Isabel & Nicholas.

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Observaba como mi esposa organizaba detalladamente la gran mesa para las vísperas de la Navidad, este año nos tocaba ser los anfitriones y vaya que la familia es bastante numerosa.
Éramos alrededor de un poco más de sesenta persona contando a todos los Salvatore, De Luca, Clayton, Meitzner y los Sokolov, todos del buen comer, tomar y sobre todo ruidosos.

Será una Navidad intenta.

- ¿Qué dices Nick? - la voz de ella me hace salir de mis pensamientos.

- ¿Qué me dijiste, cariño? - consulto observando esos preciosos ojos azules.

- No me escuchaste nada - reprocha.

- Estaba obnubilado con tu belleza - acoto acercándola más a mí.

- Nick - se ríe y deja un suave beso en mis labios.

Isabel es la mujer de mi vida, nunca imaginé que terminaría casado con mi secretaria, actuar con desesperación con tal de salvar mi empresa cometí la mejor locura de mi vida y fue unir mi vida por completo a ella, ahora llevamos más de treinta y tres años juntos, hemos armado una numerosa familia.

Estoy más que feliz con mi vida.

Mi bella esposa me empieza a comentar como es su idea de distribución de las mesas, una grande para los adultos y otra más pequeña para los niños, donde ambos puedan disfrutar de la velada.

- Iré a supervisar la cocina - me informa luego de modificar la mesa por tercera vez.

- Después soy yo el perfeccionista - murmuro mientras ella me regala una hermosa sonrisa.

Dejando que mi esposa termine de organizar todo, me cambio para esperar a todos, no me sorprendía para nada que mis hijos fueran los primeros en llegar.

La puntualidad la heredaron de mí, los cuatro son unos obsesivos de no querer llegar tarde a ningún lado.

- Hola papá - saluda mi dulce Olivia cargando a su tercer hijo.

Hace menos de cinco meses ella y Adam habían traído a la mundo al pequeño James, mi noveno nieto.

- Déjame cargar a este muchachito - digo robando de sus brazos.

Jamie es un calco de su padre pero con unos intensos ojos azules parecidos a los de Olivia.

- Hoy es mi día libre, tiene muchos brazos para que lo carguen - acota sonriendo.

Justo detrás de ella aparecen, Adam con Mackenzie y Oliver, mi nieta tiene siete años y mi nieto cuatro.

- ¡Abuelo! - chilla al verme y no dudan en llegar a mi lado para abrazarme.

Nunca pensé que ser abuelo sería más fácil y que me quedaría súper bien.

- Señor Salvatore - habla mi yerno.

Estos años han servido para limar mis asperezas con este chico, se que es un buen hombre, la manera en la que trata a mi hija y nietos es hermoso.
Estoy encantado con él solo que no se lo pienso decir nunca.

Dante es el segundo en llegar cargando en sus brazos a Bruno que está dormido.

- Hola papá, recién se durmió el engendro - comenta divertido.

- No le digas así - lo regaña su hermana.

- Sabe que es con cariño - afirma encogiendo sus hombros.

- Hola - la tímida voz de Abby cargando a mi décima nieta de solo un mes me hizo centrar la mirada en ella.

Tres de mis cuatro hijos me hacían regalado diez nietos, siete Salvatore y tres O'Donnell, como dice mi hermano Giovanni he dejado un gran legado que cuidará un poco de nuestras locas costumbres.

- Pásame a ese angelito - digo dejando que ella coloque en mis brazos a mi nieta, está claro que podía con los dos a la misma vez.

- Baboso de sus nietos - la voz de Demian cargando muchos regalos y acompañado de Cayden mi nieto mayor que no le alcanzaban los brazos para sostener las infinidades de bolsas.

- Creo que alguien se pasó en compras - bromea Dante.

- Jazmín es muy detallista - responde poniendo los ojos en blanco.

- Mamá se pasó con esto - afirma Cay bufando.

Jazmín con mis otros cuatros nietos no tardó en entrar, la casa en simples segundos se volvió lleno de gritos y risas, nada más lindo de ver a mis hijos y nietos todos juntos.

Lo mejor de la vida.

- Solo falta Sebastian - dice Izzy con melancólica mientras me abraza.

- Sabes como es su trabajo - digo dejando un beso en su cabello.

Ella solo asiente, toma aire reteniendo sus lágrimas y se pone lista para recibir a todos nuestros invitados mejor dicho a toda la loca familia que tenemos.
Mis padres siempre están orgullosos de la gran familia que hicimos.

- Papá, Sebas está en mi casa con su amiga así que los iré a buscar - me informa Dante, mi compañero en esta sorpresa que le daríamos a su madre.

Sebastian es mi hijo menor, es chef y se la pasa viajando por el mundo a veces en crucero u otras país por país descubriendo las diferencias culturas. Es muy poco lo que vemos en el año pero está vez le había dicho a su madre que no podría venir por trabajo lo que tenía a Isabel muy angustiada por eso, así que después de una larga charla con él pudo organizar su agenda para estar con nosotros.

Quiero ver la cara de mi esposa cuando lo vea de nuevo.

- Izzy lo hizo bien - comenta mi hermana a mi lado.

- Superó a la maestra - bromea Julian a mi otro lado.

- Dejé que tenga el control - se ríe Fran divertida.

- Creo que lo hicimos bien - afirmo observando a nuestra numerosa familia.

- Demasiado diría, creo que la llegada de Izzy no solo cambió tu vida sino la nuestra porque sin ustedes yo no hubiera conocido a Cata, no sería padre y mucho menos abuelo - afirma mi mejor amigo.

- Yo de seguro sería la vieja solterona de los gatos, nadie podría soportarme como lo hace Jayden -

- De eso no lo dudes - acoto ganándome un golpe de su parte.

Se escucha un fuerte grito que solo me hace sonreír, sabía lo que significaba.
Mi esposa estaba abrazada a nuestro hijo.

- Hola papá - dice Sebastian riendo mientras su madre no lo suelta.

- Lo sabías - murmura Izzy secando sus lágrimas.

- ¡Feliz Navidad! - exclamo uniendo al abrazo con ellos.

Verdaderamente todo iba genial, muchos niños corriendo por ahí y adultos bebiendo tranquilamente.

- Giovanni lo hará otra vez - comenta Julian entregando un vaso de whisky.

- Ya nada me sorprende de mi hermano -

Mientras esperaba a que se cumplan las doce, abrazado a mi esposa observando lo maravilloso de la vida, nuestra familia.

- Te amo, Nick - murmura ella.

- Te amo, Izzy - digo con una sonrisa y beso sus labios justo cuando cantan las doce.

- Otra Navidad juntos - agrega.

- Otra de muchas más - sentencio con mucha seguridad.

Se genera un fuerte alboroto justo cuando mi hermano Giovanni vestido de Santa Claus aparece haciendo que los niños griten desesperados al verlo entrar.

Definitivamente hay cosas que no nunca cambian.

Seguimos manejando la misma locura de siempre.

Extras (SAI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora