Capítulo 30.

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Ellos se miraron entre sí, buscando una respuesta. Jessie me miró diciéndome en la mirada que me relajara. Bufé. Me levanté y fui a la cocina a beber un poco de agua. Alguien venía hacia aquí me giré y vi a Harry. Éste me miraba de arriba a abajo.

-¿Qué qui... -me interrumpió.

-¿Por qué estás tan flaca? -preguntó.

-Estoy como siempre -dije fingiendo.

-¿Has vuelto a caer en la anorexia?

-No -mentí.

-No eres buena mintiendo -rió sarcásticamente.

No quería oírlo. Apunto de irme, éste me cogió del brazo para no me fuera.

-¿Qué quieres?

-Saber la verdad Alice.

-No tengo nada.

-Dí la verdad.

Salí de la cocina y me encontré solo con los chicos. Jessie no estaba y Luke tampoco, así que estarán arriba o yo que sé a donde. Me senté en el sillón que anteriormente me había sentado.

-Estás muy flaca, Alice -dijo Ashton.

-Ah.

Harry me miró con tristeza, con culpa. Lo necesito. A él. Quiero que me abrace, que me bese, como antes lo hacia.

-¿Nos perdonas? -preguntó Louis.

Callé. Los miré a todos encontrando yo misma una respuesta. Claro que los perdonaría, sin ellos no soy nada, dios, los extrañaba tanto. Me levanté del sillón y fui a abrazar a Niall.

-Gracias rubio -le susurré.

Éste me miró extrañado, confundido, sin saber lo que le decía. Abracé a cada uno y al terminar ya empezaba Louis a hacer tonterías de las suyas, como lo extrañaba.

-Alice, puedes venir un momento -me interrumpió Niall y asentí.

Me levanté y lo seguí hasta llegar al jardín.

-¿Por qué me has dicho gracias?

-Por que eres la única persona que ha confiado en mí igual que yo confío en ti, así que te doy las gracias por estar ahí desde un principio -sollozé.

-Aish mi rubia -vino a abrazarme- oye Alice, estás muy flaca.

-Me ingresan a la semana que viene -dije de golpe.

-¿C-cómo?

-Estoy otra vez con la anorexia.

-Pero...¿por qué?

***

Estábamos comiendo, más bien ellos estaban comiendo. yo jugaba con la comida, que asco. Se habían quedado a comer y habíamos hecho macarrones. Le dije a Niall que no dijera nada sobre que iban a ingresarme en el hospital, que ya se los diría yo. Jessie y Niall me decían con la mirada que comiera pero yo no quiero. Harry no decía nada. Jessie también sabía que me ingresaban pero no lo ha mencionado y eso es bueno.

-Al, ¿no comes? -preguntó Luke.

-No tengo hambre -contesté.

-Oh, si que tienes hambre mujer -dijo ésta vez Harry cogiendo el tenedor para punchar algunos macarrones y llevarlos a mi boca pero se lo impedí.

-¡Joder, ya! -grité harta- soy anoréxica y no quiero comer, a mi esto me da asco y para que sepáis también que a la semana que viene me ingresan.

Niall me miró, y Jessie miró a Harry. Harry se levantó y se fue de casa sin decir nada. Fui detrás de él.

-¡Harry! -no me hizo caso- ¡Harry!

Empezó a correr, yo fui detrás de él hasta que no pude más y me lancé a llorar. Que asco. Parecía una película, enserio. Lo perdí de vista. Quería irme de Londres por una vez. Volvería a España y que me ingresen allí. La pasarela me da igual ya.

***

-Alice te voy a echar mucho de menos, ya iré yo cuánto pueda, pero piénsatelo bien si quieres irte -dijo por enésima vez Jessie.

-Que siiiii, te quiero, hasta pronto, visítame -dije antes de subir al avión.

Cuando pensé sobre lo de ir a España compré un boleto para mi. Cuando llegué a casa ya no estaban los chicos, que se habían ido a no sé donde. Le comenté a Jessie que me iba ésa misma noche a España y esta dijo que si estaba loca pero pasé y aquí estoy. Los chicos no saben que estoy yendo a España, ya se enteraran. Hablé con el hospital de Londres que me tenían que ingresar y les expliqué el problema y pudieron ingresarme aquí en España pero que en dos días me ingresaran, no me importó. No me importa nada ya.

Después de dos horas en el avión llegué a España. Dios, cuanto tiempo. Extrañaba Madrid. Quería dormir la primera noche en un hotel. Encontré un hotel de tres estrellas y le dije al recepcionista que quería pasar la primera noche aquí y este sonriente me dió las llaves de la habitación. Subí por las escaleras hasta llegar al pasillo que se encontraba mi habitación. Entré y me dejé caer en la cama. Miré el móvil y en Londres eran las 4 de la mañana y aquí eran las 5. Quería dormir y ni despertarme nunca más.

Las apariencias engañan.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora