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La segunda vez que Gloria entró en Existence hacía un día terrible fuera. Llovía a cántaros, el viento era un enemigo de los más desafortunados y la ropa de muchos terminaban encharcadas. Y la bolsa amarilla chillona de la señora pesaba más de lo habitual. Tanto era así que la ralentizaba mucho más de lo que hacía ya de por sí.

Pero el tiempo no parecía molestar a Gloria. Ella con tranquilidad escogió un sitio para sentarse dentro, preferiblemente cerca de las estanterías de libros.

La bibliobar por desagracia estaba llena debido a la lluvia, pero la gente que había dentro han sido lo suficientemente amables de dejar a Gloria una mesa donde sentarse.

"Ventajas de ser una vieja."Pensó consigo misma a gusto. Muchos no pensarían lo mismo, pero Gloria no hacía parte de estos 'muchos'.

Una vez Gloria recostó la bolsa amarilla al lado de la pata de la mesa, está hizo un sonoro Splash,pero ella no supo identificar si fue debido a que la bolsa de por si ya estaba mojada, o fue el suelo que también lo estaba. Quizá el sonido haya surgido gracias a ambos.

Ella sin preocuparse demasiado miró a su alrededor deteniendo la vista en las estanterías. Habían infinidad de libros, y todos ellos estaban cuidadosamente plástificados. Algo que a Gloria la sorprendía.

- Buenas tardes Gloria. - Una voz aterciopelada sonó a escasas distancia de ella, haciendo que apartase la vista de los libros. Era Pierre. Se veía muy contento.

- Oh, hola.- Ella respondió con la misma calidez.- Pierre, ¿Verdad qué sí?

- Sí.- Él asintió mientras alzaba una tableta en la mano y miraba la pantalla.- ¿Que te pongo para hoy Gloria?

- Un chocolate bien caliente y unas galletas por favor.- Sonrió mirando otra vez la estantería. - ¿Y Pierre?

- ¿Sí? ¿Deseas algo más?

- Los libros. ¿Se pueden coger de la estantería o son solo estética del bar y están huecos dentro?

- No, no están huecos, y puedes coger el que más te guste.- Puso la tableta a un lado y se acercó a la estantería que tenía más próxima. Alcanzó uno de los libros y lo abrió para enseñarlo a Gloria. Ella lo miró detenidamente, como una niña a espera de ganar chuches. Solo que en este caso eran libros.

- ¿Me recomendarías alguno?- Preguntó levantándose con cautela. De forma inocente se secó las manos en su blusa de estampado floral, aunque esta ya estuviese mojada.Sin embargo no tardó en darse cuenta de su error, por eso de inmediato ella cogió un par de servilletas que estaban sobre la mesa y las frotó contra las palmas de las manos. Pierre la observó agradecido.

- ¿Qué tipo de género te gusta más?- La preguntó para así hacerla un recomendación acertada.

- Si la historia es buena me da igual el género.- Respondío.- Pero...

- ¿Pero?

- Acepto todo tipo de novelas menos las de ángeles y demonios.

- Puede preguntarte ¿Por qué?- La observó curioso.

- Tendría que matarte si te lo digo. - Gloria bromeó.

- No me importaría morir para saberlo.- Pierre replicó guiñandola el ojo derecho. Gloria sonrió entonces tras oír aquello. Aquél joven era muy coqueto para la poca edad que aparentaba tener.

- Eres muy joven para morir tan pronto. Deberías de atesorar más tu vida jovencito.- Gloria lo reprehendió antes de coger el libro que Pierre tenía en manos. - Creo que me quedaré con este.- Habló volviendo a sentarse en la mesa con normalidad. Pierre no dijo nada, solo asintió dando la espalda a ella para traer lo que ella había pedido.

El Mundo Que Pierre  AdoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora