31.

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 Y como era de esperarse Jungkook y Jimin prefirieron estar en la habitación que ahora compartían, había dos camas individuales y un baño algo amplio que permitía ducharse.

La mente del castaño se burló cuando rápidamente decidió que no usarían las dos camas.

— ¿En qué tanto piensas? — Jimin ladeó su cabeza y Jungkook se sobresaltó haciéndolo reír.

— En nada — el más alto revolvió el cabello rubio de Park.

Pasaron todo el rato platicando de cosas muy triviales pero que a la vez sumaban más al conocimiento de Jungkook, estaban viendo hacia el techo mientras jugaban con sus manos y pies alzándolos, contando anécdotas, sueños, metas, de todo un poco, al final si usaron las dos camas, claro que si pues decidieron unirlas para hacerla más grande.

— Y... ¿cuándo piensas hablar sobre tu baile con tus papás? — preguntó Jungkook entrelazando sus dedos con los del más bajo acariciando suavemente.

— Aún no lo sé. Ellos tienen su empresa y tal vez que yo tenga la mía es lo correcto — dijo Jimin sin ningún tipo de emoción lo que solo causo que Jungkook lo mirara triste.

— No tienes que hacer eso, ¿sabes?, no puedes dejar algo que amas por seguir los pasos de alguien más — Jeon se incorporó recargando su peso en su brazo izquierdo para observar de un mejor ángulo a Jimin quién seguía mirando el techo.

— Ni siquiera tengo futuro como bailarín...

— Oye, no seas tan duro, ¿cómo quieres tener un futuro como bailarín si nadie sabe que bailas?

— Y-Yo...

— Tu nada Jimin, deja de fuera las inseguridades — llevó su mano a la mejilla rechoncha del rubio apretando — quiero que creas en lo grande que eres y en lo mucho que puedes hacer si confías en ti —.

Y después de un silencio Park guio su mirada a la de Jungkook, de todas las personas que existían era Jeon el que estaba ahí acostado junto a él diciéndole las palabras perfectas para que su pecho latiera lleno de valentía y amor.

Entre sus manos se palpaba el nerviosísimo de Jimin y con el corazón desbocado se acercó al rostro del castaño.

— Te quiero — susurró entre los labios del más alto.

Entonces como si fuera un interruptor que permaneció apagado mucho tiempo Jungkook recibió una oleada de sentimientos sin explicación.

¿Qué era?
¿Por qué estaba feliz y asustado?

Sus respiraciones eran un compás, Park no dejó espacio para una respuesta pues se lanzó encima del castaño besándolo con mucha necesidad, uniendo sus delgados labios con los rechonchos de Jimin, los amaba, amaba sentir su suavidad y decir que le encantaba su sabor era poco.
Moviéndolos lentamente mientras el castaño posaba ambas manos en la pequeña cadera de Jimin intentando besarlo más profundo, las manos del peli rubio estaban enredadas en el cabello sedoso de Jungkook, este delineó con su lengua el borde de la boca de Park pidiendo permiso para entrar y le fue concedido.

El beso cada vez se hacía más necesitado, sus lenguas haciendo una pequeña guerra, los suspiros de Jimin y el cuerpo caliente de Jungkook fueron todo para que ninguno de los dos quisiera parar.


Nadie quién interrumpir, nadie a quién preocupar, nadie, solo ellos dos en la misma habitación a primeras horas de la madrugada.

Jimin en verdad quería mucho al chico alto, daría ciegamente la vida por él, porque a pesar del daño que pudiera hacerle, él diría un millón de veces que valdría la pena.

¡𝗖𝗼𝗿𝗿𝗲, 𝗝𝗲𝗼𝗻! º 𝗞𝗼𝗼𝗸𝗠𝗶𝗻Where stories live. Discover now