Capítulo 13

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- Bueno - comienzo a hablar - quiero que no digáis nada hasta que acabe de hablar - ellos asienten y le cuento todo lo que me ha dicho Hool.

Se quedan callados durante un instante.

Mis padres intercambian miradas de preocupación , creo que con lágrimas a punto de salir de sus ojos. Ellos me decían que era importante saber quién era, pero yo sé que realmente ellos no querían nada de esto, porque podría implicar nuestra separación.

Killiam se levanta y se coloca delante de mí.

- ¿Y si intentas olvidarte de eso? Déjalo a un lado.

- Acabaré volviéndome loca si no lo soluciono.

- Nosotros te ayudaremos, estaremos contigo... - baja la cabeza.

- Killiam, escucha - lo agarro por la barbilla y hago que me mire - no te preocupes, estaré bien, Jiaim me cuidará.

- Eso es lo que me preocupa, no me parece buen chico y...

Lo abrazo sin evitar reírme un poco.

- No estaré fuera mucho tiempo - Me separo de él y me siento entre mis padres - No pasa nada, os prometo que volveré, no pienso quedarme allí, os quiero muchísimo, sois irreemplazables.

- Nosotros también te queremos, mucho.

Les doy un beso a cada uno y al levantarme, mis piernas fallan y caigo al suelo.

Me despierto en mi cama, con un dolor descomunal en mi brazo izquierdo. Lo reviso con la poca luz que proviene de la lámpara de la mesita de noche y creo que vuelven a cambiar de color. Miro el reloj y ya son las seis de la mañana.

Voy al baño y lavo mis albeits, que ahora son rojos. Esto cada vez va a peor.

Me doy una ducha y me visto. Les dejo una nota a mis padres que están durmiendo de que me voy, no quiero despertarlos.

Me siento en mi cama. ¿Enserio tengo que decir su nombre al revés? Ya tiene un nombre bastante complicado como para decirlo al revés. Bueno..., está bien...

- ¿Miaij? - suena como si un gato se estuviera ahogando.

Nada ocurre.

- Miaij...

- ¡Miaij!

Jiaim aparece justo a mi lado y se tumba en la cama riéndose a carcajadas.

- ¡Has caído! En realidad con decir mi nombre llega, pero así es más divertido.

Lo empujo y se cae en la alfombra sin dejar de burlarse de mí.

- ¡No estoy para vaciles!

- Vale, vale... No desates tus demios, fiera.

- Mis demonios últimamente andan muy descontrolados así que ten cuidado. Mira cómo tengo mis albeits - le enseño el brazo.

- Vaya cosa más rara, venga, vamos a junto Banes.

En ese mismo instante aparecemos en la academia.

- ¿Puedo preguntarte una cosa?

- Lo que quieras, excepto qué champú uso para tener el pelo tan sedoso.

- ¿No puedes dejar de bromear un segundo?

- ¿Esa era la pregunta?

- No.

- Pues te la respondo igual: Porque en estes momentos de tensión y angustia, reírse no le hace mal a nadie - Tiene razón - ¿Cuál era tu verdadera pregunta?

- ¿Por qué hace falta tener alas para ser guardián si te puedes transportar, hacer magia y pelear?

- Pues porque el teletransporte no siempre funciona, además, las alas a parte de volar sirven para hacerse invisible para cualquier persona, te hacen más fuerte y...

- Tú te hiciste invisible cuando salió el vecino del segundo.

- No me hice invisible, simplemente desaparecí. No sé, tienen muchas ventajas, además de ser super atractivas.

SairyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora