Malia iba tan distraida que ni si quiera se dio cuenta en qué momento alguien se había sentado a su lado en aquel bus. Miró a la persona que tenía a su lado y se sorprendió al ver a Tobías. Éste la miró también y ambos se sonrieron.
— Hey.— sonrió el rubio— pensé que no volvería a saber de ti.
— Sí, lo siento por eso.— dijo mordiendo su labio— perdí la tarejta en la que estaba tu número.—mintió.
— No importa, parece que el destino lo tenía planeado.— sonrió— ten. — le dio su móvil para que se agregase a su agenda de contactos. Cuando ésta terminó de agregarse, le devolvió el teléfono al rubio.
— Me he agregado como Malia lluvia, así sabes que soy yo.— sonrió la morena.
— Me gusta eso de Malia lluvia, aunque no conozco a más Malias, así que obviamente sabré que eres tú.— rió Tobias.— Por cierto, puedes llamarme Toby, mis amigos me llaman así.
Malia sonrió tímida, se sentía un poco extraña por cómo había surgido lo de Toby y, sobretodo, por el comportamiento que adquirió Gael ante éste. Se sentía extrañamente cómoda, su tristeza quedó en segundo plano y toda su atención estaba puesta en el rubio que le contaba cómo había acabado su amiga la noche anterior y la gran resaca que tenía ese día.
Cuando llegó a su parada, se despidió del rubio con vigoroso "espero tu mensaje" y caminó hacia su casa pensando en lo rápido que había sucedido todo entre ella y Gael. Gael. Por un momento se había olvidado de su ataque de... ¿celos? No sabía cómo calificarlo.
Se sentía mal, una cualquiera, una tonta... Pero también sabía que no se había equivocado al confiar en Tobias.
Cuanto más pensaba en lo que había ocurrido, menos sentía el dolor de sus manos al poner todo su peso en las muletas para caminar, o en el leve dolor de su vendado tobillo. Nada se comparaba al dolor que sentía en su corazón, nunca se hubiese esperado un trato así por parte de Gael, y menos después de haberla tratado como una reina a menos de un día de conocerse.
Cuando llegó a casa, lanzó las muletas a cualquier parte y se tiró en el sofá. Estaba agotada, física y mentalmente. Salem había notado el estado de ánimo de su humana y la llenó de mimos. Malia sonrió levemente, amaba a Salem con su vida. Soltó una risilla al pensar que si Salem fuese humano, sería el novio perfecto.
La morena nunca había tenido novio, había tenido varios "algo", pero nunca nada más, todos terminaban por defraudarla o usarla. Aunque ella se dijese una y otra vez que prefería estar así, sola, sin tener que preocuparse por nadie, no le venía nada mal ilusionarse, aunque fuese un poco, con Gael. No se mentiría a sí misma, le encantaba los detalles que había tenido con ella, no la había descuidado ni un solo momento. Excepto hasta hace a penas una hora. Esa discusión le había dolido bastante, hacía mucho tiempo que no se sentía así con alguien y aprender de nuevo a gestionar sus emociones no era nada fácil.
Suspiró mirando el techo, no quería llorar ni una sola vez más, necesitaba controlarse e intentar que esa presión en el pecho disminuyese. Pero solo aumentó más en señal de alerta cuando escuchó un ruido que provenía de la puerta. Se incorporó rápidamente sobre el sofá y se encontró a un Gael Avallon despeinado y con la cara levemente enrojecida de pie junto a la puerta. Este estaba mirando las muletas de la muchacha, pensando en lo que debía decir, en cómo había perdido los estribos, en cómo la había cagado. Dirigió la mirada hacia ella y pudo ver el dolor que le había causado reflejado en sus ojos, se sentía la peor persona del mundo en aquel momento.
— ¿Qué haces aquí? — dijo una Malia totalmente desconcertada.
— Deberías asegurarte de que cierras bien la puerta para la próxima, pequeña Flores.— murmuró el empresario acercándose hacia ella.
— ¿Qué haces aquí, Gael? — repitió. Tan solo quería estar tranquila, pero por lo que se ve, aquel no era su día.
— Quería disculparme.— suspiró.— Fui un idiota, no estaba pensando con claridad y me arrepiento mucho, Malia, de verdad... por favor, déjame que te demuestre que de verdad me arrepiento.— dijo acercándose a ella y mirándola totalmente arrepentido.
Malia pensó durante un par de minutos la decisión que tomaría, no podía perdonarle tan fácilmente aquellas duras palabras, la habían herido, mucho, y más viniendo de una persona con la que sentía una gran afinidad que la hacía estar cómoda. Suspiró y miró los preciosos ojos del empresaro, estaban algo rojos, de frotarlos seguramente, no pensaba que un hombre así pudiese haber llegado a llorar por alguien como ella; también se fijó en su pelo, el cual se encontraba revuelto de tantas veces que habría pasado sus manos por él, frustrado. Respiró hondo y asintió levemente.
— Tienes otra oportunidad, pero la fastidias una vez más y nuestra relación pasará a ser solo de jefe-empleada.
— Lo comprendo.— dijo el mayor mordiendo el interior de su mejilla.— No me gustaría tener esa lejanía contigo, me siento verdaderamente cómodo a tu alrededor, es como si... no fuese importante a tu lado, como si fuese una persona normal que vive en un piso pequeño y no tiene millones de billetes a sus espaldas, ¿sabes? Una persona humilde, sin poder... — tan pronto como dijo eso, se sonrojó. Había compartido algo sumamente íntimo con ella, pero sabía que no le juzgaría y le entendería.
— Entonces no lo estropees todo, por favor.— dijo la castaña aguantando las ganas que tenía de gritar. Sus palabras habían calado en ella demasiado, más de lo que se imaginaba.
— No lo haré, tienes mi palabra.
⚡️⚡️⚡️⚡️
dedicado a la cumpleañera ClaudiaRMB ,love you lots 🖤