Al escuchar esas palabras y ver en su rostro reflejado esa tristeza, lo único que se me ocurre hacer es abrazarlo y darle las gracias. Aunque no recuerdo nada de él, sé que lo que dice es verdad, y que a pesar de tener una apariencia de chico duro invencible, sé que en su interior tiene sentimientos y miedos.
- Ejem, ejem... - escucho carraspear a una chica detrás de nosotros - perdón por interrumpir, pero estáis en mi campo de entrenamiento.
- Hola Celeste - lo saluda Jiaim. Sairy, esta es mi hermana, Celeste, esta es Sairy - Nos saludamos.
Sus ojos dan a entender su nombre, son tan claros como las aguas del Caribe, casi parecen tranparentes. Tiene el mismo tono de piel y pelo que su hermano, pero a diferencia de él, Celeste parece mostrar siempre una sonrisa.
- Tengo examen de pelea ahora aquí, ¿alguien quiere hacerlo por mí? Voy a suspender...
- Eso no lo dudes - Jiaim sonríe un poco.
- ¡Tonto! - ella lo empuja - Tú suspendes el de volar... - la pequeña sonrisa que Jiaim tenía dibujada, se borra al instante y se gira en dirección contraria a Celeste y se va - ¡No! ¡Jiaim, lo siento, no iba enserio!
- ¡Celeste! ¡Tu turno! - grita una mujer.
- Suerte con tu examen, ¿por qué se a puesto así? - le pregunto.
- Gracias, pero es mejor que te lo cuente él, seguro que está en la sala de entrenamiento, entrando por esa puerta a la izquierda.
Cuando llego al gran portón parece que está cerrado por dentro.
- ¡Jiaim! ¿Puedes abrirme?
Escucho pasos y a continuación la puerta se abre.
- Pasa - dice serio.
- ¿Estás bien?
Él me ignora cogiendo un arco y lanzando flechas a una diana.
- Jiaim... - le toco el hombro - Escúchame... No pases de mí - doy saltitos como una niña pequeña. Cansada, me coloco justo delante de él cuando está a punto de lanzar otra flecha.
- Apártate.
- Contéstame.
Suspira y se sienta en el suelo. Yo hago lo mismo en frente de él.
- Es que... yo no tengo alas. Por eso no tengo el título de guardián. No puedo proteger a nadie y por eso me dedico a enseñar a pelear o hacer algo de magia aquí en la academia.
- No sabes cuánto lo siento. ¿Y... si hacéis magia... no se pueden ganar?
- ¿Por qué te disculpas por algo que no has hecho?
- Pues..., no lo sé, me enseñaron a hacer eso.
- No, no se puede, no tenemos ese poder.
- ¿Yo tengo alas? - pregunto.
- Sí.
- Y..., cómo hago para..., bueno que aparezcan.
Se encoge de hombros.
- Supongo que tendrás que pensarlo.
Intento concentrarme, pero sin darme cuenta, miro el reloj que tengo en el pulso.
- Es tarde, tengo que volver.
- ¿No te quedas?
- Quizá pueda volver, aún tengo dudas, pero debo avisar a mis padres de que...
- Eses no son tus padres.
- Para mí sí. ¿Puedes llevarme?
Se levanta y me da la mano, una nube nos envuelve y repetimos el proceso de cuando llegamos.
Aterrizamos en mi cocina, vamos al salón donde están mis padres y Killiam. Los tres se quedan mirando para nosotros y después empiezan a hablar todos a la vez.
- Cariño, ¿dónde estabas? Tu padre y yo estábamos preocupados desde que el vecino del segundo nos llamó para decirnos que te lleváramos a un psicólogo.
- ¿Qué? - exclamo y Jiaim se ríe por detrás.
- ¿Quién es este? ¿Qué haces con él. - pregunta Killiam señalándolo.
- La he secuestrado, ¿algún problema? - le contesta - Para chulo aquí estoy yo.
Killiam me mira cabreado.
- Estábamos preocupados por ti y tú con este mierdas por ahí.
- Oye, oye, aquí el único mierdas que hay aquí eres tú que se hace el valiente y no...
- ¡Parad! - grito colocándome entre los dos - Lo que menos necesito ahora es que os peleéis. Jiaim, por favor, ¿nos dejas para poder contarles todo?
- Está bien... - mira desafiante a Killiam - grita mi nombre al revés si me necesitas y vendré.
Lo miro extrañada, pero no me da tiempo a decir nada más porque desaparece.

ESTÁS LEYENDO
Sairy
FantasySi no sabes qué eres ni de dónde, ¿cómo vas a encajar con la gente "normal"? ➡➡Historia escrita por mí ©⬅⬅