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Una vez fuera, el aire fresco de la tarde hizo cosquilla en las mejillas de Gloria. Ella cerró los ojos y suspiró gustosamente antes de sentir el brazo de Pierre enroscarse en los de ella otra vez.

Una forma de mantenerla cerca.
— ¿Te importa que antes vayamos a otro sitio? — Preguntó por cortesía.

— Adelante.—  Fue la respuesta de ella. Pierre la observó, esperando a que preguntase dónde, sin embargo Gloria se mantuvo callada.

No mucho después él cogió las llaves del coche y ambos entraron en el vehículo que no estaba aparcado muy lejos. Pierre apenas lo utilizaba en ocasiones especiales.

Solía caminar gran parte del tiempo, era mucho más efectivo a la hora de encontrar a posibles víctimas.

El coche era engorroso y sospechoso. No algo recomendable para un asesino pasar desapercibido.

— ¿En qué piensas? — Gloria preguntó entonces, con la mirada fija en la ventanilla del coche, observando los edificios y transeúntes.

— Nada  interesante.— Respondió. — ¿Tienes a algún familiar del que deba preocuparme?

— No.— Gloria respondió.

— ¿Tios, primos?

— No, solo soy una vieja solitaria.— Habló con serenidad, como si no fuese un problema para ella. — Si me matas, nadie me echará en falta, así que no te preocupes.

— ¿Trabajo?

— No. En su día trabajé en una tienda de antigüedades antes que cerrara por el Covid. Años turbios aquellos. —  Ella explicó. —  Aunque realmente nunca  necesité del trabajo, mis abuelos me dejaron una larga herencia.

— ¿Herencia?

— Sí. Pero nada de otro mundo. Tengo suficiente para subsistir. — Comentó.—Algo bueno me habrá tenido que pasar después de haber pasado años encerrada en aquella casa.

Pierre simplemente asintió con la cabeza. Él entendía perfectamente lo que era estar solo. Su única compañía de pequeño fue su alcohólico padre y las victimas que él descuartizaba. Así que en parte, él y Gloria eran parecidos.

A ambos les había tocado una existencia desagradable. Debido a eso, a Pierre no le extrañaba que la vieja se hubiese vuelto loca con el tiempo.

Él podría mantenerla a raya mientras ella siguiese contándole historias.  Incluso se acostaría con ella, y puede que con suerte, llegase al orgasmo también.

Tendría que probarlo.

"Un ángel..." Él pensó distraídamente una vez llegaron al lugar donde él quería pasar. "Me trae sin cuidado la verdad."

— Dios santo, una librería. — Gloria miró impresionada a una vez Pierre aparcó.

— Sí.

— ¡Si ya no quedan ninguna! ¿Como es esto posible?— Gloria lo observó boquiabierta.—  Editoriales enteras han cambiado  los formatos de libros físicos a digitales hace años. Las librerías dejaron de tener una razón de ser y han cerrado en masa.— Salió del vehículo antes siquiera que Pierre lo hiciera para abrirle la puerta.

— No todas. — Él puntuó.

— No todas. — Gloria estuvo de acuerdo, aunque parecía tener sus dudas.— ¿Cómo?

—¿Cómo qué? — Pierre cerró el coche y se encaminó a la tienda. Gloria lo siguió de cerca con los ojos brillantes.

— Han sobrevivido. Muy poca gente compra libros en físico en la actualidad, son caros y el papel escasea. Una librería no sobreviviría demasiado tiempo sin compradores.

El Mundo Que Pierre  AdoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora