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Narra Raymond

Estaba en mi oficina esperando que el doctor terminará de revisar a Tn___, y realmente estoy muy nervioso, puede que la salud de Tn___ esté muy mal ya que fueron 2 semanas que ese maldito de Noah la mantuvo secuestrada y no se que le habrá pasado en ese tiempo.

Estaba leyendo un libro cuando de repente escucho que abren la puerta y era el doctor.

Raymond: cómo se encuentra mi mujer?. Digo un poco nervioso.
Doctor: afortunadamente sus signos vitales están bien, los golpes que recibió irán sanando con el tiempo, pero...
Raymond: pero qué?!.
Doctor: Señor Ayala, lamentablemente la señorita Tn___ es estéril.
Raymond: qué?!, cómo qué es estéril?.
Doctor: le hice unos análisis, y al parecer las personas que la secuestraron, además de abusar de la señorita, después del acto sexual le inyectaban una droga mal suministrada, y por el exceso de esa droga la a dejado estéril.

Quedé sin palabras al escuchar todo esto, saber que mi princesa es estéril realmente me a sorprendido mucho, ahora no se como se lo diré, y se que ella se sorprenderá y también le afectará mucho al saber que es estéril.

Raymond: y además de eso, ya no tiene algo más?.
Doctor: afortunadamente no, pero eso sí, la señorita debe tener reposo por algunos días, no debe que hacer esfuerzos y le recomiendo Señor Ayala que la cuide mucho, debe hacerla sentir como antes, ya que como usted sabe, un secuestro y mucho menos un abuso sexual se olvidan fácilmente.
Raymond: si doctor, y gracias por haber venido.
Doctor: no hay de que Señor.

Le pagué al doctor y después se fue, mientras yo fui a mi habitación a ver cómo estaba mi princesa, entré cuidadosamente y cerré la puerta, me acerqué a ella y la miré, estaba profundamente dormida y traía puesta una de mis poleras, sonreí al verla, ya que me alegra mucho tenerla nuevamente aquí, ahora sí, no dejaré que nada le pasé, la protegeré como tuve que hacerlo desde un principio.

Me acerqué a ella y le di un pequeño beso en sus labios, creo que esta noche dormiré en uno de los sillones de la habitación, ya que no quiero despertarla y mucho menos lastimarla durante la noche.

Fui a mi armario y saqué una sábana, me acosté en uno de los sillones y me arrope con la sábana, como pude me acomodé ya que el maldito sillón era un poco pequeño, finalmente pude acomodarme, y poco a poco mis ojos se fueron cerrando hasta que quedé profundamente dormido.












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