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Gloria tembló un poco luego de echarse a un lado. La madera del banco estaba húmeda y fría, pero intentó esconder la incomodidad con una sonrisa.

Las luces de la farola eran la única luz decente en todo el parque. Porque los dos estaban en uno, por muy oscuro que fuera.

— ¿Y a qué se debe el placer joven? — Gloria bromeó cruzando las piernas  con modestia. Pierre la observó por un rato, llevaba una sonrisa  extraña en la cara.

— Podría hacerte exactamente la misma pregunta. — Él replicó recostando la espalda en el banco, no pareció molestarle la humedad que había en la madera. 

Gloría estiró las piernas un poco, aunque al final optó por dejarlas así. — No es hora de estar en la calle los niños buenos.— Comentó mientras abría y cerraba los ojos. Parecía estar lejos, muy lejos. Pensativa, en su mundo quizá.

— Vaya, pues que bien que no soy un "niño bueno". — Pierre también estiró las piernas y observó por un rato la luz de la farola.

— Solo los niños buenos dirían que no lo son.— Ella tomó  una larga bocanada de oxigeno antes de dejarlo salir por la boca. Por un segundo Pierre llegó a pensar que fuese humo de tabaco.— ¿Y qué te trae por aquí? ¿Aburrimiento?

— ¿Qué te trae a ti por aquí?— La respondió con la misma pregunta.

— Pensando en una nueva historia que escribir.  A ver si el paisaje me inspiraba.— Comentó toqueteando la madera bajo sus dedos.— Aunque ahora que lo pienso, ha sido una estupidez como el tamaño de una casa.

— ¿Por qué piensas eso?— Preguntó.

— Porque eso está más negro que el sobaco de un grillo.— Gloria habló con seriedad antes de reírse de su propia insensatez.— Y no te atrevas a reírte señorito. Estoy demasiado vieja para pensar en los "detalles".

¿Cómo que es de noche?

¿Ves? Un detalle tonto.Alzó la cabeza en alto mientras  acomodaba los mechones de su pelo detrás de la oreja. Lo tenía  corto, pero no demasiado. ¿Y tu qué haces por aquí? Te toca.

— Trabajando.

— ¿En Existence?

— No, otro trabajo.

— ¿Así? ¿De qué tipo?— Gloria Indagó.

— Del tipo que incluye descuartizar a una adolescente y quedarme con sus órganos.— Explicó con la cara seria, lo que hizo Gloria reírse como loca.

—Woah, casi me engañas por un momento pillín.— Le dio golpecitos en el hombro antes de volver a alejar la mano.— Muy creativo.

— Gracias.— Sonrió con complicidad al igualar su risa a la de Gloria.

— Bien, ¿Y de qué hablamos ahora señor asesino? Mientras no me mates , claro está.— Replicó coqueta. Pierre no pudo evitar enderezarse incomodo en el banco de madera. Había dicho una estupidez, pero gracias al cielo Gloria no se había dado cuenta de ello. No realmente.

— No sé. Cualquier cosa.— Se acomodó más en el banco, con su largo pelo cenizo entre la espalda y el banco húmedo.— Quiero escucharte.

— ¿Escucharme?— Gloria también se puso cómoda en el banco y observó distraída la farola. La humedad todavía la molestaba, pero no se quejó de ello en voz alta.— Soy una vieja aburrida, Pierre. Todo lo que yo te diga no será de ningún provecho.

— Eso es algo que debería de valorarlo yo ¿No crees?— Movió los labios hasta esbozar una larga sonrisa hacía Gloria. Pero ella estaba más atareada en observar la farola que no a él. Pierre dejó sonreír entonces.

El Mundo Que Pierre  AdoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora