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Gloria se acomodó más en el sofá, como preparándose antes de empezar. Pierre simplemente la observó con curiosidad. Él podía sentir lo mucho que Gloria gustaba que él la mirase.
O al menos, eso fue lo que él percibió de ella.

- ¿Te importa qué haga a la antigua usanza? - Preguntó casi que avergonzada, Pierre no la entendió, por eso se mantuvo callado.
- Como quieras. - Indagó al ver que  Gloria esperaba una respuesta de su parte después de un tiempo.
- Bien. Okay.

<<Érase una vez. Hace mucho, mucho tiempo. Había una Joven llamada María, como la virgen santa. Era una chica de belleza exótica, piel morena clarita, y una sonrisa que animaba a todo aquél que la mirase.

Por desgracia, María era demasiado bonita para lo joven que era. Los hombres no la veían como una niña, sin importar lo mucho que sus padres la vistieran de los pies a cabeza.  Era una familia muy religiosa.

Durante un  tiempo, la vida de María ha sido feliz. Quizá sus padres fuesen demasiado religiosos para el desagrado de la niña, pero eso, no era motivo suficiente para entristecerle.

Incluso, María llegó a enamorarse de uno de sus compañeros de clase. El primer amor siempre suele ser agridulce. Pero, no es sobre eso de lo que va la historia.

Entonces, en un abrir y cerrar de ojos era año nuevo. María apenas tenía 16 años de edad y quería quedar un rato más en la calle a ver los fuegos artificiales. Por una vez, sus padres la permitieron estar sola.

Pero pobre María, su vida estaba a punto de dar un vuelvo. El más desagradable de todos. Un vuelco con manos grasientas y agarre de hierro.
Ella apenas notó su presencia hasta que ya era demasiado tarde.

El hombre obligó  a María estar callada mientras hacía cosas impensables a la pobre chica. Cosas demasiado crueles para detallar en este cuento.

Una vez estuvo satisfecho, el hombre de manos grasientas y agarre de hierro la dejó irse entera, sin embargo por dentro, María terminó hecha pedazos.

Y nueve meses pasaron. María nunca se recuperó y su estomago cada vez ganaba más y más volumen, ella no entendía porqué.
Pero sus padres sí.

La joven ya no sonreía, no salía nunca de casa, y no la gustaba que la tocasen. Sus padres, muy religiosos, finalmente la explicaron que lo que en verdad tenía dentro no era una enfermedad, sino un niño.  María no lo entendía, pero desde aquella fatídica noche, sus padres empezaron a  mirarla con malos ojos.

Era una época muy distinta a la de ahora, y por desgracia, a los ojos de la familia, María tenía la culpa. Y la pobre ya estaba tan ida que ni siquiera la importó.

Entonces, con el tiempo, ha habido complicaciones en el embarazo de María, y sin embargo, las padres de la chica querían que el crío viviese. Pero era muy complicado. Recuerdo, eran otros tiempos.   Y también estaba mal visto el aborto entonces, así que siguió el embarazo.

En un principio, los médicos dijeron que era  posible que el bebé naciera muerto. Y así debería haber sido.
Pero, dio la casualidad que un individuo que vivía muy, muy lejos, resolvió probar algo.
Algo divertido.
Para pasar el rato y ver lo que ocurre. Total, dicho individuo tenía mucho tiempo libre en manos.

Así que, cuando llegó el momento adecuado el bebé nació. Sano y salvo. Y María, la pobre chica, más demente se volvía.

¡Era una niña! Fue lo que dijeron los médicos. Los padres de María se alegraron. El bebé tenía la piel más oscura que la pobre madre, no tenía ningún desperfecto y estaba completamente sana.

Los abuelos del bebé la llamaron Gloria...

Trás oír lo último Pierre se puso rígido en el sofá. Pero no en el mal sentido, le interesaba la historia, demasiado. Tanto era así que sin querer, él se animó demás de la cuenta. Y en su entrepierna empezaba a notarse.

- ¿Estás bien Pierre querido? - Gloria preguntó inocentemente mirándole a los ojos. Pero los dos lo sabían, que eso estaba afectando a Pierre.

Las buenas historias siempre lo animaban. Incluso las más crueles.

- No pares, por favor. - Pierre alcanzó a decir antes apoyar disfrazadamente los brazos sobre las piernas.

- Okay. ¿Por dónde iba? A sí....

....María con el tiempo fue empeorando cada día que pasaba. No podía mirar a Gloria sin chillar despavorida no mucho después, una completa tortura. Los abuelos, dándose del problema, finalmente resolvieron internarla en un psiquiátrico y allí fue donde quedó el resto de su vida.

Dicen las malas lenguas que María se ahorcó, otros dicen que los médicos de la clínica, a falta de espacio,  la hicieron un favor de acabar con su vida y así terminar su sufrimiento.  Aunque realmente no se sabe.

Por lo demás, la hija de María creció bien. Y los abuelos, con miedo de que heredara la locura de su madre fueron obsesivos con la cría. La inculcaron desde niña a leer siempre la Biblia, a nunca acercarse a los hombres, porque eran sucios y malos. En resumidas cuentas, vivir por y para los abuelos, como también saberse de memoria los pasajes de la Biblia.

Finalmente, y ya adulta, Gloria dedicó el resto de su vida a escribir, y de vez en cuando leer la biblia, por costumbre más que nada. Hizo caso a sus abuelos sobre no acercarse nunca a los hombres, ni siquiera los tocó. Incluso las mujeres, Gloria tampoco las tocaba. A excepción de los niños, seres libres de malicia que adoraban escuchar historias, y Gloria contarlas.
Pero no te confundas, Gloria nunca se acercó  un hombre no por miedo, o por lo que la habían enseñado sus abuelos. Simplemente, porque odiaba a todos. Ningún humano la había interesado lo suficiente como para tentarla. Y lo demás, bueno, lo demás es muy aburrido. >>

La anciana dejó escapar una sonrisa floja antes de volver a mirar a Pierre.

- Lo siento jovencito. En esta historia no hay una moraleja preciosa a final. - Gloria se excusó. - A los niños siempre le gustan las moralejas.

Pierre siguió observándola un rato más, y notó indiferente como ella en ningún momento dejó de sonreír. Ni aun cuando lo que acababa de contar era la historia de su madre. No hacía falta que Pierre preguntara, y sin embargo, Gloria parecía querer que él lo hiciera.

Como en una confirmación. Por escueta que fuese.

Pierre se mantuvo callado.

- ¿Y bien? ¿No dirás nada? - Ella preguntó finalmente, un poco desilusionada.
- ¿Quién es el individuo aburrido que te salvó? - Preguntó a cambio.
- ¿Crees que yo soy el bebé Pierre? - Gloria lo cuestionó con una sonrisa picara. -  Bueno, tampoco ha sido un gran misterio de todas formas.
- ¿Él individuo? - Pierre Repitió.
- ¿Para qué tanta prisa joven? Ahora te contaré su historia, es la más divertida de todas.




El Mundo Que Pierre  AdoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora