Amigos Y No Más #1 °YeonJun Y Tú°

I

*Narra Yeonjun*

Mi grupo de amistades es algo con lo que los demás intentan no cruzarse. Nunca entendí el porqué, pero mi novia a intentado explicármelo más o menos.

Resulta que, como mis padres eran criminales, el resto tiene miedo de que aquel asunto de ser mis amigos, los involucre en algo que tenga que ver con la policía o las autoridades. No se metería en ningún lío y eso es que algo que sus estúpidas mentes no asimilan. No es como si me importara, no me importa, pero me gustaría que no nos hicieran a un lado como bichos raros.

Gracias a Suni, mi novia, he podido integrarme un poco con el resto. A ella no le importa que mis padres estén en la cárcel, ella dice que me ama y para mí eso me es suficiente.

Con respecto a mis amigos, sus padres eran como los míos; se metieron en un par de problemas y tienen el mismo tiempo de sentencia que mis padres.

-Deberíamos hacer algo - propuso Kai.

-¿Qué? - pregunté.

-¿Ir a tu casa? - preguntó Soobin.

-OK... - respondí.

-Ayer llevaste a Suni, ¿qué hiciste con ella? - preguntó Taehyun.

Sentí mis mejillas enrljecer, no podía decirles lo que hicimos. No fue nada malo... Pero casi llegamos a ello...

-N-nada... - respondí.

-¡Ja! Se puso nervioso... - exclamó Kai.

-¡No es cierto! - bajé la cabeza.

El timbre tocó y tuvimos que regresar al salón para las últimas clases.

* * *

Estábamos en mi casa, Soobin ponía una película mientras que el resto se acomodaba en el sofá.

-Bien, no van a gritar - dijo mientras se sentaba al lado de Kai.

-Qué, ¿es de terror? - preguntó Beomgyu.

Soobin asintió y Beomgyu se encogió del miedo.

Vimos la película, no era tan terrorífica como creí que sería.

-Deberíamos de regresar - dijo Kai -, tengo que ha er las tareas.

-¿Y si las hacen aquí? - propuse - Luego pueden irse...

-Ok, me convenciste - dijo Taehyun.

-Bien, traeré mis cuadernos, ahora bajo - a sintieron y subí a mi habitación.

Baje los cuadernos y comenzamos con las tareas. Me encantaba hacerlas con mis amigos, no dejábamos de reír todo el tiempo y nos ayudaba os con lo que no podíamos hacer. Y así pasó la tarde, tuvieron que irse cuando el sol comenzaba a ocultarse. Me quedé ordenando la casa y luego subí a mi dormitorio.

Al pasar por el pasillo, me detuve en la puerta de mis padres, la abrí con cuidado y vi sus cosas. Me senté en su cama y miré todas sus pergenencias: el peinador de mi madre, el gran ropero que ambos compartían, el escritorio de mi padre... No pude evitarlo y mis ojos se llenaron de lágrimas. Los cerré para evitar llorar, mas ni funcionó