Capítulo 20

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- Pero si eso te salva lo intentaré, intentaré de todo.

- Lo sé, gracias - me acerco más a él y coloco mi nariz sobre la suya - no te mereces sufrir así por una chica como yo, tu destino es ser feliz.

- Y lo seré, lo seremos en cuanto estés a salvo.

Nos besamos.

Casi inmediatamente llama a la puerta y entra el padre de Jiaim, y nosotros, como impulsados por un resorte nos separamos.

Jiaim se va un momento con su padre y yo me quedo pensando en lo que fue la única familia que recuerdo, en que posiblemente no los vuelva a ver. Solo espero que si eso pasa, lo superen rápido.

- Alana - Jiaim ha entrado en la habitación y yo no me he dado cuenta - ya es tarde, en unas horas anochecerá, mi padre pensó que podíamos llevarte a las mazmorras subterráneas de la ciudad.

- Está bien.

Caminamos hasta allí. Sigo pensando. ¿Te imaginas lo que es sentir que tienes algo en tu interior que no puedes controlar? Es como evitar estornudar, pero en dimensiones gigantescas.

Jiaim rebusca en unas cajas. Jacob se acerca a mí y me dice despacio:

- Creo que eres lo suficientemente lista para darte cuenta de lo que tendré que hacer si esto no sale bien, quiero que seas fuerte y que lo intentes. Pero si sale mal, no arriesgaré la vida de los que están aquí para salvarte.

- Lo sé.

- Para controlarte mejor, no pienses en lo que quieres hacer, sino en lo que no quieres que ocurra, ¿entendido?

Asiento.

Jacob parece un buen hombre, pero se le ve cansado, ser vigilante jefe no debe ser tarea fácil. También supongo que estará dolido por no poder haber ayudado a su hijo. Siempre lo mira con pena, y eso a Jiaim no le gusta, él es fuerte a pesar de no tener alas.

Jiaim abre la puerta de la celda y yo entro.

- Esta no es como la del lado oscuro. ¿Tienes la poción? - la señalo, está en mi bolsillo - Te voy a poner estas esposas y te ataré aquí, ¿vale? - me habla como si me estuviera pidiendo permiso.

- Quedan diez minutos - anuncia Jacob.

- Me tengo que ir a la salida de las celdas, prométeme que me recordarás.

Abro la poción y la bebo.

- Lo prometo.

Me da un beso en la frente y se va con una lágrima cayéndole del ojo. Cierra todo y me quedo casi a oscuras, con una pequeña luz que ilumina las cadenas que me envuelven.

SairyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora