Francesca y Jayden.

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Sabía que algo le sucedía, que este tan tranquila y pensativa mirando por la ventana de nuestra casa solo significaba que algo en verdad la estaba preocupando y no era nada relacionado con su trabajo esto era más profundo, creo que ya tenía una cierta sospecha por dónde venía la cosa.
Conocía tan bien a Francesca, llevábamos más de treinta y dos años de casado, mis cuñados decían que me había ganado el cielo porque nadie podría soportarla como lo hago yo, tiene un carácter complicado pero su corazón es mucho más grande y eso es lo que me hizo enamorarme de ella años atrás, pareciera como si tan solo ayer fuera ese día que nos topamos en ese ascensor, hemos pasado tantas cosas que es inevitable que no sonría porque juntos formamos una maravillosa familia.

- ¿Qué sucede, cariño? - digo abrazándola por atrás.

Ella suspira. - Me preocupa Eric - contesta.

Sabía que ese era su problema, nuestro hijo menor.

- Es grande Fran - murmuro dejando un beso en su mejilla.

- Puede tener la edad que quiera siempre estaré preocupada por mis hijos, son mis bebés - exclama y me mira mal.

- Sabes lo reservado que puede ser Eric con su vida, después no quiero verte triste porque se enojó contigo - comento dejando otro beso en su mejilla.

- ¿No te parece que debería tener una novia por lo menos? - me consulta.

- Es su vida, cuando quiera sentar cabeza lo hará - digo suspirando.

Ella no va entender y estoy seguro que irá a buscar esa chica perfecta para nuestro hijo, definitivamente a Eric no le gustará para nada que su madre se meta en su vida.

- Pero Owen a su edad ya estaba casado y con un hijo - contraataca saliendo de mis brazos.

- Ellos son completamente diferentes y lo sabes muy bien Fran -

Owen es nuestro hijo mayor, está próximo a cumplir treinta y dos años, cuando estudiaba en la universidad conoció a su esposa, a esa mujer que quería pasar el resto de su vida junto a ella, ahora está felizmente casado y nos ha dado la dicha de ser abuelos de tres hermosos niños, Elliot y las gemelas Sophie y Emily.

Eric es nuestro hijo menor, está por cumplir sus veintiocho años, es abogado y está muy concentrado en crecer profesionalmente que en formar una familia. Le gusta disfrutar la vida porque todavía es joven y en verdad no ha llegado esa mujer por la cual dejaría su vida si fuera necesario, por ahora está bien como está y no nos corresponde a nosotros meternos en su vida, está grande.

- Para mí debería ya casarse - afirma mi esposa con convicción.

- Tú quieres más nietos, para competir con tus hermanos - digo chasquendo la lengua.

- Eso casi será imposible, Nick tiene diez, Julian seis y Gio siete nietos, imposible superarlos - comenta divertida.

- Los chicos se tomaron muy enserio lo de hacer crecer la familia - murmuro pensativo.

A veces se me hacía imposible creer como habían crecido mis sobrinos, la mayoría casado y con varios hijos, definitivamente crecen muy rápido parecía ayer cuando conocia a Demian o cargaba a la pequeña Olivia, al parecer yo era el que estaba viejo y sentía un poco de melancolía.

- Iré contigo al trabajo, voy a visitar a nuestro hijo - dice mi esposa tomando su cartera.

- Fran - musito negando la cabeza.

- Tú te callas y me llevas al bufete - ordena saliendo de la cocina de nuestra casa.

Sonrío negando mi cabeza, ella tenía una idea y nada la haría cambiar de opinión.

¿Qué sería de mi vida sin ella?

Cuando llegamos al estacionamiento del bufete, ya el auto de nuestro hijo estaba ubicado en su aparcamiento, pobre de él le esperaba una larga mañana.

- Se leve, no lo alteres - sugiero.

- Solo voy hablar con mi ingrato hijo que no ve a su madre hace más de dos semanas - declara bajando de la camioneta.

Pongo los ojos en blanco, nada la haría cambiar su pensamiento iba directo a decirle a mi hijo que debía buscar una novia y deje sus noches de fiestas.

Eric no lo tomará para nada bien.

- ¡Jessica! - escuchamos un grito y ambos nos detenemos.

- ¡Déjame, idiota! - exclama la chica vestida de policía.

- Me tienes súper cansado, loca - dice Eric molesto.

- ¿Loca yo? - lo confronta la mujer. - Eres un incompetente, prefiero que mi padre me maté antes de dejar mi profesión - agrega estando a milésima de metros de mi hijo.

- No te metas - susurro deteniendo a Fran que estaba a nada de meterse en la pelea.

- Estás loca - repite Eric.

- Idiota - contesta ella.

Eric toma el rostro de Jessica y estampa sus labios sobre los suyos, se besan como si no hubiera mañana pero lo que pasa después nos sorprende a ambos  porque ella se separa y le da un fuerte cachetazo para luego volverlo a besar.

- Te odio - sisea la chica cuando se separan.

- Y yo a tí - espeta nuestro hijo.

Ambos se miran con un supuesto odio que no era creíble y cada uno se marcha por su lado olvidando su pequeño drama de recién.
Automáticamente observo a Fran que tenía una gran sonrisa y me mira con cierta complicidad, ambos sabíamos a que nos hacía recordar este pequeño incidente.

- ¿Ella es? - dice mi esposa.

- Jessica Finocchiaro - respondí.

- Me gusta - afirma sin borrar su sonrisa.

- Francesca - digo suspirando.

- No dije nada Jayden, solo que me gusta el carácter de esa chica - comenta riendo.

- Diga lo que diga igual harás de la tuya, mujer - aseguro.

- Me conoces tan bien, mi amor - afirma abrazándose a mi brazo para que sigamos nuestro camino al bufete.

Pobre de Eric, lo que acababa de ver su madre sería un gran problema para él porque Francesca no dejaría de lado lo que vió.




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