⁀➷16:『Las armas de papá』

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——¡¿Qué les ocurrió?!. —grito alterada la mujer cuando corrió a socorrer al par de niños que entraban a la casa—. ¡¿Quién les hizo esto?!.

—Los... guardias de la entrada fronteriza. —pudo decir JungKook. El niño rubio apenas y podía hablar claramente, producto del llanto.

—Pero... —Mei intento preguntar, aunque la tos y el jadeo doloroso que infringió JiMin la alertó. El niño estaba bastante golpeado y al parecer tenía algunas costillas rotas.

—Fue mi culpa. —se acuso JungKook mientras apretaba las manos—. Yo robe unos panes.

—JungKook, ¿Por que hiciste eso?. —pregunto ella desconcertada, como pudo recostó al niño castaño sobre la cama, rápidamente empezó a curarle las heridas.

JungKook bajo más la mirada, sus ojos estaban rojos he hinchados, además él también tenía golpes en el cuerpo.

—Es que, tía Mei, no hemos comido en seis días. —expreso bastante irritado, la mujer se tenzo en su sitio, miro a donde estaba la cocina; donde nada de comer había. Se sintió mal y avergonzada de que JungKook haya tenido que llegar al extremo de robar comida por su culpa—. El abuelo está mucho más grave y tú has empezado a enfermar.

—Yo... —ella no supo que decir y sin controlarlo empezó a llorar en lo que curaba a JiMin—. Esto, es tan injusto. —sentencio ella con ira—. Esa gente dentro del muro no sufre lo que nosotros, solo por una absurda ley nos vemos obligados a vivir en la miseria. —JiMin se quejó cuando ella le vendo el abdomen—. Perdón por ser una inútil mis niños.

—No, no digas eso. —murmuro débilmente JiMin, él le tomo de la mano—. Eres la única que nos a ayudado.

—JiMin tiene razón. —contesto JungKook—. La culpa es mía, yo fui el de la imprudencia y por mi culpa... JiMin recibió el castigo.

—Ya dije que estoy bien. No duele. —se excuso el mayor.

Mei se limpio el rastro de lágrimas, apretó las manos y miro al par de hermanos que le sonreían con cariño, ella era lo único que tenían. Se puso de pie después de haber limpiado las heridas del menor, camino al otro cuarto donde pudo toser libremente, tapó su boca para que los niños no le oyeran. Mei observó con terror la  sangre en sus manos, ella no estaba nada bien. Eran sólo unas gotas de sangre, pero eso era bastante para hacerle saber que estaba grave.

—Tía Mei. —interrumpio JungKook a su lado, ella parpadeó.

—¿Sí...?.

—¿Quieres que vaya por leña? Vi que hay poca y está por caer la nieve.

—Iré contigo, dejemos que JiMin descanse. —el menor de ahora nueve años asintió en silencio aún desanimado, Mei lo comprendía, eran niños que estaban viviendo cosas muy fuertes a su edad.

Apenas y un año había transcurrido de la muerte de su madre y varias cosas habían cambiado para los dos infantes. Empezando que tuvieron que aprender a sobrevivir en las calles por si solos, a enfrentar injusticias y hambre. Además de tener que cuidar de su abuelo enfermo que había empeorado desde que se había enterado de la muerte de su hija.

Además, los dos pequeños tuvieron que soportar ser vistos como los hijos de una prostituta. Porque eso decían todos los de la zona abandonada, que HyRel era una prostituta que había recibido su merecido. Sin embargo, Mei les había aclarado a los dos niños que esos solo eran rumores mal intencionados que alguien había infundido.

Los Dioses del Cristal. © |YoonMin, TaeKook, NamJin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora