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Narra Tn___

Estaba intentando de recuperar el aire, y miré al Señor y estaba en el mismo estado y después me miró.

Después de unos segundos me di cuenta en la situación en la que andaba, me sentí verdaderamente avergonzada, ¿qué acabo de hacer?, y ¿porqué lo hice?.

Después de unos minutos me levanté y empecé a vestirme lo más rápido que pude, ya que tengo que irme lo más pronto posible de aquí.

Mientras me vestía el Señor me miraba, y eso hacia que me pusiera nerviosa y además muy avergonzada.

Raymond: ya te vas preciosa?, pero si aún nos queda mucho por delante..., vamos quedaté otro rato. Dice con una sonrisa pervertida.
Tn___: no Raymond, no lo haré, y creo que fue un error venir..., es mejor que me vaya.
Raymond: está bien, te entiendo, fue tú primera vez y estas un poco asustada, eso es normal, pero tendrás que acostumbrarte.
Tn___: cómo que acostumbrarme?. Digo confundida.
Raymond: qué pensabas preciosa?, qué ésta sería la primera y última vez que tendríamos sexo?, lamento decirte que no es así..., y te lo dejaré muy claro, soy un hombre que sabe lo que quiere y que le gusta pasarla bien, y cuando una persona se reusa a seguir mis ordenes, la termina pagando y muy caro, por eso te hago esta advertencia preciosa, tendrás que tener sexo conmigo las veces que yo quiera y cuando yo quiera..., ¿queda claro?. Dice serio.
Tn___: si..., Raymond. Digo un poco triste.
Raymond: está bien..., por esto recibirás dinero extra, además de tú salario.
Tn___: está bien..., nos vemos mañana.

Salí de la habitación y después de la mansión, y me fui caminando lo más rápido que pude hacía mis casa.

*1 hora después*

Llegué a mi casa y entré rápidamente, me recoste en la puerta y poco a poco me fui deslizando hasta caer al suelo.

Empecé a llorar ya que estaba demasiado avergonzada, ¿porqué lo hice?, nunca pensé que llegará a ese límite, tener sexo con mi jefe, ahora me siento la persona más horrible de este planeta, se supone que al momento de tener relaciones con la persona que amas es un momento especial y único, pero para mí ese momento nunca llegará, ya que fui y siempre seré un objeto sexual.

Si mis padres estuvieran vivos, se sentirían defraudados, ahora no tengo salida, tendré que tener sexo con el Señor cuando él quiera, sino me matará.

Limpie mis lágrimas, me levanté y fui a mi habitación, entré al baño y me di una pequeña ducha para quitar la suciedad que sentía en mí.

Después de un rato salí del baño y me puse mí pijama, me recorte he intentaba consolar el sueño, pero no podía, ya que estaba demasiado asustada y avergonzada por lo que pasó.

Estuve así un rato, hasta que poco a poco me quedé dormida.













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