18

102 15 8
                                    

Hacía un poco de frio mientras Gloria iba de camino a casa. El cielo estaba tan azul como siempre, y hoy por suerte no había nubes que entorpeciera tal belleza.

En algún momento del camino ella se detuvo delante del parque que ayer había estado con Pierre, y que ahora se encontraba lleno de críos poblando la zona, con sus familiares haciendo la vista gorda.

"Supongo que hoy iré directamente a casa." Pensó Gloria distraída, o eso es lo que parecía.

Como de costumbre empezó a tararear una canción que había aprendido de pequeña, era una de las tantas manías que tenía Gloria, además de hablar demasiado, su marca registrada.

♪ Padre,

la oveja fue jubilosa hacía el matadero.

Creyendo ser un lobo,

pero no se miró al espejo.

Padre,

Estaba tan sucia por fuera como por dentro,

su carne no sería un buen alimento.

Sabría como el lobo que creía ser

que horrendo.♫

— Vaya canción más cruel.— Comentó una voz cercana a Gloria. La anciana entonces giró el rostro con curiosidad.

— ¡Oh! Hola Má.— Gloria saludó.— Que raro que estés por aquí.

— Sí, me tomé el día libre.— Se excusó la pelirroja con tranquilidad mientras se acercaba a Gloria.— Me suena la canción.

— ¿Así? Yo no tenía la menor idea de que fuese conocida.— Sonrió amable hacía la joven.— Yo solo siempre la supe.

— Bien.— Estuvo de acuerdo Má.— ¿De verdad no me conoces Gloria?

La anciana la observó un largo rato sin saber a dónde Má quería llegar con todo aquello. Entonces la pelirroja sonrió consigo misma, más tranquila tras ver a Gloria tan confusa.— No antes de Existence. ¿Por qué lo dices querida?

— Por nada. Es solo que veo cosas en ti que me recuerdan a un viejo amigo mío. La canción que acabas de cantar por ejemplo.— Ella explicó.— Mi amigo solía cantarla cuando creía que nadie lo escuchaba.

— Vaya.— Gloria asintió.— Que extraño.

— Lo es. Pero bueno, él ya era extraño de por sí.— Má dio de hombros como si fuese una tontería.— Cantando cosas tan raras.

— Bueno, es una canción que habla sobre el engaño. El punto de vista del villano del cuento. — Gloria estuvo de acuerdo.— Es sin duda alguna es interesante, quizá por eso siempre me haya obsesionado yo misma con la letra.

— ¿Así? ¿Por qué lo dices?

— Me gusta escribir historias, y me interesa saber el punto de vista de ambas partes a la hora de crear un nuevo mundo en mi cabeza.— Explicó animada haciendo que Má la observara con una sonrisa traviesa en la cara.

— No me extraña que a Pierre le guste tanto a usted.

— ¿Perdona?— Gloria la observó sin entender a donde quería llegar.

— Oh, nada. Una tontería que acaba de pasarme por la cabeza.— Má se excusó rápidamente.— ¿Por qué no me dices más sobre la canción? Quiero entenderla mejor.

— Oh, no me hagas hablar jovencita. O me tendrás pegada a ti el resto del día.— Gloria bromeó, y Má la sonrió con dulzura a cambio. Pero algo en ella todavía parecía fuera de lugar. Algo inconexo en la joven y dulce pelirroja.

— Sería todo un placer. He leído en alguna parte que siempre hay que escuchar a los más viejos.

— ¡Me halagas!— Gloria se rió mientras tapaba la boca con la mano derecha.— Pero gracias.

— No hay de qué. Además, me ayudarás a entender mejor a mi viejo amigo.

— Bueno, no creo que te pueda ayudar demasiado. Solo es una canción para asustar a los críos.

— ¿Así?

— Sí. A los críos buenos que creen ser malos. O a los críos rebeldes.— Comentó la anciana.— La moraleja reside en que las personas realmente malas estarán siempre al asecho. Y que no te irá bien hacerte pasar por algo que no eres. A veces, una oveja siempre será una oveja. No importa lo mucho que pienses ser el lobo cruel y sediento del cuento.

— Vaya.— Má observó a Gloria detenidamente.— Eso hace la canción aún más cruel.

— Sí, lo sé.— Gloria respondió más para sí misma que no para Má.— Algunos siempre seremos débiles, sin importar lo mucho que intentamos demonstrar lo contrario. Y para cuando el lobo aparezca delante de nosotros será demasiado tarde. Pero bueno, solo sigue siendo una canción de todos modos. Así que no tienes que preocuparte por tu "amigo" querida. — Gloria la garantizó y empezó a alejarse por otro camino. Má dándose cuenta de ello en un principio pensó en seguir sus pasos, pero finalmente se detuvo. No quería parecer una loca persiguiendo a una anciana por la calle. Mucho menos de día.

— Bien, Gloria. Gracias por la explicación.— La pelirroja levantó el brazo para despedirse de la anciana cuando Gloria de repente volvió a obsérvala con detenimiento.

— Ahora que lo pienso Querida.— Gloria comenzó ya a cierta distancia.— Creo que si me suenas.

— ¿Qué?— Má la observó por un momento sin saber que decir. No entendía muy bien que Gloria quiso decir con aquellas palabras.

— Que te conozco querida.— Sonrió inocentemente antes de volver a darle la espalda a Má.— Te conozco de mucho antes. Vaya despiste de mi parte, ¿Verdad que Sí querida?

Má nunca había empalidecido tan rápido tras escuchar aquellas palabras. La pelirroja paró en seco, sin embargo Gloria siguió su camino como si lo que acabara de decir no significara nada.

Con manos temblorosas alcanzó la tarjeta transparente e hizo una rápida llamada a su jefe antes de entrar en contacto con Pierre.

"¿Si?" Pierre sonó al otro lado de la línea. Por el ruido que hacia seguramente estuviese cerrando la tienda por hoy.

— No volveré mañana.

"¿Qué demonios? Sí quedamos que...."

— Hasta luego Pierre. — Musitó todavía temblorosa. — Y suerte con la bibliobar. Parece ser la única cosa que te produce felicidad aparte de oír historias. Pequeño sociópata.— Y tras decir aquello colgó la tarjeta transparente sin esperar una respuesta del él.

Una parte suya quería volver a llamarlo para explicar el porqué de todo aquello. Y que él estaba en una situación mucho más sensible que ella, pero a Má realmente no le importaba el bienestar de un humano. A final de cuentas, ella nunca había sido uno para empezar. Y Rô tampoco.

Quizá debería avisarle también, Má concluyó haciendo una última llamada antes de tirar la tarjeta transparente en un bol de basura más próxima. De ahora en adelante no sería tan fácil encontrar a humanos, pero bueno, por lo menos no tendría que descuartizarlos al final. Como en los viejos tiempos.

— Vaya, así que otra vez seré una súcubo solitaria.— Bufó consigo misma.— Al menos de momento.— Sonrió antes de ponerse en marcha.

Todavía tenía un largo día por delante.

El Mundo Que Pierre  AdoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora