la Señora Jeon bebiendo un poco de vino.

Los cuatro adultos estaban juntos y también los hijos Jeon. Todos comiendo tranquilamente. La Señora Park giró los ojos.

— Ni me lo preguntes amiga — limpió un poco la comisura de su labio — debe venir corriendo ese chiquillo pero en cuanto llegué juro tan solo... — hizo una especie de estrangulamiento con sus manos y los mayores soltaron risas contagiosas.

Pero el único serio era el castaño, quién no le hallaba gracia estar ahí.

De pronto el peli rubio venía pasando la pista de baile, agitado, muchas miradas se posaron en él, susurraban cosas como "es el hijo y viene de esa forma", "no tiene modales", "tan lindo que se vería con un traje"; pues iba vestido fuera de contexto, aún con su gorro, su chandal y sus tenis.
Caminó hasta la mesa de centro, donde sus papá fruncía el ceño y su mamá tenía cara desconcertada.

— Perdón por llegar tan tarde — a Jimin se le colorearon las mejillas de un rojo profundo, no por haber corrido casi veinte minutos, sino por tener frente a él al único chico que siempre ha querido.

— Park Jimin — dijo su madre — tenías que estar aquí desde el comienzo, no a estas horas, realmente eres un caso —.

— ¿Cuántas veces debo decirte que no vayas allá? — continúo su padre — porque por lo visto aún faltan muchas más. Ese lugar es peligroso, no sabemos si alguien malo puede llegar de repente —.

A Jungkook le llamó la atención aquello y subió su vista, el cabello de Jimin se hallaba un poco sudado y las hebras que salían de su gorro caían cansadas. Incluso aún llevaba su bolso colgando del hombro.

— Lo siento — hizo una reverencia, y Jungkook bufó, ¿siempre era así?, pensó.

— ¡ChimChim! — gritó la pequeña quebrando el momento — ¡siéntate a mi lado! — palmeó la silla.

Jimin sonrió feliz y asintió dirigiendo su cuerpo al asiento vacío.

— También lo siento por venir en estás fachas — dejó sus cosas en el suelo y se puso la servilleta en sus piernas acomodándose para comer.

— Eso es lo de menos hijo — su madre le miró sincera — a nadie debe importarle, de todos modos ya estás aquí. Solo te pido un favor —.

— Si...

— Avísame cada que andes por allá, porque aunque Jin te acompañe sigue siendo muy peligroso — la señora Park no mencionó nada más, Jimin acepto y pronto las amigas entablaron una conversación olvidando el percance de Jimin.

El peli rubio comía mientras observaba a Jungkook, este estaba bebiendo agua de su copa, a Jimin no le apenaba contemplar al castaño incluso si había un tumulto de personas dándose cuenta.

Para él, Jeon era una jodida obra de arte.

Jungkook se sintió amenazado con la tan pesada mirada del bajito, así que enfrentándolo lo miró también.

Jimin sonrió achinando sus ojos y subió su mano para saludarlo, Jungkook volvió a bufar negando con la cabeza.

Para el castaño era imposible que alguien actuara de forma tierna las veinticuatro horas del día.



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Antes que nada, buenas noches xd
PERDONNNN POR TARDAR TANTO

Está semana fue pesada.
Pero ya, mi intención
es actualizarles diario.

Lxs amo mucho.

¡𝗖𝗼𝗿𝗿𝗲, 𝗝𝗲𝗼𝗻! º 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗠𝗶𝗻Where stories live. Discover now