⁀➷O7: Opresión.

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Su vista parecía fallarle, eso era, si, eso era.

Por qué estaba viendo mal.

Si, solo estaba viendo mal, todo lo que miraba era producto de su imaginación.

Claro, solo eso.

¿Verdad?.

Si obvio, solo eso. Incluso se rió, se rió porque no quería llorar.

TaeHyung negó con una sonrisa nerviosa en su rostro, la sangre se le heló cuando los ojos negros brillantes le miraron con esa sensación de superioridad y burla en su ser, supo que engañarse a sí mismo era tonto.

No era producto de su imaginación lo que estaba viendo.

Era producto de su tonta curiosidad.

Tenía a aquel ente frente a él, tan cerca que solo unos cinco centímetros los alejaban. Sus rostros estaban tan cerca que podían sentir sus alientos chocar uno con el otro.

TaeHyung trago pesado, limitándose a intentar alejarse, pero su cuerpo fallaba, mal momento para entrar en panico. Sus labios temblaron cuando el chico que por boca de HoSeok supo que se llamaba JungKook, se acercó unos dos o tres centímetros más al frente casi borrando las distancia entre ellos.

-Vaya ser curioso que el destino puso en mi camino. -le dijo JungKook con voz pesada, cargada de burla y diversión-. Dime, criatura humana, ¿Qué se siente verme de nuevo?. -TaeHyung ahogó un grito en su garganta.

Apenas hace un minuto el estaba sentado en el sofá de la casa de su primo NamJoon, esperaba tranquilo a que los mayores dejarán de hablar con HoSeok, y de la nada se le dio por andar de metiche, tocando lo ajeno. Y asi; Kim TaeHyung al tan solo rozar con las yemas de sus dedos el tallo de aquella rosa negra, su cuerpo fue absorbido por una especie de portal que lo dejo justo donde está ahorita. Cara a cara con el Dios del Cristal Negro, el tipo raro que accidentalmente libero.

-¿A caso eres mudó?. -interrogo aburrido el pelinegro delante de él-. Habla o te cortaré la garganta. -amenazo ya enojado.

TaeHyung se aparto bruscamente, obligando a su cuerpo a reaccionar, JungKook le miró divertido, le encantaba ver el miedo en las personas-. No, no es un gusto. -susurro muy bajito, tan bajito que el otro no le escucho.

-¡Habla alto, ser repugnante!. -las paredes del castillo negro temblaron, TaeHyung se abrazó a sí mismo buscando una salida, implorando porque solo fuera una pesadilla lo que estaba viviendo-. Humanos inservibles, solo sirven para labrar la tierra. -escupio con altanería y resentimiento en sus palabras, rió a carcajadas al mirar el temor en el cuerpo ajeno. TaeHyung frunció el ceño, ¿Quién se creía ese sujeto para hablar así? Oh, cierto. Era un Dios. Un Dios muy...

-Irrespetuoso. -su voz sonó normal, tanto que calló las risas del pelinegro sentado en su trono. JungKook oscureció su mirada, apretó sus manos provocando que sus huesos tronaran en el acto, rechino los dientes con irá, su rostro se puso rojo, rojo, rojo.

-¡¿Con qué derecho te atreves a decirme irrespetuoso?!. -grito colérico.

TaeHyung podía verse como un chico amable y a veces ser un poco inocente Pero, lo que tenía de amable he inocente, también lo tenía de grosero y un verdadero hijo de puta.

-¡¿Y tú quien te crees para decirme ser repugnante?, Insensato! -grito, olvidando su temor hacia la deidad. JungKook abrió la boca sorprendido por el atrevimiento del otro pelinegro.

-¡Eres un ser repugnante porque yo lo digo! -lo señaló, con el rostro igual de rojo que antes.

-¡Y tú pareces un nene mimadito que solo dice mierda para sentirme mejor que los demás!. -lo señalo de igual forma, la expresión de TaeHyung cambio, ahora estaba serio y enojado, tanto que ahora se miraban sus facciones más adultas y varoniles.

Los Dioses del Cristal. © |YoonMin, TaeKook, NamJin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora